Una de las características más notables del estilo del maestro pianista Eddie Palmieri es su comprensión profunda de los ritmos latinos. Su manera de tocar deja muy en claro que el piano es un instrumento de la fila de percusión. Disfruten a continuación este testimonio de Ernest Philip Newsum, un gran percusionista norteamericano, alumno de la Orquesta de Larry Harlow y de La Perfecta del mismo Palmieri en la década de los sesenta:
“En un número que Eddie grabó, la orquesta llegaba a la parte de solo de timbal y Eddie comenzaba a tocar su montuno en el piano dando el apoyo para el solo, yo sentía que el estómago se me volteaba. Quiero decir, ¿quién no daría su mejor esfuerzo teniendo a un pianista detrás de ti apoyándote con ese montuno de esa manera? Con cada nota es como si sus dedos llegaran al fondo de la tierra. Si tú eres un percusionista en esa situación, tú tienes que ir tan profundo como él. No quieres quedarte en la superficie porque eso sería débil. Tienes que estar ahí con él, en los intestinos de la tierra. Como espectador, yo no ponía mucha atención al solo de percusión sino a lo que hacía el piano, a cómo Eddie apoyaba el solo. Su expresión es la de alguien que está llegando a las entrañas de la música para apoyar a toda la orquesta. ¡¡Fantástico!!”.
Eddie Palmieri siempre ha tenido un estilo muy percusivo para tocar el piano. Su mano izquierda es como la de un boxeador lanzando jabs y agotando a su oponente hasta que “bum”, lanza un recto de derecha demoledor que deja al oponente fuera de balance, para de nuevo abrir paso otra vez a los jabs. Ya desde comienzos de su carrera mostró una independencia rítmica que se convertiría en su sello personal, acompañándose con la izquierda en un patrón fijo, mientras la derecha improvisaba en ritmos independientes.
La historia es que a los 8 años comienza a tocar el piano. A los 11 inicia estudios con Miss Margaret Allison Bonds, compositora y pianista clásica de raza negra, quien sería una de las primeras en ganar reconocimiento en Estados Unidos por sus obras. El pequeño Eduardo tomaba clases con Miss Bonds los sábados en un estudio que ella había rentado en el famosísimo Carnegie Hall en la 7ma Avenida con la calle 57 en la Gran Manzana. Eddie fue incluso seleccionado junto con otros estudiantes para participar de un recital de piano a los 11 años en el mismo Carnegie Hall. Pero de repente, a los 13, no quiere tocar más el piano. Ahora quiere tocar timbales y se une al grupo de su tío Chino llamado Chino y su Alma Tropical. Este grupo, según cuenta Palmieri, tocaba en cualquier lugar que los contratara, y sería para él su primera experiencia profesional. Alguna vez leí un relato maravilloso del propio Palmieri en el sitio descarga.com, donde relataba sobre un baile que tuvieron en un sitio al norte del estado -Upstate New York- al que le encantaba ir porque tenía una piscina. Sin duda, la motivación más de un niño que de un músico profesional adulto.
La historia de los timbales termina dos años después, cuando Eddie decide venderlos y volver al Piano. La historia es que quien logró encarrilarlo de vuelta fue la Isabel Maldonado-Palmieri, la madre de Eduardo y Carlos Manuel, una talentosa costurera que había llegado a Nueva York en 1925 procedente de Ponce, Puerto Rico. Cada vez que tenían que salir a tocar, Eddie los timbales y Charlie el piano, ella astutamente le decía al menor: “Mira que elegante y ligero va tu hermano Charlie a tocar y tú en cambio tienes que salir cargando esa maleta inmensa con los timbales”. Charlie salía -y volvía- impecable, llevando sólo un portafolio con sus partituras bajo el brazo. Eddie, en cambio, tenía que llevar las pailas, las campanas, atriles y todo lo que hiciera falta para ser el timbalero del grupo. Quienes hemos cargado tambores alguna vez sabemos que la señora Isabel, tarde o temprano lograría su objetivo. Eddie volvió a la banqueta del piano para convertirse en una de las figuras más prominentes del jazz y la música latina en Nueva York y en el mundo.
Eventualmente en sus conciertos, se siente animado y toma las baquetas para hacer un solo de timbal y recordar aquella época fugaz de su adolescencia que seguramente le aportó una conciencia rítmica que sería fundamental para el estilo pianístico que finalmente desarrolló.
Coda: Es común escuchar entre músicos la máxima “es mejor tocar menos notas, pero con sabor”, el primo caribeño de “Play less, say more”, tan popular entre los músicos de jazz. También “el ritmo es todo en la música”. Eddie Palmieri ha sido un abanderado de ese concepto. Eso le ha dado un sello particular desde el inicio de su carrera, una “voz”, algo codiciado por cualquier artista de cualquier disciplina en este planeta. Palmieri desarrolló un concepto musical integral a partir del ritmo. Las síncopas y los silencios del timbal de Manny Oquendo y la marcha infalible de Tommy López (dos de sus aliados en La Perfecta) parecen vivir en las teclas de su piano y en sus constantes demostraciones de que el ritmo -y más en la música de descendencia negra- lo es todo.
Alejandro “Ale” Marquis es músico, melómano y productor de contenidos. En su canal de YouTube se ha dedicado a resaltar el legado de los maestros pianistas de la llamada salsa. Creador junto a Luis M.Guzmán del podcast Querida Salsa, disponible en las principales plataformas de difusión.
@alemarquis
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