Apóyanos

117,11
132,32
93,05
104,80

May 10, 2025


Al rescate del respeto

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

«El respeto al derecho ajeno es la paz» – Benito Juárez

«La primera de todas las cualidades del hombre es el respeto» – Confucio

 

Cuando se habla de la ineludible tarea de construcción del país que necesitamos, surgen de inmediato varias urgencias pendientes en muchas de las áreas de nuestra vida como nación.  Sin embargo, hay una tarea que se olvida con frecuencia, pero que resulta indispensable porque constituye la base para el establecimiento y desarrollo de otras, y es el necesario rescate del respeto, como tejido conector de una sociedad adulta y humana. 

Cuando hablamos del respeto no nos referimos al trato interpersonal caracterizado por la formalidad o la superficial cortesía. Mucho más allá de eso, el respeto como urgencia nacional por asumir implica reconocer y valorar la dignidad de cada persona, independientemente de su origen, creencias, identidad, estatus, preferencia política o cualquier otra diferencia. El respeto, así entendido, constituye el cimiento sobre el cual se puede edificar una sociedad cohesionada, justa y capaz de prosperar en la diversidad.

En el contexto familiar, el respeto es la semilla generadora de un desarrollo sano de la personalidad de sus miembros y de relaciones afectivas saludables. Permite establecer límites claros y fomenta una comunicación abierta y sincera, lo cual es indispensable para la salud psicológica de todos en la familia. Pero, además, dada la conexión íntima que existe entre familia y sociedad, sobre todo en Venezuela, el respeto que se aprende y practica en los hogares debe ser una prefiguración y un modelo del tipo de relaciones que queremos para nuestro país. Así, el respeto que aprendemos en el seno de las familias es el valor por el que cada persona llega a formar un fuerte vínculo con los demás, generando así la fortaleza social necesaria para las grandes transformaciones hacia la libertad y la justicia.

En el entorno laboral, el respeto favorece ambientes colaborativos, donde las ideas y opiniones de todos son valoradas, lo que fomenta la productividad de la organización y el bienestar de sus miembros. A nivel comunitario, el respeto es clave para facilitar la interacción pacífica y constructiva entre ciudadanos en vez del conflicto y la tensión social que conducen a la exclusión y a situaciones de injusticia. Adicionalmente, el respeto fomenta la empatía y ayuda a la construcción de confianza, precisamente en el país con los más altos niveles de desconfianza interpersonal según los hallazgos de Psicodata-Ucab 2024.

En el ámbito institucional, el respeto hacia la Constitución y las leyes por parte de los ciudadanos, pero especialmente por parte del gobierno y de quienes ejercen el poder, es crucial no sólo para que pueda existir un Estado de Derecho, sino para la gobernabilidad y viabilidad de cualquier sistema político distinto a uno donde el poder sólo se ejerza por la fuerza.

Pero el respeto no es una cualidad innata o que se genere por azar. El respeto es un valor que se aprende a través de la adquisición de conductas concretas como la escucha activa, la consideración de las opiniones ajenas, la tolerancia hacia las diversas formas de vida y la abstención de cualquier acto que pueda humillar, discriminar o menoscabar a cualquier otra persona. Y en este aprendizaje las familias, las escuelas, el gobierno, los medios de comunicación y la Iglesia juegan un papel crucial como los principales agentes modeladores y transmisores de estos valores y conductas. Y junto a esos agentes, la construcción del respeto necesita además de un compromiso individual y colectivo para edificar una cultura donde la dignidad de las personas sea inviolable, y donde las diferencias se estimulen y se celebren, en vez de temerse y reprimirse.

El respeto, como valor humano fundamental, que parte del reconocimiento y valoración del otro como persona, conduce a la construcción de relaciones sociales y políticas basadas en la libertad y la igualdad.  Libertad que no es un “hacer lo que me de la gana” sino la posibilidad siempre abierta de decidir por nosotros mismos, lo cual sólo es posible a partir del respeto por el otro y su singularidad.  E igualdad, por su parte, que no es la eliminación de las diferencias por la vía de una aberrante uniformidad, sino la imposibilidad del sometimiento y dominación de unas personas sobre otras.  Ambas, libertad e igualdad, se nutren y conforman desde el respeto por el otro, que no es otra cosa que la admiración por el fascinante milagro que significa cada persona, en su diversidad y en su exclusiva e irrepetible unicidad. 

Desde el respeto, se entiende que la única posibilidad de construir una sociedad más justa, libre y fuerte es a partir del aprendizaje cotidiano de que todos son igualmente dignos. Que todos, independientemente de su credo, ocupación, situación social o postura política, pueden ser respetados a partir de su diversidad. Que el diálogo es el único camino para la solución de los conflictos propios entre personas que son y piensan distinto.  Que lo digno es rechazar la tentación de la violencia que significa la imposición del más fuerte; y que la tolerancia y la justicia son los únicos caminos para la paz.

Desde el respeto, la tarea que tenemos por delante es aprender a construir juntos siendo distintos, porque la riqueza de una sociedad proviene precisamente de la diversidad de sus miembros, y del respeto estricto a las diferencias que afortunadamente nos definen y distinguen.

@angeloropeza182

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional