Por Dr. Pablo Kaplún Hirsz con base en información de EFE y DW y Tierra Viva
El pasado 17 de mayo fue el Día Mundial del Reciclaje, y el sábado 22 pasado fue el de la Diversidad Biológica, ambos decretados por la ONU, como forma de llamar la atención de temas importantes a nivel internacional pero que, a nivel nacional, los países deberían hacer balances internos a ver si logran avanzar sobre estos respectivos temas.
En Venezuela, el primero de esos días, nos alcanza este año con una nueva orden, una de tantas que el gobierno nos indica. Es como aquello de caudillo en plaza dando órdenes “¡ejecútese!”. Pues bien, ahora la orden es “recíclese”. En 1981, la pionera venezolana Ofelia Suárez popularizó a nivel mundial la frase “la basura es un tesoro”, la misma que fue emblema de numerosos programas de reciclaje en el mundo (especialmente de habla hispana) y se plasmó en un video que todavía hoy es recordado y cada tanto vuelto a apreciar.
El país realmente nunca logró tasas significativas en la materia, el Centro de Reciclaje de Caricuao, fundado bajo aquel impuso inicial sí logró funcionar ejemplarmente, pero era solo eso: un centro, no pudo experimento ser capaz de contagiar la idea a nivel nacional. Es decir, se abrieron otros centros, pero nunca se estableció una recogida selectiva de separación en origen que fuese parte de una política continuada por alcaldía alguna en el país. Las que eventualmente funcionaron no pasaron de ejemplos muy bien intencionados, pero de valor testimonial.
Así, el país acumuló un atraso enorme, frente a uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) acordados por la ONU, concretamente el número 12. Explica EFE[1] que el nuevo decreto prevé, “como una orden rentabilizar el manejo de los desechos sólidos”, monopolizando el resultado de lo reciclado, y así lograr convertir “la chatarra en divisas”. La medida centralizadora, se justifica en la “Guerra Económica”, derivada de las sanciones internacionales que pesan sobre Venezuela.
“La medida, ya oficializada, establece que todo material que pueda ser reciclado será considerado estratégico y fija un plazo de 60 días (contados desde el 11 de marzo pasado) para que todos estos desechos provenientes de los organismos públicos se pongan a disposición de la «Corporación Socialista Ezequiel Zamora», que centralizará el negocio”.
Explicaba EFE que “se desconoce cómo la corporación, que no atendió varias solicitudes de información” hechas por dicha agencia, “gestionará los residuos y de qué forma se distribuirán los fondos obtenidos, en caso de que el resultado de su labor sea el esperado por el Gobierno”.
Aprensiones
“Bajo este nuevo esquema, Venezuela impulsará como nunca antes el procesamiento de residuos y, aunque la idea suena ambiciosa desde el punto de vista ecológico, genera «suspicacia» que el Ejecutivo monopolice esta actividad, el reciclaje de por sí es tarea local, municipal, de “responsabilidad compartida”, tal como explica la profesora e investigadora Luisa Villalba a EFE. El sector privado debe ser también convocado.
“Entonces, explica, es preocupante que justo ahora, cuando Venezuela acumula siete años de recesión económica y miles de empresas han cerrado o están arruinadas, el Gobierno obligue a trasladar toda esa chatarra a una sola corporación, que rendirá cuentas solo a la Vicepresidencia Ejecutiva”.
La entrevistada pone en duda el manejo que se haga cuando nuestro país marca récords mundiales en opacidad.
Inquietud
Siempre según lo reportado por EFE, el economista Juan Delgado, especialista en “economía circular” declaró que “en Venezuela «no hay una preocupación cierta por el tema de los desechos sólidos», prácticamente en ninguna medida, pues, según estimaciones no oficiales, el país aprovecha menos del 10 % de lo que pudiera reciclar; el resto, toneladas de basura orgánica y materiales como el hierro, aluminio, plástico, vidrio, cartón y papel, se acumula en numerosos sitios de disposición final, entre los que se encuentran ríos y mares, y genera daños en la salud de miles de ciudadanos.
“Aunque el país tiene legislación sobre el manejo de la basura”, prosigue Delgado citado por EFE, “no existen reglamentos que especifiquen las formas de reutilización de los desechos o que establezcan sanciones para aquellos que no cumplan con las normas”.
Aunque EFE se apoya en estos dos expertos, cualquier otro en la materia coincidiría que “para hacer despuntar el reciclaje en Venezuela, hasta volverlo una nueva normalidad en cada hogar, es necesario involucrar a los gobiernos de los 335 municipios del país que, hasta ahora, no tienen experiencia en este sentido”.
En tanto iniciativa, tampoco se puede desdeñar
Villalba, siempre según EFE, “lleva más de 20 años trabajando por un país más ecológico, insiste en que «cualquier iniciativa es poca», pues en Venezuela «falta mucho por hacer» y, además, cada vez hay más ciudadanos que se ven frustrados al intentar dar un mejor uso a los desechos «y no tener respuesta» por parte del poder público”.
“Aunque la sociedad puede sumar de manera independiente, señala la investigadora, es urgente la coordinación con los gobiernos locales y la empresa privada para hacer despegar un ciclo que convierta residuos en materia prima y, por ende, se exploten menos los ecosistemas en el país, que posee una de las mayores biodiversidades del planeta”.
Cita EFE que «Delgado, por su parte, recuerda que para las sociedades ‘es mucho más efectivo invertir en el reciclaje que no hacerlo’, pues un adecuado manejo de los desechos reduce costos en la salud pública que no tendría que atender, como lo hace hoy, enfermedades ligadas a la pobreza y a la cercanía de las comunidades con ambientes contaminados”.
“Una de esas organizaciones que hace cinco años se sumó a la ola verde en Venezuela es Multirecicla, una empresa privada que ayuda en la limpieza de playas y en la recolección gratuita de desechos clasificados en algunas comunidades, para luego convertirlos en materia prima”.
“Y, aunque hasta ahora la rentabilidad es nula, la empresa se aferra al apostolado del reciclaje y va sumando alianzas como la que selló este mes con el municipio caraqueño de Chacao, donde empezaron a hacerse jornadas mensuales de recolecta de desechos clasificados, una idea con la que esperan conquistar a los ciudadanos”.
Nuestro país tiene otro récord histórico: los “cumpli-mientos”, “acato pero no cumplo” fue un lema importante en la batalla de los países hispanoamericanos para el logro de su independencia, así que la nueva orden puede chocar con esa otra fatalidad histórica, la duda es si la chatarra de la que se habla es la generada por la gestión de residuos o más bien se trata de considerar chatarra, bienes dejados por empresas quebradas –y en algunos casos abandonadas- por empresarios que cerraron y se fueron o aún están en el país, a la espera de mejores tiempos.
Un reto que enfrenta la centralización del reciclaje es la llamada «minería urbana» constituida por un número no precisado que ante el desempleo y la desolación han optado por la insalubre práctica de buscar en los cauces de ríos urbanos, altamente contaminados, restos comercializables de minerales que precisamente el Estado ahora busca centralizar dado sus buenos precios en los mercados.
Hablar de reciclaje mientras la biodiversidad sigue en peligro
Mientras esperamos si la orden antedicha se cumple o no, “Especies vulnerables seriamente amenazadas, caza ilegal, destrucción de hábitats, sobreexplotación de recursos, deforestación, contaminación, ausencia de fiscalización en áreas naturales y falta de fondos para investigación científica son algunos de los problemas que amenazan al medio ambiente en Venezuela.
El biólogo Antonio Machado-Allison, miembro de la Academia de Ciencias, indica que «desde el inicio de la gestión de este régimen se ha realizado un continuo desmantelamiento de las instituciones encargadas de los planes rectores, monitoreo, resguardo y desarrollo de la investigación académica sobre los recursos naturales”, advertía ya en 2019 Made for Minds[2]
“El experto lamenta el descuido de las áreas naturales protegidas, debido al fomento de actividades productivas: «Esto ha causado la eliminación o fragmentación de hábitats y deterioro de ecosistemas frágiles como los morichales, con el resultado de la pérdida de numerosas especies”.
Actualmente, muchos de los datos disponibles sobre fauna y flora son deficientes o poco actualizados. «No sabemos en qué estado están sitios como la Gran Sabana y todas las zonas de tepuyes, que eran turísticas” y son reductos de biodiversidad, dice Fernando Trujillo, director científico de Fundación Omacha, de Colombia”.
Caza y consumo de delfines y manatíes
Yurasi Briceño estudia uno de los delfines más pequeños del mundo, la tonina costera, en el lago de Maracaibo. Allí ha visto cómo la pobreza y el hambre han motivado incluso la caza de delfines, algo no habitual en Venezuela y prohibido por ley desde hace más de cuarenta años: «Desde 2017 el sueldo mínimo ya no alcanzaba y había poco acceso a proteínas. Las personas se volcaron hacia especies de la fauna silvestre y empezamos a ver índices más altos de cacería”.
Incluso han aparecido grupos delictivos dedicados específicamente a cazar estos mamíferos. «Por cada uno sacan en promedio entre siete a ocho kilos de músculo, que terminan comiendo y les resulta básicamente gratuito”, relata Briceño.
La caza del manatí, que ya ocurría previamente, ha tenido un incremento en la zona. «Pasamos de tener reportes eventuales de uno a dos manatíes cazados a tener tres mensuales. En cuanto a delfines, antes teníamos captura incidental en redes de pesca de uno a dos, y ahora tenemos cuatro a cinco mensuales. Incluso nos informaron que extraían semanalmente tres a cuatro. Es sumamente grave, pues desestabiliza rápidamente cualquier población”, alerta la bióloga.
«Quedan muy pocos manatíes. Han sido cazados durante mucho tiempo, caen accidentalmente en las redes de pesca, se ahogan y se los comen”, indica Trujillo.
El personal de las reservas naturales ha disminuido o no cuenta con medios para patrullaje, con lo que la prevención y fiscalización de estos delitos se hace imposible. Y no sólo están amenazados los mamíferos acuáticos, dice Briceño: «Se trata de aves, tiburones, tortugas, absolutamente con todas las especies hemos tenido mayores índices de captura y cacería que antes”.
Reportes de prensa denuncian incluso robo de animales de zoológicos para comerlos o venderlos. También mayor caza de especies silvestres, como aves, que son vendidas como mascotas.
Investigadores consultados por DW coinciden: la crisis económica, social y política está afectando seriamente la riqueza natural de uno de los países más biodiversos. Sus efectos se dan a distintos niveles. «Universidades y centros de investigación han reducido o incluso eliminado su presupuesto para proyectos de investigación. Muchísima gente ha migrado producto de la crisis. Los que quedamos tenemos pocos recursos para trabajar en terreno”, dice la bióloga Yurasi Briceño, del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, IVIC.”
¡Somos biodiversidad!
A nuestra redacción llega otra misiva, relacionada con la conmemoración del 22 de mayo, el Día de la Diversidad Biológica: la de la Fundación Tierra Viva. Invitaron a todo el mundo a escribir, enviar fotos, en fin, mostrar los colores de lo que somos en Venezuela y que ya lo hemos dicho en estas páginas: ¡somos biodiversidad!, ¡somos diversidad! La campaña caló y logró mostrar todo el colorido que una iniciativa así amerita.
[1] https://www.swissinfo.ch/spa/venezuela-reciclaje–previsi%C3%B3n-_el-reciclaje-por-decreto–una-nueva-obligaci%C3%B3n-en-venezuela/46440424
[2] https://www.dw.com/es/venezuela-biodiversidad-en-peligro/a-48768257