Por N.R.
Octavio Paz (1991). La entrevista se realizó tres días antes de que le concedieran el Premio Nobel de Literatura. “La vida no es histórica, se parece más a la naturaleza”. El entrevistador desaprovecha la habilidad de Paz para responder a los desafíos del pensamiento. Los géneros: “La épica exalta o condena; la novela analiza y critica. Los héroes épicos son personajes sólidos, de una sola pieza; los personajes novelísticos son ambiguos”. “Neruda era muy generoso, pero también muy dominante. Tal vez yo fuera demasiado rebelde y celoso de mi independencia. A él le encantaba estar rodeado por una especie de corte formada por personas que lo adoraban”. Ataques de la izquierda. “Una sociedad sin poesía es una sociedad sin sueños, sin palabras y, lo que es más grave, sin ese puente entre personas que ofrece la poesía”.
Claude Simon (1992). Premio Nobel de Literatura 1985. Historia fantástica: milagrosamente sobrevivió a la batalla de Sedán, Primera Guerra Mundial. Al regresar, recibió una herencia. Sofisticado, hombre de pensamiento y aventuras. “El trabajo de Sartre —más que de ningún otro— es deshonesto y malévolo”. Contra los críticos. “No hay tal cosa como una representación ‘auténtica’ de la realidad, salvo, tal vez, en el álgebra”. A las críticas que sostienen que sus libros son laberínticos e incomprensibles: “Si un lector no es capaz de seguir la trama y el libro le resulta aburrido, tal vez debería dejarlo”.
Don Delillo (1993). Exredactor publicitario. “Muchas veces, incluso hoy en día, no sé qué pienso sobre un asunto determinado hasta que me siento a escribir sobre ello”. Escribir es distanciarse. Hemingway: “Veía corrientes de agua cristalina, tropas marchando por la carretera, levantando nubes de polvo que se posaban en las hojas de los árboles”. Hay un ritmo que percibo de forma auditiva, un ritmo que me muestra el camino a través de la oración”. “Un acto de escritura realizado con la máxima concentración desemboca probablemente en algún tipo de reflexión sobre la muerte”. El cambio cultural tras el asesinato de Kennedy: “La demoledora aleatoriedad del asesinato, la falta de motivo, la violencia en la que no solo incurre el ser humano, sino que también contempla desde una distancia imparcial”. “Hemos llegado a un punto en que hay cosas que solo existen para ser filmadas y reproducidas una y otra vez”.
Toni Morrison (1993). Irradia una personalidad de altos contrastes: salta de la rabia a la carcajada. “Todos los escritores conciben formas de aproximarse a ese lugar donde esperan establecer contacto con algo o convertirse en un medio de algo, es decir, ese espacio donde tiene lugar un proceso misterioso”. “Es necesario trabajar muy cuidadosamente con lo que hay entre las palabras, con lo que no se dice”. “Me he estado preguntando por qué las mujeres que tienen veinte o treinta años menos que yo no son más felices que las mujeres de mi edad o mayores”. “Ni ser profesora, ni ser madre, ni ser amante me hace sentirme parte de este mundo, lo único que me hace sentirme realmente involucrada con el mundo es lo que me pasa por la cabeza cuando estoy escribiendo”. “Mark Twain habló de la ideología racial del modo más poderoso, elocuente e instructivo que he leído nunca”. “Pasé mucho tiempo tratando de identificar qué era lo que hacía tan repugnante la esclavitud, tan personal, tan indiferente, tan íntima y, sin embargo, tan pública”. Las armas de los débiles: “Incordiar, criticar, cotillear, escabullirse en vez de enfrentarse a algo”. “Creo que la razón de que todo el mundo lo siga pasando tan bien con Shakespeare es que no tenía críticos literarios”.
Ives Bonnefoy (1994). Generoso conversador. Lector de los clásicos, los parnasianos y los románticos. “Pasé un tiempo leyendo a Valéry. Y no fui el único que quedó hechizado”. “Me llevé una gran decepción al comprobar que, terminada la guerra, Breton ya no tenía grandes proyectos, tal vez ni siquiera convicciones auténticas”. “John Donne ya tuvo la premonición de que, en lo sucesivo, habría tantas formas de ver el mundo como individuos”. Yeats: “Con sus deseos y arrebatos de cólera, sus intuiciones, énfasis proféticos, mitos, intensas excentricidades y versos sublimes (en mi opinión, insuperados desde Shakespeare), me seduce más aún”. “Muchas veces —tal vez con demasiada frecuencia— la poesía francesa es un experimento, pero no con las cosas de la vida, sino con el lenguaje”.
Czeslaw Milosz (1994). Autor de la antología de poesía antinazi, Canto invencible; de La mente cautiva, estudio sobre la fascinación que ejerce el pensamiento totalitario. Premio Nobel de Literatura en 1980. La biblioteca del abuelo. “Imagínese un mundo sin radio, sin televisión y sin cine”. De niño, cazaba. “Hoy en día me avergüenzo”. Religioso: “Vivimos en un mundo básicamente post religioso”. “La literatura de Alemania de Weimar era nihilista, sarcástica, llena de odio. La literatura de la Unión Soviética de la década de 1920, antes de que se introdujera el realismo socialista, también era extremadamente cruel y negativa”. “De forma que nuestra poesía transmitía presagios ominosos, una especie de profecía surrealista de los horrores que estaban por venir”. “Vengo de una tradición poética en la que la historia desempeña un papel importante, y mi poesía implica en gran medida la trasposición de ciertos acontecimientos decisivos, las tragedias de la historia”. “Uno de los grandes temas de mi poesía es la existencia del mal”.
Primo Levi (1995). La entrevista ocurrió diez años antes (1985) de su publicación. En el transcurso, Levi se suicidó (1987). Educación clásica. “Cesare Pavese fue uno de los más grandes traductores que ha habido, aunque nada ortodoxo”. “La filosofía fascista insistía mucho en el espíritu”. “Mi carrera de químico me condiciona mucho más que mis lecturas”. “Alemán de barracón. Lo aprendí en Auschwitz para sobrevivir. En aquella vida era necesario entenderlo para seguir con vida”. “Mi posición personal era extremadamente excepcional, como la posición o situación de todo superviviente. Los prisioneros normales morían. Era su forma de escapar”. “Eso no quiere decir que esté preparado para perdonar a los alemanes; no lo estoy”. “Tengo tan arraigada mi condición de químico y recluso de Auschwitz, estoy tan entretejido en ella, que ya no puedo distinguir mi otra personalidad de esta”.
Ted Hughes (1995). Extensa entrevista. Poeta precoz. Aviador militar, arqueólogo y antropólogo. Hombre que viene de regreso. “Hasta los diecisiete o dieciocho años, la caza, la pesca mi pasión por los animales eran prácticamente toda mi vida, aparte de los libros”. Furibundo lector de cómics. A los catorce años descubrió los poemas de Kipling. “Yeats —junto con Shakespeare y Blake— fue mi principal pasión hasta llegar a la universidad”. “Cada año de tu vida está presente en la relación entre tu cerebro y la afanosa mano que se pone a escribir”. “Fue una suerte que T. S. Eliot fuera mi primer editor en Inglaterra”. Auden: “Esa deslumbrante brillantez de todos sus comentarios”. Sylvia Plath: “Sylvia fue más lejos, en el sentido de que su secreto era más peligroso para ella. Necesitaba desesperadamente revelarlo, y no es una exageración afirmar que escribir de aquel modo era una compulsión: necesitaba contar aquellas cosas, aun en contra de sus intereses más vitales”. “Pronto nuestras mentes se volvieron dos partes de un mismo proyecto”. A la pregunta por uno de los cuadernos del diario de Plath que quemó, responde: “Lo que destruí fue un diario que abarcaba dos o tres meses, los últimos. Fue muy triste, pero no quería que sus hijos lo leyeran, de ninguna manera”. “Creo que para los escritores estadounidenses el problema es mantenerse al día de todo lo que se produce, mientras que para los escritores ingleses es encontrar material nuevo”. “Cuando conocí a Sylvia me descubrió su biblioteca, y fue una auténtica sacudida: empecé a devorar a todos los poetas estadounidenses”. “Cuando prescindes de la métrica, pierdes o desordenas las rimas, todo desaparece. Y además está lo que señaló Primo Levi: en los campos de exterminio, donde tanto necesitaba recordar poemas, descubrió que los rimados resultaban más leales (…) Es un comentario difícil de olvidar”.
Patrick O’Brian (1995). Entrevista por correspondencia, que se prolongó por varios meses. Preguntas largas y aclaratorias por parte del escritor. “Creo que Bonaparte hizo mucho daño a Francia —un país que odiaba de joven—, no solo porque provocó la muerte de un enorme número de franceses, más incluso que Luis XIV, sino porque dejó en herencia una idea curiosamente vulgar de la gloria”. “Es espantoso cuando los personajes importantes pontifican”. “Lo más importante es la verosimilitud histórica, y lo que llamaría verdad poética”.
P. D. James (1995). Empezó a escribir después de los 40 años. Jane Austen, George Eliot, Anthony Trollope. “Creo que los escritores policiales estadounidenses han tenido una profunda influencia, no solo dentro del género, sino en la evolución de la novela en general”. “En Agatha Christie, el ingenio de las tramas era capital; nadie buscaba sutilezas en las caracterizaciones, motivaciones o buena prosa”. “Me da la sensación de que algunas feministas radicales de hoy en día están en contra de los hombres y no les gusta ser mujeres, y eso no lo puedo aceptar”. “La corrección política puede ser una forma de fascismo lingüístico”.
George Steiner (1995). Extensa conversación, que Steiner lleva a sus límites: algunas de sus largas respuestas adquieren la textura de ensayos verbales. “Dios sabe que no hay novelistas de una inteligencia extraordinaria, y es posible que Proust tuviera la mente más privilegiada del siglo en muchos aspectos, pero no es lo habitual”. “Chéjov crea todo un mundo en solo dos páginas, da voz a personajes que no se olvidan”. George Simenon: “Autor de ficción más extraordinario de nuestro tiempo”. Arthur Koestler: “Daría cualquier cosa por haber escrito El cero y el infinito, una de las grandes novelas de ideas”. “Un poeta de primera fila absorbe, interioriza todo el conocimiento relevante para su tarea, hasta lo más minúsculo, sin siquiera darse cuenta”. Sobre la frase de Derrida que dice que todo texto es un pretexto: “Es uno de los juegos de palabras más terriblemente falaces, destructivos y triviales, pero brillantes, que se han hecho nunca”. “La cultura literaria más elevada, todas las técnicas de propaganda y formación, no solo conllevan la bestialidad, la opresión y el despotismo, sino que, en ciertos aspectos, la fomentan”. “No es solo que estemos inmunizados contra los continuos horrores del siglo, es que ni siquiera nos caben en la cabeza. Para mí, el punto de inflexión fue Pol Pot. En aquella época, muy pocos sabían lo que había pasado en Auschwitz (…) sabíamos que Pol Pot estaba enterrando vivos a cien mil hombres, mujeres y niños”. “Entre la inmensa producción de literatura del Holocausto, solo tres o cuatro autores lo han conseguido (…) Celan, por encima de todos. Y, sin duda alguna, Primo Levi, escritor italiano de origen judío: soberbio, soberbio, soberbio”. “En el lenguaje de Hitler había antimateria, antilenguaje que aniquila la verdad y el significado en un plano trascendente”. “¿Por qué se transforman siempre en un infierno nuestras buenas intenciones, nuestra compasión o nuestras utopías?”. Sobre sus padres, tras huir de Viena: “Se fueron a París, y allí fue donde nací yo, en 1929, en una casa llena hasta arriba de libros, música y cultura: la tradición judía de Europa Central”. “Heidegger decía, con ferocidad implacable, que la anécdota es enemiga de la razón”. “Pronto seré una especie de mastodonte, un pobre mandarín superviviente de una alta cultura elitista”. “No concibo que Bach pudiera componer cuarenta y ocho preludios a partir de un motivo de cuatro notas”. “Estamos rodeados de enanos rencorosos convencidos de que la especialización es el camino hacia Dios”.
Susan Sontag (1995). Precoz, viajera. “Mi infancia fue un permanente delirio de exaltaciones literarias”. Enormes profesores: Kenneth Burke, Richard McKeon y Leo Strauss. Academia y creación: “Son dos actividades más que incompatibles”. “Mi imaginación está muy marcada por la literatura estadounidense del siglo XIX”. “Escribo por rachas (…) y, a causa de ello, no soy muy prolífica”. “No tengo ningún interés en escribir sobre cosas que no admiro”. “Los ensayos sobre Canetti, Barthes y Banjamin tratan sobre elementos de su obra y su sensibilidad con los que siento afinidad: en Canetti el culto de la admiración y el odio de la crueldad; en Barthes su visión de la sensibilidad estética; y en Benjamin la poesía de la melancolía”.
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