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Sí, hoy es terrible, pero tal vez ¡mañana! pueda ser todo muy diferente

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Por Dr. Pablo Kaplún H., Geografía Viva

“Esto va en serio: el planeta se muere. Por  culpa del cambio climático, la destrucción de los recursos naturales y el aumento de la población, la biología de la Tierra cambiará de forma tan radical como en la última glaciación, hace 11.000 años. Nuestros hijos crecerán en un mundo donde la comida, el agua y el petróleo serán difíciles de encontrar, y donde ciudades enteras quedarán sumergidas bajo el mar. Eso conllevará desplazamientos humanos masivos y, en consecuencia, violencia y guerras. Los expertos advierten de que no tenemos mucho tiempo -quizás, con suerte, unos 20 años- para empezar a enderezar las cosas. De lo contrario, seguramente hacia finales de siglo la humanidad podría enfrentarse a una extinción masiva, similar a la que sucedió cuando un asteroide cayó y acabó con los dinosaurios y casi todas las especies de la noche a la mañana”.

Así lo afirmó en 2012 un informe elaborado por 21 científicos para la revista Nature, y así lo leyó la actriz Mélanie Laurent, que fue una inolvidable cinéfila justiciera para Quentin Tarantino en Malditos bastardos, entre muchos otros personajes. Por entonces la actriz francesa estaba embarazada, y la profecía tuvo tal impacto en ella que decidió unir fuerzas con el activista social Cyril Dion. El resultado es Mañana, el documental hoy disponible en la plataforma Filmin, tras poner la taquilla francesa patas arriba. ¡Como quisiera que todos los venezolanos de bien pudiesen ver este esperanzador documental! Lo que sigue son comentarios basados íntegramente en un escrito del periodista Nando Salvá. Para mis conciudadanos, hablarles de “consumismo” hoy puede caerles casi como un insulto, pero sabemos que el mundo va hacia el despeñadero si los humanos seguimos los patrones de consumo que también tuvimos la mayoría en nuestro país hasta el nada lejano año 2013. Si nuestro sueño es simplemente volver a lo que éramos antes, poco habremos avanzado, ése país no era sostenible, de hecho lo que nos posó se explica en gran parte por depender solo de los precios del petróleo, eso hace inviable a una sociedad.

Remedios

Las parrillas de ofertas de películas suelen estar llenas de filmes acerca de zombis, o de bombas nucleares o invasiones alienígenas, cine que demuestra lo fascinados que estamos con nuestra extinción. Laurent y Dion, en cambio, quisieron centrarse en remedios más que en males. Viajaron por todo el mundo entrando en contacto con activistas, granjeros, maestros, investigadores y ciudadanos de a pie que día a día intentan hacer del mundo un lugar sostenible. «Hemos querido buscar soluciones a diferentes niveles y ponerlas juntas para crear una nueva narrativa», asegura Laurent. «Una que pueda animar a la gente para crear un mundo distinto». A continuación, algunas de ellas:

Agricultura

Somos lo que comemos

En el año 2050 seremos 9.000 millones de habitantes. ¿Cómo lograr que el suelo sea capaz de producir alimentos para todos? Mañana propone varias respuestas. En Detroit, por ejemplo, se han creado 1.600 granjas urbanas que abastecen a sus ciudadanos de casi toda la demanda de frutas y verduras. Todmorden, en Gran Bretaña, se ha convertido en un auténtico pueblo-huerto en el que en cada jardín y cada chaflán, al lado de colegios y edificios de oficinas, crecen cebollas, fresas y eneldo. El futuro, cuenta el activista Cyril Dion, pasa también por las granjas de permacultura, que «no generan residuos y optimizan el espacio haciendo que cada clase de planta contribuya al crecimiento de las demás. Millones de microgranjas urbanas de permacultura regenerarían el ecosistema y producirían suficiente comida saludable para garantizar el abastecimiento».

Energía

Un consumo mejor y menor

Toda nuestra civilización se mueve con combustibles fósiles, que emiten CO2 y por tanto calientan el planeta. Sabemos a qué conduce eso. Hay que aprender lecciones de Copenhague y Reikiavik, que van camino de eliminar totalmente las emisiones gracias a su inversión en energías derivadas del sol, el viento y el agua. O de San Francisco, una ciudad que no genera residuos: todo es reutilizado, reciclado o compostado; nada va al vertedero ni es incinerado. También hay que reducir el consumo energético. ¿Por qué estamos tan rodeados de pantallas encendidas?¿Por qué no construimos menos carreteras y más carriles-bici? «El planeta debería dejar de verse como una mina de recursos que hay que agotar», advierte Cyril Dion. «Nos han dicho que la economía depende del crecimiento, y que para crecer debemos consumir más. Eso es una falacia».

Economía circular

Nos han hecho creer que una economía de moneda única es más fuerte y resistente, pero las opiniones expertas que recoge el documental Mañana sostienen que para garantizar un sistema saludable habría que estimular las monedas locales complementarias. 4.000 ciudades de todo el mundo las han adoptado ya. En Brixton, por ejemplo, tienen las libras de Brixton, cuyo billete de 10 libras lleva impresa la imagen de David Bowie. «Si la moneda de tu localidad no tiene ningún valor en la localidad de al lado, no saldrá de casa», explica Cyril Dion. «El dinero no deja de circular entre quienes participan de la moneda local, porque acumularla no genera intereses y por tanto el ahorro no está incentivado». Eso crea más diversidad y más densidad de negocio a nivel local, y se evita que el dinero vaya a parar a las multinacionales. Así se limita su poder. La economía puede funcionar equilibradamente si le planteamos éste enfoque, “pensar globalmente, pero actuar localmente”, lleva a desarrollar una economía circular, cada localidad puede autoabastecerse en gran medida, eso es mucho más sano que el modelo actual de altísima dependencia del exterior, haciendo cada comunidad muy vulnerable. De “Desarrollo Endógeno” habló mucho Chávez, lástima que los venezolanos en su lugar lo que terminamos viendo fue el “desarrollo de patógenos”. La economía circular no supone encerrarse exclusivamente en el ámbito local, sino procurar reducir los traslados de cargas –lo cual genera contaminación- y dar una altísima prioridad a reducir, reutilizar y reciclar los residuos. Los ciclos de la naturaleza –como el del agua o la cadena trófica- son circulares, eso es lo que se procura imitar. 

Democracia

Las leyes son de todos

«Actualmente los gobiernos no hacen lo que quiere la gente, sino lo que quieren las élites económicas», lamenta el codirector de Mañana. «Pero el futuro de la democracia está en manos de la representación popular». En Islandia en el año 2009, cuando las grandes empresas y la banca llevaron al país a la bancarrota, la presión ciudadana obligó a dimitir al gobierno en pleno y al presidente del Banco Central. 25 ciudadanos redactaron una nueva Constitución que proponía redistribución de poderes y supervisión ciudadana –el Parlamento conservador bloqueó la nueva ley–. Y en Kuthambakkam, un pueblo de la India, un alcalde introdujo una forma de democracia participativa que permitió a diferentes castas trabajar juntas en pos de más justicia, más educación y más paridad. El modelo, que soñó Gandhi, se está extendiendo por todo el país. La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela prevé instrumentos de participación directa como pocas en el mundo, lástima que se hayan hecho de esos medios una vía de manipulación pública, pero teniendo el modelo ya instituido, todo lo que tenemos que hacer es que eso empiece a funcionar… Mañana, pese a todos los avatares del  hoy, ¡puede ser posible!

Educación

Ciudadanos del futuro

Mañana presenta el finlandés como el sistema educativo del que tomar ejemplo: el mismo favorece la inversión, tanto en infraestructuras como en formación del profesorado, y sustituye el modelo autoritario tradicional (o “bancario”, diría Paulo Freire) por otro que concede al alumno mayor libertad y participación. Los estudiantes, que entre los 9 y los 16 años reciben formación totalmente gratuita, pasan menos tiempo tanto en la escuela como haciendo deberes en casa, y además de Matemáticas e Historia aprenden a coser y a trabajar la madera. «Y aprenden a ser más autónomos y a trabajar en equipo», opina Dion, y añade: «Una educación moderna debe enseñar al alumno a consumir menos recursos y producir su propia comida y su propia energía; enseñarle que el poder no debería ser el privilegio de unos pocos; y que, aunque no lo parezca, sí existen soluciones para cambiar el mundo»

Tonucci o Paulo Freire –esto no lo trata el filme- podrían ser grandes referentes para ese modelo de cambio real, en nuestro país mucho se ha hablado del último pero muy poco se ha hecho de verdad por implementar sus propuestas. Del otro mencionado, también se ha hablado, y recientemente propuso que el día que se acabe el confinamiento seamos capaces de confinarnos los adultos y, por un día dejemos que los niños transiten sin las ataduras de los adultos…otra utopía para la insegura Venezuela de hoy, pero ciertamente que los niños del confinamiento, los que prácticamente nacieron o se criaron con esta “normalidad” actual, vienen con programas generacionales propios para saber resolver mejor el desconfinamiento. Al menos, hagamos un esfuerzo por oírlos… conciudadanos…¡Mañana va a llegar!

Es importante saber que sí tenemos de dónde asirnos para soñar un mundo más justo y ambientalmente sano, los venezolanos no somos menos que la decena de nacionalidades que recorre el equipo encargado de este filme.

Lo arriba dicho, es tomado en gran parte del comentario por el periodista Nando Salvá en El Periódico.com, con fecha 27-09-2017.

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