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La gira de Nicolasito

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El papá en Moscú y él en los barrios de Caracas, sostiene, y en ronda de visitas a emisoras y canales de televisión. Aspira a repetir en la Asamblea Nacional, donde ha representado a La Guaira, ahora lo hará por la capital. El partido se lo impuso. Él, modesto, admite que no sabe hacer muchas cosas pero, advierte, sí sabe obedecer.

Nicolás Maduro Guerra tiene 34 años, es padre desde los 15, se presenta como economista y cuenta que está cursando un posgrado en la Universidad Católica Andrés Bello. Es economista de la escuela de Deng Xiaoping por aquello de que no importa el color del gato con tal de que cace ratones. Nicolasito se apoderó de la frase sin pagar derechos de autor. Será que los acuerdos con China lo permiten.

Nacido en la zona caraqueña de El Valle vive en un apartamentico por otro lado, por cuestiones de seguridad aunque afirma, sin duda, que en Venezuela reina la paz. En el partido ejerce de vicepresidente de Asuntos Religiosos –“yo soy católico, creo en la Iglesia”-, fiel intérprete de un programa con fondos suficientes ideado por su padre para visitar parroquias y diócesis y sumar pastores a la causa. Una evangelización al revés.

Su gira mediática ha suscitado más de un alboroto. Para las emisoras y otros medios que sobreviven a la mortandad ejecutada por Conatel debe ser muy cuesta arriba negarse a entrevistar al hijo del jefe del régimen. Incluso hay que cuidar el qué y el cómo se pregunta. El país es una dictadura, según expertos y los hechos. Para un periodista, en rigor a su oficio, tampoco le es propio censurar a un personaje, porque sea abusivamente simpático o todo lo contrario. Otra cosa es que luego se haga con más o menos tino.

Nicolasito va a seguir siendo diputado, que no quepa ninguna duda. Quizás aspire a más: ser de la troika directiva de la Asamblea, sentarse a la derecha de Jorge Rodríguez, con chance a sustituirlo algún día. Al tiempo que visita barrios, los caraqueños reciben en sus teléfonos mensajes del heredero: “Soy Nicolás Ernesto Candidato a Diputado para Caracas. No vine a prometer vine a caminar contigo porque me importas”. Y otro: “Cuando hace falta no mando a nadie yo mismo soy porque resolver es mi compromiso.”

Cada día Nicolasito, o la gente que trabaja para él, manda uno de sus pensamientos, usando una base de datos que no identifica. Lo bueno es que después del 22 de mayo, cuando termine esta campaña desabrida, el diputado Maduro Guerra, resuelto, se ocupará de otros asuntos. 

 

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