El título de este artículo es también el título del ciclo de charlas que terminó el pasado miércoles y que fue organizado por Cedice Libertad, Instituto Mises Venezuela y el Observatorio de Propiedad de Cedice Libertad (ODP).
Aunque pareciera existir un ambiente de cierta mejoría en el país y se crea que los temas de propiedad dejaron de ser importantes, Rocío Guijarro, gerente general de Cedice, y yo pensamos justamente lo contrario.
Desde el ODP organizamos este ciclo a través de 4 charlas con ponentes que tienen una clara y sólida línea de investigación.
La primera charla estuvo a cargo de Ricardo M. Rojas, «La inflación como delito». Rojas exponía que «los billetes que son sobreemitidos por los gobiernos pierden valor de cambio -como ocurriría con cualquier otro bien-». La inflación es la «pérdida del valor adquisitivo del dinero como consecuencia de incrementar la cantidad de dinero».
«Esto es responsabilidad única y exclusivamente de los gobiernos (…) El Estado deliberadamente establece una moneda monopólica, de curso forzoso, que no es un bien sino pedazos de papel que emite indiscriminadamente y a través de la emisión le va quitando valor adquisitivo a esa moneda».
Y como ha expuesto en su más reciente libro, se trata de una violación de la propiedad; de delitos contra la administración pública (por abuso de autoridad o incumplimiento de los deberes del funcionario) y delitos contra la fe pública (quitándole valor al dinero que emite y al que tenemos en nuestros bolsillos).
Posteriormente tuvimos la oportunidad de escuchar a Martin Krause con el tema «La propiedad en la literatura». El valor del trabajo del profesor Krause es encontrar en la literatura referencias a la propiedad aunque no haya sido la intención de los autores.
Sus principales obras sobre este tema son La economía explicada a mis hijos y Borges y la economía, siendo este último un gran desafío porque a Borges no le interesaba la economía. Extrajo muchas lecciones de El Principito, principalmente con el cuento del hombre de negocios que contaba y contaba estrellas y para él eso era poseer.
El Principito no entiende, y con razón. Los atributos de la propiedad se refieren a cuando puedes disponer sobre ella, regular las pautas de su uso, excluir a otros de ese recurso. El hombre de negocios del cuento no parece capaz de ejercer ninguno de estos recursos. Contar no quiere decir nada.
La tercera charla, a cargo de Roberto Hung, nos presentaba un tema retador e innovador, «La propiedad y el blockchain». Así como estamos hoy en día en presencia de la web3 y de la blockchain3 también podría pensarse en una propiedad 3.0.
Hung, partiendo de las tesis del profesor Enrique Ghersi, afirmaba que existe un número «apertus» de derechos reales.
La blockchain y la web3 son espacios ideales para crear nuevos derechos de propiedad.
Finalmente, terminamos el ciclo Temas álgidos de propiedad con Antonio Canova y «La propiedad y la educación».
Su línea de investigación es ver cómo se organizan las sociedades de una mejor manera y eso pasa por ver cómo se puede organizar la educación, especialmente en jóvenes y niños.
Cuanta mayor libertad exista, mejor funcionan las cosas. Así ocurre con el mercado, con el Derecho, el lenguaje. La educación no es una excepción en esto.
Para Canova es una relación perfecta «monopolio estatal, planificación y la educación como derecho social». También es una relación perfecta «libertad, mercado, competencia y educación como un bien de mercado».
A través de un Estado de Derecho monitorearon Petare y Montalbán de Carabobo sobre las soluciones privadas a las que acudieron las comunidades ante la precariedad de la educación pública. Emprendimientos educativos con apoyo de los padres fue lo que consiguieron.
Sólo en Montalbán consiguieron a mitad del año pasado 63 microescuelas espontáneas, porque no eran sólo reforzamiento. 1 de cada 4 niños acude a estas soluciones. Los resultados son más que satisfactorios.
Montalbán es piloto, pero la intención es que la investigación se amplíe a todo el país. Propiedad Libertad y Educación (no estatal, no impuesta, no gratuita) es el paradigma.
Desde el ODP estamos convencidos de la necesidad de insistir en estos temas porque las violaciones de los derechos de propiedad y la precariedad de su situación no han cesado. Seguiremos con la divulgación, la investigación y la denuncia desde el ODP.
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