Por Julio Alexander Parra Maldonado, del equipo profesional de Geografía Viva
“Templanza sin tedio, austeridad sin miseria”
Hoy vivimos tiempos interesantes. La especie humana, actual humanidad en aprendizaje, tiene los mayores conocimientos científicos y posibilidades tecnológicas para desarrollar el mundo que quiera. Y una de nuestras cualidades es que tenemos libertad de elegir y tener conciencia de que somos responsables de nuestros resultados.
Expertos señalan que la pandemia del covid-19, originada por el SARS-CoV-2, tiene que ver con la respuesta natural o biológica del sistema ecológico planetario ante esas capacidades humanas de imponerse por sobre el resto de especies y en todos los hábitats del mundo. Quizás exageren, quizás no. Lo cierto es que la realidad nos dio una cachetada y nos frenó, al menos por un rato.
Sin embargo, hoy no voy a hablar de ese aspecto ecológico. Más bien voy a llamar la atención sobre un criterio bastante antiguo que nos ubica en tierra y ha permitido pensar, pero sobre todo actuar con auto limitación, equilibrio, sin excesos, evitando extremos, aceptación de diferencias, respeto, moderación de apetitos, sujetando los deseos a la razón, congruencia y responsabilidad. Una lista de valores anhelados en sociedades que aspiren a seguir creciendo, viviendo, o más bien súper viviendo. Es decir, si queremos ir más allá en el tiempo.
Así como han sido necesarios pioneros, adelantados e iniciadores que nos lleven a nuevas etapas de desarrollo, hoy es valioso poder avanzar (si avanzar) con mesura. Esto implica asumir el costo de nuestra actuación. El actuar trae consecuencias, y por ello debemos pagar el precio de lo que hagamos.
En lo personal, pero también en lo colectivo, hay que tener el genio para actuar con firmeza y ganas para acercarnos a los resultados que queramos. Poner el esfuerzo y foco mayor en un desarrollo sostenible y una cultura de paz nos acerca a un nivel más efectivo para las capacidades de la civilización. Estar a tono para dar lo mejor posible, y un poco más. Esa es la templanza sin tedio.
Y para recorrer responsablemente el camino para alcanzar nuestras metas, tenemos que actuar con medida de los recursos disponibles, respetando el camino de otros, aceptando el ajuste de tiempo en nuestros plazos, con menos ostentaciones, algunos criterios más sencillos, en fin, atendiendo a la necesidad de otros para acercar en posibilidades esos sueños que estamos siguiendo. La mesura también es austeridad: la dureza de la vida también nos da enseñanzas y mejora la calidad de los resultados. Pero atención, austeridad sin miseria. No pobreza, no egoísmo.
¿Estás conforme con el mundo que ves?
¿Quieres cambiarlo?
¿Estás dispuesto a dar tu aporte para transformarlo?
Hoy es necesario salir de nuestra zona de confort. La realidad cambió. Lo que hay hoy es la nueva normalidad. Ante ello templanza y austeridad.
Y esta crisis, es la posibilidad de cambiar la sociedad, de cambiar tu centro de estudio o trabajo, mejorar tus relaciones comunitarias y familiares, pero sobre todo puedes cambiar tu realidad personal. Y esto último solo depende de ti. Los actuales valores sociales pueden o no supervivir. Pero tú no tienes otra alternativa a hacer para supervivir.
Y hoy para cambiar, para tener una mejor sociedad, un país próspero, arreglar nuestra comunidad, mejorar las condiciones familiares, pero sobre todo ser una mejor persona; debemos activarnos y empezar a hacerlo con criterios sostenibles, incorporando tecnología apropiada y buenas prácticas, esforzándonos, eligiendo la libertad, responsabilizándonos de nuestra vida y aportando valor a la vida de quienes nos rodean.
Debemos ser y hacer para poder tener. Y la mesura es vuelve a ser valiosa para dar sustentabilidad a la supervivencia en el nuevo mundo.
@jalexp1
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