
Sesión de la OEA / Archivo. Foto: EFE
La organización que proclama en su Carta Democrática, que “los pueblos de América tienen derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla”, no cumple.
En el siglo XXI las dictaduras se han multiplicado, hay gobiernos paradictatoriales y el desconocimiento de los propósitos y principios de la Organización de Estados Americanos (OEA) es habitual. Las dictaduras continúan detentando el poder en Cuba, Venezuela, Bolivia y Nicaragua, con terrorismo de Estado y crímenes de lesa humanidad, mientras crece la irrelevancia de la OEA.
La OEA como base del sistema democrático es una de las principales víctimas del socialismo del siglo XXI.
Cuando Hugo Chávez, Fidel Castro y Luiz Inácio Lula da Silva conspiraron para controlar Latinoamérica como zona antiimperialista, produjeron el derrocamiento del Secretario General de la OEA Miguel Ángel Rodríguez, ex presidente de Costa Rica, para lograr la gestión Insulza de 2005-2015, en la que se desconocieron los principios de la Organización y protegieron la expansión de la dictadura cubana en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua, e influyó en toda la región.
El apoyo de los estados miembros de la OEA al socialismo del siglo XXI o castrochavismo fue logrado con el petróleo venezolano que se desplegó con resultados rápidos en los países del Caribe por medio de Petrocaribe, constituido en 2005 con 18 estados de los 35 de la OEA. Todo esto sucedía mientras Estados Unidos abandonaba el marco de la Primera Cumbre de las Américas por su reacción a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 con Bush 43.
La OEA es una organización política que expresa la posición de sus estados (gobiernos) miembros. Está integrada por 35 estados, pero Cuba -suspendida desde 1962- se excluye pese a la derogación de la suspensión de junio de 2009, a la que se suman las dictaduras de Venezuela y Nicaragua que han declarado su salida.
Con el control mayoritario a partir del Petrocaribe y la expansión con dictaduras y gobiernos paradictatoriales, la OEA estuvo en manos del socialismo del siglo XXI durante 10 años de la gestión Insulza en la que se ignoraron y violaron los principios y normas fundamentales de democracia y derechos humanos.
El socialismo del siglo XXI es la marca política del grupo de delincuencia organizada transnacional que bajo el mando de la dictadura de Cuba ha expandido su sistema criminal en Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador con Correa, para el sometimiento de los pueblos, con terrorismo de Estado, represión, presos políticos y exilio, manipulación del sistema de justicia, instalación de narcoestados, guerra híbrida, crímenes de lesa humanidad, dictaduras electoralistas, y todo esto con impunidad. Este es el grupo que controló la OEA del 2005 al 2015.
Con la elección de Luis Almagro como secretario general, el socialismo del siglo XXI buscaba prorrogar su control en la OEA, pero el excanciller de Uruguay optó por el retorno a la institucionalidad democrática de la organización comenzando con los informes sobre la situación de Venezuela, que concluyeron que era una dictadura.
Los primeros cinco años de la gestión Almagro fueron de recuperación democrática por decisión del funcionario que llegó a la Secretaría General con apoyo del socialismo del siglo XXI pero que -sosteniendo principios- se convirtió en un líder democrático regional y un referente mundial.
La correlación política de la representación de los Estados cambió en 2017 con Trump 45. Con el cambio de gobierno en Estados Unidos en 2021 el debilitamiento fue notorio, al punto de que la defensa de la democracia no llegaba a tener el voto de 18 gobiernos en casos críticos.
Además de la dificultad que supone ser el reflejo de la posición política o de conveniencia de los gobiernos de los Estados miembros, la OEA tiene problemas muy graves como el de la igualdad soberana de los Estados, que representa que todos los Estados tienen un voto igual sin importar su extensión, población, aporte económico, ni nada. Granada, Saint Lucia votan igual que Brasil, México o Estados Unidos. Geopolíticamente es delicado.
Económicamente, Estados Unidos aporta 53% del presupuesto de la OEA y Canadá 11,3%, como lo reportó Infobae; esto es “más de 64% de fondos para el funcionamiento pleno de la OEA y de todas sus instituciones”.
La dictadura de Venezuela y por su intermedio la de Cuba “han ganado muchas votaciones en la OEA al recurrir a la entrega de petróleo a los microestados del Caribe, cada uno con derecho a voto, al igual que Estados Unidos”.
La política exterior de Trump 47 no parece favorecer el multilateralismo y busca dejar de sostener económicamente entidades que no dan beneficio a Estados Unidos y que por el contrario son base de agresiones.
Sería gravísimo que por las acciones de los gobiernos dictatoriales, paradictatoriales y los del Caribe influidos por las dictaduras antiimperialistas del socialismo del siglo XXI bajo mando de Cuba, la irrelevancia de la OEA lleve a su parálisis, que sería otro éxito de la estrategia antidemocrática.
Carlos Sánchez Berzaín es abogado y politólogo y director del Interamerican Institute for Democracy.
Publicado en infobae.com
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