La teoría del realineamiento electoral fue desarrollada por V.O. Key Jr., quien identificaba casos de elecciones críticas en los cuales se había cambiado bruscamente el patrón electoral preexistente. Esas elecciones se caracterizaban por un gran involucramiento de los votantes y reajustes de las relaciones de poder. Según Key, en esos casos el comportamiento electoral de grupos específicos se mueve hacia una homogeneidad partidista. Este es el origen de lo que se conoce como realineamiento crítico. Los cambios dan como resultado una nueva estructura de poder político que dura décadas, reemplazando a una coalición dominante más antigua.
La elección de Trump en 2016, qué duda cabe, fue una elección de realineamiento. Hay muchos elementos que describen la elección de 2016 como una de realineamiento, pero sólo voy a señalar una -la más resaltante- pues en el análisis de la actual ahondaré en esos elementos: hasta esa elección el voto de las clases bajas y medias era fundamentalmente demócrata, al igual que el de las minorías.
Trump hizo que se efectuase un realineamiento electoral al voltear la demografía del voto: el republicano pasó a ser predominante de los hombres blancos de clases bajas y medias, con un incremento sustantivo del voto de hombres de las minorías de esas mismas clases. Aunque más exacto es decir que la dirigencia demócrata con su obsesión de lo políticamente correcto, su guerra cultural que enfatiza las ideas woke e identitarias, abandonó ese voto desde Obama (y ha insistido en eso hasta Harris) y que Trump lo que hizo fue ser sagaz para captar ese vacío. Mi opinión es que la elección de 2020 fue un accidente en ese realineamiento provocado por el fenómeno descrito de alineación de las clases populares de los demócratas y su conversión en republicanos. Ese accidente fue principalmente causado por el mal manejo de Trump de la epidemia de covid permitiendo así el triunfo de Biden. Pero el realineamiento ya estaba hecho, no era, sino que Trump hiciese lo que hizo, ahondar en la captación de ese voto para volver a la Casa Blanca como lo ha hecho el martes. Nos dedicaremos a analizar las causas de ese triunfo de Trump, que insisto constituye un realineamiento electoral, los republicanos han construido una nueva estructura de poder debido a los siguientes factores:
- El secuestro de los demócratas por la élite progresista: el partido se ha convertido cada vez más en el de las clases altas de las ciudades, propias de la economía de servicios con un discurso de la guerra cultural gramsciana, que ha sustituido la lucha de clases por la lucha identitaria, creando conflictos inexistentes (blanco-negro, hombre-mujer, heteros-homos, etcétera), para lograr la hegemonía cultural.
- Biden: en primer lugar, su desastrosa política económica (Bidenomics) que aparentemente tiene muy buenos resultados (indicadores) que presentar, pero que lo son sólo para esa clase alta que constituye su base electoral, pero no para el grueso de la población, como acertadamente los señala Ruchir Sharma (https://www.ft.com/content/8af2ad3b-dca0-4add-bbc8-55fc28184f34?accessToken=zwAGJkcXVEC4kdOK8q073KBK3dO7yFX8KBhPNA.MEYCIQCQkxjgmfHIPA8JMy2YmLUxrl385XNIY_voG9eQApjZXwIhAJGxUlH1BJ8Q3le3MuDnMYdm8omBFM-beN3JeUC2CibB&sharetype=gift&token=51fcbffb-20c0-470c-95bb-fc333fa5127c ), “El auge económico de Estados Unidos es un espejismo” , él explica que su economía luce inusualmente sólida, sin embargo, los votantes siguen siendo pesimistas sobre sus perspectivas económicas y financieras”. ¿Por qué? El crecimiento de Estados Unidos es un espejismo para la mayoría de los estadounidenses, impulsado por el aumento de la riqueza y el gasto discrecional de los consumidores más ricos, y distorsionado por las ganancias crecientes de las corporaciones más grandes. Los tiempos parecen buenos, pero este crecimiento es desigual, frágil y depende en gran medida del gasto y el endeudamiento del gobierno, que suele ser el prestamista de última instancia.
Añade Sharma que “los auges se financian con el aumento de la deuda del sector privado. El gobierno aumenta su endeudamiento sólo más tarde, para ayudar a amortiguar el impacto después de que el auge fracasa. Esta vez, el gobierno toma la iniciativa: el déficit se ha más que duplicado en la última década hasta superar el 6% del PIB y va camino de expandirse aún más en los próximos años. La deuda pública está en explosión: ha aumentado 17 billones de dólares en la última década, igualando en 10 años el aumento de los 240 años anteriores, casi desde la independencia de Estados Unidos”.
En resumen, la Bidenomics es un fracaso y esa es la causa del rechazo mayoritario al dúo Biden-Harris, a esto se añade la terquedad de Biden de reelegirse, la necedad del partido de tapar su senilidad y por tanto tener que recurrir a última hora a Harris, lo que nos lleva al segundo factor.
3. Harris: peor candidato no ha podido tener los demócratas, elegida para VP solamente por ser mujer negra, hasta una semana antes de la declinación Biden señalaba como principal argumento para continuar de candidato la incapacidad de Harris para enfrentarse a Trump y tenía razón, el establishment intentó tapar su incapacidad arropándola, estuvo semanas sin enfrentar a la prensa y cuando finalmente lo hizo ante periodistas militantes de su candidatura no tuvo mejor idea que decir que ”no veía un motivo que la diferenciarse de Biden”, todo esto tiene una razón, no querer enfrentar el problema de ser la senadora con votos más de izquierda en el Senado (¡más que Sanders y Warren!), todas sus ideas radicales sean en lo social (woke) o en lo económico (intervencionista del mercado) la hacían imposible una candidata que aglutinase a la mayoría de independientes (que son de centro).
4. Trump: como lo dice un titular “Trump ganó siendo Trump”, una figura totalmente excéntrica, con un discurso exagerado, lleno de mentiras, exageraciones e imprecisiones, con tonos racistas y misóginos, pero que es pura retórica, es un espectáculo montado para tener la atención del público centrada en él, haciendo honor al dicho popular “lo importante es que hablen, así hablen mal”, Trump es una figura polarizante, o se le adora o se le odia, y resulta que la mayoría de la población ha reiteradamente expresado que lo ama, para locura del establishment que no entiende esto y en su desesperación expresa públicamente el desprecio por ellos, se les describe como “deplorables”, “basura”, con lo cual se le cierra el círculo virtuoso a Trump.
Estas causas principales del triunfo de Trump ha llevado, repito, a lo que considero un triunfo que constituye un realineamiento político, pues todos los datos de la elección así lo afirman: geográficamente Trump ha aumentado su votación en todos los estados excepto dos (Washington y Utah); ha incrementado su apoyo en prácticamente todos los sectores demográficos (hombres y mujeres blancos sin educación universitaria, hombres, blancos, hombres blancos universitarios, ¡mujeres!, todas las franjas de edad desde los 18 hasta los 64, hispanos, asiáticos y negros) solamente disminuyó (marginalmente) en mujeres blancas universitarias y en la franja de edad de mayores de 65 años; ganó en todos los “swing states” y en el voto popular, es una marea roja que significa un movimiento tectónico de grandes repercusiones, es decir, un realineamiento electoral.
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