En días recientes la muy conocida revista estadounidense Rolling Stone, publicó su lista de “Los 50 mejores álbumes de salsa en la historia”. El periodista Ernesto Lechner fue el encargado de realizar esta tarea, poco menos que titánica, y en mi humilde opinión, prácticamente imposible de lograr. Aunque no es la primera vez (y parece que no será la última) que Rolling Stone publique algo en sus páginas que pueda resultar siendo controversial. Especialmente cuando se refiere a estas listas de los 100 o 200 mejores artistas, cantantes o grupos. Cada vez que la revista lanza un ranking de este tipo, inevitablemente se crean grupos de adoradores y detractores. La revista es señalada por crear estos artículos sin tener una base fuerte, por no contar con datos duros, sino que al parecer en ellos priva principalmente la subjetividad de sus escritores. Por ejemplo, Billboard y iHeartRadio utilizan datos de venta o de reproducciones para compilar sus listas de este tipo.
Antes de entrar de lleno en lo que pienso sobre la lista, quiero dejar claro que el trabajo realizado por Ernesto Lechner es admirable. Resumir 60 años de música hecha al mismo tiempo en varios puntos geográficos (Nueva York, Puerto Rico, Venezuela, Colombia), en 50 álbumes no es tarea sencilla, sobre todo cuando el género del que estamos hablando ha sufrido con el pasar de los años, una serie de transformaciones que cambiaron sensiblemente el carácter de la música y su objetivo sociocultural.
Lechner delimita el universo de la muestra de esta manera: “Esta lista se centra estrictamente en el movimiento salsero desde mediados de los sesenta hasta la actualidad. No aborda la era del mambo de los años cincuenta, ni los primeros íconos de la protosalsa, como Tito Rodríguez o Benny Moré. Y el sonido aventurero de la música cubana (incluidos el songo y la timba) pertenece a una lista aparte, por lo que aquí no encontrarán a Los Van Van ni a NG La Banda”.
Esto me parece absolutamente correcto, pues -en teoría- la salsa comienza a cocinarse en Nueva York en 1964, año de creación del sello Fania, así que todo lo que se hizo antes en la época dorada del Palladium y los Big Bands, y lo que se hizo en Cuba en paralelo luego de la llegada de la revolución, no es considerado como salsa. ¿Que la música de Tito Rodríguez, Machito y (Tito) Puente influyeron en la salsa? Absolutamente. ¿Que la “mata” de la salsa nació en Cuba? Sin duda. Pero siempre volvemos al mismo lugar: la salsa es la expresión del barrio nuevayorquino ante el mundo hostil que estaba dentro y fuera de ese gueto. Y del barrio de Nueva York viajó, quizás gracias al inconsciente colectivo, al barrio caraqueño, al de Medellín, al de San Juan, al de Cali o al de Lima y hasta el último rincón del mundo donde un latino quisiera expresar su rabia mientras echaba un pie. Ese para mí sería el criterio que debería privar en una lista de los 50 mejores álbumes de salsa de la historia, y a partir de ahí comienzan mis diferencias (totalmente subjetivas) con la lista de Rolling Stone. Menciono algunos álbumes que no están en la lista y que inobjetablemente están en el corazón de la expresión salsera.
1. Conjunto Libre, Con salsa, con ritmo (Volumen I).
La orquesta codirigida por Manny Oquendo y Andy González, que comienza siendo una extensión de La Perfecta de Palmieri, pero también y más importante, una embajada del sentir boricua en la ciudad de los rascacielos.
2. Willie Colón, El Malo.
Cuando hablamos de latinos expresando su rabia a través de la música, probablemente la cara más visible de esto está representada en este álbum debut de un adolescente Willie Colón. Una orquesta que sonaba tan mal que Héctor Lavoe tuvo dudas de unirse a ella, pero que al mismo tiempo era tan auténtica y tan atinada con el concepto de la Salsa, que marcaría un camino a seguir para otras orquestas jóvenes de la época.
3. Ray Barretto, Que viva la música.
Antes de la mayoritaria deserción que sufriera el “manos duras”, logran grabar este disco antológico que se mueve con fluidez entre lo típico y lo vanguardista. Una característica que sería fundamental para los arreglistas de todo el movimiento.
4. Markolino Dimond y Frankie Dante, Beethoven’s V.
Hay muchas razones por las que este disco no puede quedar fuera de ninguna lista de joyas de la salsa. Me remito a decir que probablemente sea la combinación más acertada en cuanto a músicos, arreglistas, compositores e intérpretes que se haya grabado, léase bien, en toda la salsa.
5. Frankie Dante, Los Coquetones.
El más “outsider” de todos los cantantes de la salsa. De voz agria, de personalidad irreverente, auténtico representante del barrio con una mezcla de culturas en la cabeza que probablemente lo hiciera sentirse más cómodo hablando inglés pero que se obligaba a enviar su mensaje en el español Niuyorrican.
6. La Sonora Ponceña, El gigante del Sur.
El álbum con la versión original de Boranda y su antológico solo de piano con Papo Lucca haciendo scatting acompañando el fraseo en las teclas.
7. Ismael Rivera, Traigo de todo.
«El Nazareno», «Witinila», «Satélite», «Orgullosa», «Qué te pasa a ti». Un álbum que no tiene desperdicio con la voz del Sonero Mayor, auténtico representante del barrio puertorriqueño en Borinquen, apoyado en los arreglos y el piano del cubano Javier Vásquez.
8.Héctor Lavoe, La Voz,
El álbum debut del cantante de los cantantes, producido por Willie Colón y con el piano del gran Mark Dimond. ¿Se puede pedir más?
Además, falta la Alegre All Stars, Chocolate, Los Kimbos, Jimmy Bosch, 8 y Más. Otros de Eddie Palmieri, de Larry Harlow, de Roberto Roena y de Willie Rosario, tanto o más icónicos que el escogido. Como venezolano, además, resiento en esta lista la falta de los Dementes de Ray Pérez, del Trabuco Venezolano, del Grupo Mango, de Bailatino, de Porfi Baloa. La salsa venezolana es muchísimo más que Oscar D’León y la Dimensión Latina. Entiendo que solo hay espacio para 50 y que no pueden entrar todos, pero así como digo que faltan artistas y álbumes, también menciono los que a mi juicio no deberían estar en esta lista siguiendo el criterio planteado anteriormente, como Luis Enrique, La India, Marc Anthony, Gilberto Santarrosa, La Lupe, Tito Puente y Machito. Y por favor no me tomen a mal. Todos son artistas de probada calidad, pero pertenecen a otras listas.
Ojalá Rolling Stone le dé la oportunidad a Ernesto Lechner de profundizar en el género, de hacer la lista de los mejores álbumes del boogaloo, los de la salsa dura, los de la salsa bailable, los de la salsa conciencia, los de latin jazz, y todas las otras que se les puedan ocurrir. Creo que se haría justicia con este género que amamos tanto y que representa tanto para quienes lo llevamos en las venas.
Ale Marquis es músico, melómano y creador de contenidos. En su canal de YouTube se ha dedicado a resaltar el legado de los maestros pianistas de la llamada salsa. Creador junto a Luis M.Guzmán del podcast Querida Salsa, disponible en las principales plataformas de difusión.
@AleMarquis
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