Por PEDRO LASTRA
Ya hablaremos de nuestra juventud
Ya hablaremos de nuestra juventud,
ya hablaremos después, muertos o vivos
con tanto tiempo encima,
con años fantasmales que no fueron los nuestros y días que vinieron del mar y regresaron
a su profunda permanencia.
Ya hablaremos de nuestra juventud
casi olvidándola,
confundiendo las noches y sus nombres, lo que nos fue quitado, la presencia
de una turbia batalla con los sueños.
Hablaremos sentados en los parques
como veinte años antes, como treinta años antes, indignados del mundo,
sin recordar palabra, quiénes fuimos,
dónde creció el amor,
en qué vagas ciudades habitamos.
Reflexiones de Aquiles
A María Cecilia y Julio
Ya se sabe, y lo dicen los textos escolares
que repiten a Homero,
que sólo en mi talón residía la muerte.
Nadie supo en verdad
cuán vulnerable fui
a pesar de la gracia de los dioses.
Canción del pasajero
A Eugenio Montejo
Me despido del siglo
que nos llenó de ruidos y máquinas
y desterró el silencio
y alargó nuestros días
sobre asolados campos.
Copla
Dolor de no ver juntos
lo que ves en tus sueños
Serial
Y éramos inmortales. Nuestras flechas
daban justo en el blanco:
el Gran Jefe piel roja caía sin remedio.
Las hermosas muchachas eran siempre las mismas
y nos miraban con orgullo.
Reivindicación del astrolabio
El astrolabio ha caído en desuso
y hoy todos celebran la eficacia de los instrumentos modernos.
Yo sostengo que se trata de un error lamentable
en el que los antiguos no cayeron jamás
(el sol era un pretexto).
Aunque no lo dijeran
no ignoraban
que el astrolabio mide la altura del amor,
de las estrellas
que su poder instala en el espacio.
Plinio Revisitado
Yo también, Cayo Plinio, me admiro como Ud.
cada día
de las grandes
y pequeñas costumbres de la naturaleza.
Tal vez si UD. volviera,
Cayo Plinio,
vería nuevas cosas
y una sola costumbre,
porque la muerte sigue igual.
Dibujo con un lápiz las alas de los ángeles
Y se acercan y abren la puerta, y me rodean
animales perdidos, al fin juntos
en el jardín, los cuartos, conducidos
a mi lado por ángeles,
y tú no estás y dónde y todo ocurre
aquí mismo contigo
con los ángeles.
Eso es todo
Y vinieron los días
ajenos a sí mismos,
y de nuevo el destello,
la visión en el muro,
gotas de una clepsidra diciendo desde lejos
la medianoche del agonizante. Alguien enmarañaba
lo que fue, lo que es,
eso es todo:
ecos envejecidos, muy cansados
de pasar por la vida.
Espero cada día que cante la sirena
Yo no pienso taparme con cera los oídos:
apenas cante la sirena
bogaré hacia la orilla
sorteando las aguas resonantes,
las agitadas olas que dibujan tu rostro.
La otra versión
La otra versión es la que escribo en sueños,
una voz que la letra retiene
repitiéndola
como una línea de Robert Desnos:
tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.
La otra versión eres tú, sigilosa,
cuando tus días pasan de largo a mi lado,
cuando el viento derrama
tu cabellera sobre mi memoria.
Nostradamus
El futuro no es lo que vendrá
(de eso sabemos más de lo que él mismo cree)
el futuro es la ausencia
que seremos tú y yo
la ausencia que ya somos
este vacío
que ahora mismo se empecina en nosotros.
Fascinación del vacío
Si hoy hubieras llegado
por la carretera del sur,
si hubieras llegado, como te digo,
a la hora en que las apariciones nocturnas
suelen tomar su sitio en la realidad que las supone,
y despiertan a los dormidos
para restituirlos a su pasión original,
nada me quedaría por escribir de esta pequeña historia de viaje
en la que eso no sucede
y yo sigo buscándote en la carretera del sur.
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