El conocimiento de la historia es una pasión compartida por mucha gente. Siempre se dice que a través de este se evitan errores del pasado. Pero, en general, no se puede negar que sin el conocimiento del pasado es imposible entender el presente, ni intentar predecir el futuro.
Con la aproximación a la historia surgen, además, anécdotas que parecerían más de una serie de ciencia ficción que de una realidad concreta. Que Hitler no fuera alemán, Napoleón no fuera francés, ni Stalin ruso, parece más una broma de la historia que un hecho real constatable.
Siempre me llamó la atención, también, que Alejandro Magno, uno de los grandes conquistadores de la historia, tuviera como tutor a Aristóteles, el gran filósofo griego. Recuerda esto a estas series de televisión donde protagonistas de batallas distintas se cruzan y representan un mismo capítulo.
La historia es siempre presa de la manipulación, pero, ¿es posible una historia sin manipulación? Es fácil ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio.
Los manipuladores de la historia no suelen mentir, simplemente dan más importancia a unos hechos que a otros. Y, por supuesto, el vencedor es el que escribe la historia.
El principal enemigo de una historia objetiva es el nacionalismo. Existen múltiples ejemplos de “padres de la patria” que, como se ha dicho anteriormente, no es que sea falsa su historia, sino que se engrandece y multiplica por cien su importancia.
La mejor manera de salir de ese bucle no es atacar los mitos de la historia de los otros países, sino atacar los propios, para librarse de ese adoctrinamiento, que suele venir por los libros de texto, y así, tener una mente despejada para afrontar la realidad con sus luces y sus sombras.
En cuanto a la historia universal, varios son los hechos que me llaman poderosamente la atención. ¿No fue quizás la casualidad lo que hizo que se crearan muchos de los más grandes imperios?, o dicho de otra manera ¿no fueron acciones defensivas lo que originó dichos imperios.
Alejandro Magno derrotó a los persas cuando estos intentaban conquistar su país, y, al hacerlo, se quedó con todo un imperio a sus pies que no tuvo si no que ir sometiendo poco a poco. Los romanos derrotaron a los cartaginenses, en un enfrentamiento a vida o muerte, y al hacerlo, también construyeron un gran imperio. España y Portugal descubrieron y conquistaron América, pero no fue, entre otras cosas, sino por los avances en navegación que se produjeron en la época y por estar en la parte más occidental de Europa.
Me llama también mucho la atención la lavada de cara de las tribus bárbaras responsables de la caída del imperio romano. Su cristianización hizo que se civilizaran en gran medida. Pero sin duda muchas veces no se tienen en cuenta que implantaron el feudalismo y que la aristocracia que mandó en Europa muchos siglos eran descendientes de dichos bárbaros.
En una ocasión le comenté a un compañero que según pasara el tiempo habría menos guerras, porque el ser humano se haría más civilizado. Él me comentó que este era un pensamiento progresista, y que el ser humano no evolucionaba, sino que mantenía siempre su misma forma de actuar.
Progresista o no, creo que desde la Segunda Guerra Mundial se produjo un cambio radical en la historia del ser humano. Quizás debido a la existencia de la bomba atómica. Ya nunca podría haber guerras totales como las había habido hasta ahora. Espero no equivocarme, pero una nueva era de paz y entendimiento surgiría. Por mucho que haya pequeños sátrapas que se empeñen en luchar contra ello.
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