Como un hecho sin precedentes se podría definir todo lo que ocurrió en torno al debut del varguense Ronald Acuña jr con los Bravos de Atlanta el miércoles.
La primera aparición del prospecto número uno del beisbol sobre los terrenos de juego de las Grandes Ligas paralizó, literalmente, a todos los que de alguna manera están involucrados con el deporte, tanto en Estados Unidos como en Venezuela.
Aunque fue en la jornada de ayer cuando Acuña jr. exhibió el potencial que lo tienen en la cúspide de los jugadores más promisorios al ser artífice de la victoria de los Bravos de Atlanta 7-4 sobre los Rojos de Cincinnati.
El litoralense en el primer turno de su segundo juego en las mayores estrenó su casillero de jonrones al conectar uno de 416 pies hacia el segundo piso de las gradas del jardín izquierdo del Great American Ballpark.
Su producción no quedó con el cuadrangular y en el octavo episodio también consiguió su primer doblete del año, que srivió para remolcar la carrera que a la postre significó la diferencia. En total se fue de 4-3, con dos anotadas, dos impulsadas y su promedio se estacionó en .444, producto de 4 hits en 9 oportunidades en el home plate.
Acuñamanía. Las expectativas generadas en el entorno de Ronald Acuña jr., si se usa una metáfora para ejemplificar la magnitud de las mismas, probablemente superen el tamaño del pueblo de La Sabana, al noreste del estado Vargas, de donde es oriundo el promisorio pelotero.
Quizás luzca como una exageración, pero no lo es. Un ejemplo de ello fue lo que sucedió en su primer turno como ligamayorista, que no se hizo esperar mucho, sino en la misma primera entrada del juego entre los Bravos y los Rojos.
En el momento de estacionarse en cajón de los bateadores del Great American Ballpark, todos los aficionados de los Bravos, y hasta algunos de los Rojos, que se encontraban en el recinto que sirve como casa de los escarlatas, se colocaron de pie para rendirle una ovación.
Acuña jr le hizo swing al primer lanzamiento del zurdo Brandon Finnegan y la pelota salió de su bate con tanta fuerza que alcanzó la zona de seguridad entre el jardín derecho y central, pero que tuvo como destino el guante del patrullero Scott Schebler.
La acción tuvo una reacción mediática inmediata. Las estadísticas hicieron acto de presencia a través de las diferentes plataformas digitales, señalándolo oficialmente como el venezolano 383 en jugar en el “big show”, el sexto en hacerlo esta campaña y el 24 que lo consigue antes de participar en la LVBP.
Aunque esos no fueron los únicos logros de su estreno. También se convirtió en el toletero de menor edad en jugar esta campaña, con 20 años y 128 días, y en el sexto más joven en estrenarse como jardinero titular de un equipo, tras Bryce Harper, Mike Trout, Andrew Jones, Miguel Cabrera y Ken Griffey jr. Lista que refleja el estatus actual del litoralense.
“Es un sueño hecho realidad”, le dijo Acuña a un periodista del Atlanta Journal Tribune a través de un intérprete al finalizar el juego del miércoles. «Solo le agradezco a Dios por esta oportunidad. Es increíble”.
Sencillo por el medio del campo
Turno tras turno los focos de las cámaras seguían cerniéndose sobre su humanidad. Todos con un mismo objetivo: captar el momento exacto del primer imparable de Acuña jr, que no llegó sino hasta el octavo episodio, en su quinta visita al plato de la noche. Fue un sencillo de roletazo por todo el medio del campo ante un envío en recta de 94 millas por hora realizado por el derecho Kevin Shackelford. En su llegada a la primera base fue felicitado por su coach y en el dogout de Atlanta la celebración no faltó.
“Nada pareció afectarlo”, dijo el mánager de los Bravos, Brian Snitker, sobre Acuña. “No se sintió abrumado por nada. Él simplemente salió y jugó su juego”.
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