“La especie humana se caracteriza no solo porque es inteligente, sino porque es capaz de acumular conocimientos: La cultura. Desde que el hombre alcanzó una capacidad craneal considerable, su inteligencia no se ha desarrollado, pero ha adquirido muchos más conocimientos”.
Estas reflexiones del manual de Prehistoria I, “Las primeras etapas de la Humanidad” de la UNED tienen muchas consecuencias. La traducción de Homo Sapiens, como es sabido, es hombre sabio. Pero ¿qué significa ser sabio? Somos la especie más inteligente en el planeta, con un lenguaje complejo, con pensamiento abstracto, pero, además, y quizás, sobre todo, aplicamos la cultura acumulativa, la transmisión de conocimientos de unos a otros.
Adquiere aquí una gran importancia ser lo que se conoce como un hombre culto, aquel que posee una gran cantidad de conocimientos, que es más avanzado. En la educación en los colegios es importante que se transmitan los conocimientos adquiridos generación tras generación.
El hombre, pues, sí que evoluciona, quizás no tanto físicamente, o intelectualmente, sino culturalmente. Cada vez es mayor la cantidad de conocimientos que acumulamos y por lo tanto vamos avanzando en el camino del progreso que comenzó en las primeras etapas del Homo Sapiens.
En este punto surgen dos conceptos importantes, la especialización y la relatividad u objetividad de los conocimientos que se han de traspasar de una generación a otra o de unos hombres a otros.
Vivimos en sociedades sofisticadas por lo que es imposible para un ser humano abarcar todas las áreas de conocimientos. Sin duda hay especialización. Pero no se debe renunciar al conocimiento general. El hombre del Renacimiento aspiraba a éste, y el hombre contemporáneo debe abarcar el mayor conocimiento posible, pues entre las distintas áreas del saber se producen sinergias.
En cuanto a la relatividad de los conocimientos a transferir, ya habló Aristóteles de ello, al distinguir entre las áreas del saber teóricas y prácticas. Las teóricas son superiores, como la física y la matemática, y se basan en la demostración. Las prácticas, como la ética y la política, se basan en la argumentación.
Todos estamos de acuerdo en que las nuevas generaciones sepan cuál es el teorema de Pitágoras, pero ¿cuál es la moral que queremos legar a las nuevas generaciones? En este sentido se puede producir inquietud, enfrentamiento y relatividad, pues distintos grupos de la sociedad pueden colisionar en cuanto cual debe ser esta moral dominante.
En términos políticos actuales, y para entendernos, hay una colisión entre una moral más progresista y una moral más conservadora, que tiene impacto en las distintas áreas de la vida. También hay un fuerte enfrentamiento entre una moral individualista y colectiva.
En cualquier caso, el avance de las “ciencias teóricas” es imparable y exponencial y produce rendimientos materiales a la sociedad que hacen que el homo sapiens sea cada vez más sapiens.
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