Hace pocos días concluí la lectura del más reciente libro publicado por el reconocido autor Yuval Noah Harari, titulado en español: Nexus: Una breve historia de las redes de información desde la Edad de Piedra hasta la IA. Tiene varias semanas en los primeros lugares de la lista de los libros más vendidos en España ˗novelas y ensayos˗. Viene precedido de la fama obtenida por haber vendido 45 millones de ejemplares de sus libros en 65 idiomas, de los cuales la mayor proporción corresponde a Homo Sapiens, el que le ha deparado los mayores elogios y consolidó su posición como uno de los pensadores más preeminentes de la actualidad.
Mi recomendación es que lean Sapiens primero. Este libro es una exploración profunda de la historia de la Humanidad, no desde la perspectiva de contar lo que aconteció sino de las razones por las que tales acontecimientos se produjeron en la historia. Enfocándose en las causas y motivaciones que han impulsado la dinámica de los cambios más trascendentales, Harari sobresale por su habilidad para sintetizar extensos períodos históricos y conectarlos con los desafíos contemporáneos. Nexus es una progresión lógica de Sapiens, porque elaborando a partir de las ideas centrales ya presentadas en esta obra previa, nos presenta ahora la historia de las redes de información desde los inicios de nuestra evolución como raza humana hasta estos tiempos de la inminente dominación de la Inteligencia Artificial (IA). Tiempos que, por cierto, Harari percibe como peligrosos.
En la segunda parte de Nexus, su autor se centra en el impacto político de la IA tanto en escenarios democráticos como en los de mayor perfil autocrático. Analiza los riesgos y desafíos que le significan a la Humanidad el crecimiento exponencial de la participación en las redes de información de agentes no humanos o algoritmos de IA, con capacidad para procesar información, aprender, tomar decisiones de forma autónoma y constituir cadenas de información computadora˗ computadora en las que los seres humanos hemos sido excluidos de los necesarios lazos de control. También advierte sobre los problemas de erosión de la privacidad ˗la vigilancia algorítmica˗, el impacto en el mercado laboral de la IA y el tema de la manipulación de la información en las redes sociales y la creciente difusión de fake news. El modelo de negocio de las grandes corporaciones tecnológicas ˗Youtube, Facebook, etc.˗ incentiva el diseño de algoritmos que persiguen maximizar, ciegamente, la cantidad de tiempo que los usuarios pasan en sus respectivas plataformas y la frecuencia con la que interactúan con sus contenidos. A los fines de lograr este objetivo, los algoritmos, que se mantienen en un estado de continuo entrenamiento con millones de usuarios, han aprendido que promover contenido generador de emociones fuertes es lo que les rinde mayores beneficios en la consecución de la meta de mayor adhesión usuaria. La indignación y la controversia generan mayor participación y este mecanismo de recompensa lleva a la propagación de información falsa y sensacionalista. Harari aporta en Nexus interesantísimos y variados ejemplos sobre este inquietante asunto.
Hay quienes prefieren el Harari historiador, campo en el que se moviliza con grácil funcionalidad, que al Harari más político que pretende pontificarse como oráculo de un futuro apocalíptico, según señalan algunos críticos. A mí, la verdad, esta segunda parte me pareció bastante interesante, aunque, definitivamente, pierde algo de brillantez cuando se compara a la primera parte contentiva de un análisis más histórico en la línea de lo que ya conocimos con Sapiens. A efecto de poder comentarles el contenido de esta primera parte, me resulta demasiado tentador referirme a una idea central desarrollada en el primer libro suyo.
Expone Harari que el factor determinante para que el hombre se haya convertido en la especie dominante en el planeta, es la capacidad que se desarrolló en nuestro cerebro para comunicarnos y ser capaces de crear realidades imaginadas transmisibles mediante el uso de palabras. En los inicios de la revolución cognitiva, los seres humanos comenzaron a hablar de los espíritus tribales que, si bien no existían en un sentido objetivo, sirvieron para fortalecer la cohesión social y la cooperación grupal. Estas ficciones compartidas fueron haciéndose más complejas, en modo progresivo, contribuyendo a crear redes de cooperación cada vez más amplias. Harari las define como las realidades intersubjetivas que existen en un espacio compartido entre las mentes de muchas personas. Primero fueron los mitos o creencias religiosas, luego vinieron las leyes, el concepto de naciones e incluso el dinero ˗las monedas y los billetes no tienen valor intrínseco, solo han adquirido valor como consecuencia de un acuerdo de cooperación que permite utilizarlos para intercambiar bienes y servicios˗.
En Sapiens, el hilo de la historia se construye a partir de ese surgimiento de las redes de cooperación y cómo ellas han ido evolucionando. Obviamente, estas redes llevan, por su naturaleza intrínseca, adosadas a ellas las redes de información, las cuales también han ido transformándose por razones tecnológicas: la impresora de Gutenberg, el advenimiento del telégrafo y la radio, etc., hasta llegar a esta explosión comunicacional de la que hoy somos testigos. Nexus nos aporta una visión perspicaz del impacto que han tenido todos estos cambios en las redes de información sobre la historia política, social y económica de la Humanidad. El paralelismo es muy claro y por ello sostengo que vale la pena aproximarse a Sapiens y Nexus como un dos en uno. Con el añadido en su más reciente entrega, además de la enriquecida relectura de la historia, de una invitación a valorar desde una perspectiva más crítica las implicaciones éticas y sociales de la revolución digital.
Nota: Este artículo fue preparado con la ayuda de una nueva aplicación de IA desarrollada por Google (solo en web): NotebookLM. ¡Una pasada!
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