Es importante tomar en cuenta la influencia vital que genera en nosotros el estrés o agotamiento emocional que podemos enfrentar en ciertos momentos, cuando queremos ser siempre fuertes o nos exigimos demasiado. Esta condición es resultado de la sobrecarga experimentada al asumir demasiadas responsabilidades o compromisos, por lo que nos demandamos de manera exagerada.
Resulta como el fruto de un proceso de acumulación que sucede progresivamente, por lo cual entramos en crisis y tenemos que vernos forzados a afrontar las circunstancias. A veces podemos llegar a experimentar problemas no solo emocionales, sino también sensaciones a nivel físico, que llegan a afectarnos de tal manera que nos sentimos atrapados en un círculo del cual nos cuesta mucho salir.
Las personas, cuando se encuentran en esta situación, sienten que no pueden dedicarle atención a sus propias necesidades, ya que se espera que siempre estén dispuestas para los demás, como si contaran con mayor capacidad o fortalezas para afrontar cualquier circunstancia. Lucen más hábiles enfrentando todo tipo de problemas, pues pareciera que es más fácil para ellos, comparado con los que le rodean.
En esas condiciones, los individuos demuestran falta de motivación para superarlo, pues actúan de modo automático, perdiendo el interés por vencer su estado emocional. Así mismo, dejan de identificarse con esos asuntos que antes le llenaban, se sienten alterados, por lo cual pueden perder el control de sí mismos con mayor facilidad, porque están más irritables y sensibles.
Para mejorar esta situación podemos dedicarnos tiempo a nosotros mismos, durante el cual nos dispongamos a desconectarnos de esa rutina que nos absorbe, estableciendo un paréntesis, tomando un descanso, haciendo una pausa. En ese caso, es recomendable considerar distintas opciones o actividades, como dar un paseo, tomar vacaciones o efectuar cualquier otra forma de distracción que nos dé oportunidad para relajarnos, distraernos y recargar energías.
Al respecto, podemos hacer un esfuerzo por cambiar nuestra actitud en cuanto al comportamiento que demostramos y a la manera como asumimos nuestros compromisos diarios, por ser menos autoexigentes, perfeccionistas o controladores. También, resulta oportuno realizar acciones gratificantes, que nos llenen y sean de nuestro agrado, para que las disfrutemos.
Por eso, es vital vestirse de paciencia y manifestarnos comprensión hacia nosotros mismos, ya que si no lo hacemos será muy difícil seguir adelante. Recordemos que, todo gira en torno a nuestros compromisos, responsabilidades, exigencias, tanto personales como profesionales, que nos pueden generar ese agotamiento emocional si no sabemos afrontarlas.
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