Por Dr. Alejandro Álvarez, ONG Clima 21
He tenido la inestimable experiencia de haber sido invitado en los últimos años en tres ocasiones a dictar talleres sobre la encíclica Laudato Si´ dirigidos a comunidades religiosas católicas.
En todos los casos informé previamente que mi enfoque estaría centrado en un análisis del valor y utilización de este texto no desde una perspectiva religiosa, sino desde una ambientalista y de derechos humanos. Para mi alivio en ninguno de los casos me pusieron ninguna objeción a esa condición.
También vale la pena comentar que mi acercamiento a este texto fue desde el respeto por las ideas religiosas y la necesidad de articular un gran movimiento de transformación conformado por la mayor cantidad de personas posibles sin considerar sus creencias, bases culturales e ideologías. Este movimiento será necesario para poder cambiar el rumbo de destrucción y muerte que subyace a los modelos económicos y de desarrollo imperantes en la actualidad.
Esas experiencias me han permitido revisar repetidamente el texto de la encíclica y poder ir acercándome a sus valores e incluso a lo que considero sus debilidades.
Sobre la base de esa experiencia, y aprovechando que se están cumpliendo cinco años de la publicación de ese documento, les comparto un resumen y algunas reflexiones sobre el mismo. En particular mi intención es facilitar la aproximación a la encíclica por diferentes personas, católicas o no.
Pido a las personas conocedoras de temas teológicos su benevolencia por cualquier error en la interpretación de esos temas realizados por un lego en esa materia.
Primero las presentaciones
Laudato Si´ es el título de la segunda encíclica, o carta pastoral, del papa Francisco. Su nombre nace de la frase inicial del Cántico de las Criaturas de San Francisco de Asís: “Alabado seas, mi Señor” escrito por san Francisco de Asís en el siglo XI de nuestra era.
Su tema central es “el cuidado de la casa común”: Un llamado desde el catolicismo a comprender nuestro planeta como legado de todos los seres humanos del cual somos responsables por razones tanto espirituales como éticas.
Lo positivo y negativo de un texto complejo
Esta encíclica es un documento relativamente extenso (187 páginas) en el cual se combina conocimiento científico con elementos del dogma católico.
En los temas científicos, su lenguaje e información pareciera provenir directamente de los reportes de los organismos internacionales sobre el deterioro ambiental. Ello se combina con una abundancia de citas a escritos religiosos con los que se intenta enlazar las ideas provenientes de las ciencias ambientales con las provenientes del dogma católico. De hecho compiten continuamente dos formas de lenguaje que parecen no terminar de encajar y lo hacen complejo de seguir.
Estas características (largo y complejidad) representan una primera dificultad para que un mayor número de personas se apropien del texto, al menos en Venezuela. He consultado con algunas personas, incluyendo religiosos y no muchas lo han leído y algunas apenas sí lo conocen. Pareciera que se necesita de puentes que acerquen a más personas a los aspectos esenciales de la encíclica.
Entiendo que una encíclica no sería una encíclica sin teología, pero en mi opinión la profusión de citas religiosas y de elementos no basados en el conocimiento empírico puede en algunos casos representar una barrera para acercar un documento con ideas muy importantes pero que incluyen elementos que no son necesariamente compartidos por personas fuera del ámbito católico.
Parece que, como dice una amiga, se necesita urgentemente una edición de este encíclica titulada algo así como: “Laudato Si´ para todo el mundo (incluso para ti, católico)”.
Por otra parte, aunque algunos pueden creer en que es inevitable la existencia de un conflicto entre las visiones de la ciencia y la religión (1) no necesariamente esto tiene que ser evidente. Podemos encontrar conexiones extraordinarias entre ambas formas de conocimiento tal como se puede apreciar (y disfrutar) en el libro Pertenecer al Universo escrito por el físico y ambientalista Fritjof Capra y el monje benedictino David Steindl-Rast (2). Para mí, esta encíclica puede ser una oportunidad para ahondar en el diálogo entre ciencia y religión cada vez más necesario para encontrar respuestas que orienten las transformaciones que precisamos actualmente.
Siguiendo con el análisis, el documento es claramente de naturaleza política en la medida que toma partido por las personas más pobres y vulnerables, señala de manera directa responsabilidades y llama a la acción a actores concretos. Este enfoque puede ser polémico, e incluso incómodo, para algunas personas que quisieran una posición menos militante de la iglesia. Por lo contrario, desde mi punto de vista este un punto fuerte, ya que evita la hipocresía y el lenguaje elíptico de textos que hablan de los problemas existentes, pero nunca de los responsables de estas situaciones, tal como si hubieran sido generados por entes abstractos o situaciones derivadas del azar. A su vez la “opción por los pobres” es una doctrina de la Iglesia Católica frecuentemente criticada y combatida (incluso dentro de la Iglesia Católica) pero cada vez más necesaria particularmente en el contexto de la crisis venezolana (3) a la vez que en Latinoamérica cada vez más tiene un rostro indígena (4).
Otro elemento que me parece positivo, es el uso de un marco sistémico socio-ambiental.
A partir del mismo, los temas relacionados con el deterioro global del ambiente son enlazados directamente con los problemas sociales desde una clara perspectiva integral. En tal sentido expresa de manera enfática que no hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Asimismo, considera que la ecología humana es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social.
Esta mirada compleja de la situación ambiental es necesaria a mí entender para no caer en las re-simplificaciones habituales de muchos medios de comunicación. Pero a la vez, tiene como problema que resulta difícil de ser comprendida por muchas personas que nunca han sido formadas para la comprensión de la complejidad de los sistemas socio-naturales.
El ambiente en Laudato Si´
Desde un punto de vista ya directamente ambientalista, este es un documento que tiene elementos muy importantes. Extraigo unos pocos de ellos:
Parte de declarar al clima como bien común de todos y para todos. Ratifica que el cambio climático es una situación real e innegable y que sus efectos serán muy graves. Asimismo, reafirma que este fenómeno es el resultado de la actividad humana y señala al “consumismo inmoral” y el uso de combustibles fósiles como causas del fenómeno.
Reconoce el acceso al agua potable de calidad como derecho humano. Alerta sobre el problema de la baja calidad del agua disponible por las personas más pobres y critica duramente la privatización del agua como contrario a la realización de este derecho por parte de muchas personas.
Subraya que miles de especies vegetales y animales desaparecen cada año debido a la acción humana. Asimismo resalta la importancia de ecosistemas como son la Amazonia, la cuenca fluvial del Congo, los grandes acuíferos y los glaciares, así como los océanos.
Denuncia que la Tierra parece convertirse cada vez más en un “inmenso depósito de porquería”. Y advierte que la degradación ambiental, generada por el actual modelo de desarrollo afecta la vida de las personas, su dignidad y derecho a ser felices.
Realiza una muy dura crítica al modelo político y económico dominante en la actualidad y lo hace responsable de las agresiones ambientales que sufren las personas más pobres, la explotación de los recursos de los países en desarrollo por los industrializados. Asimismo recrimina el ocultamiento de los problemas por parte de países industrializados y empresas, así como la débil reacción internacional ante los problemas ambientales.
Adicionalmente, y este punto es para mí uno de los más admirables, plantea un enfoque espiritual de la vida y la relación entre los seres humanos y el ambiente.
Así expresa que, la paz interior de las personas tiene mucho que ver con el cuidado de la ecología y con el bien común, y, que ella se refleja en un estilo de vida equilibrado unido a una capacidad de admiración que lleva a la profundidad de la vida. Asimismo, afirma que la paz implica la amorosa conciencia de estar conectados de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal.
Propuestas de cambio
Luego de este diagnóstico de la situación socioambiental del mundo, esta carta pastoral expone la necesidad de hacer cambios profundos en los estilos de vida, los modelos de producción y consumo y las estructuras de poder.
Entre las recomendaciones que plantea incluye unas a nivel global, incluyendo la urgencia de desarrollar políticas para reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero, establecer regulaciones a nivel gubernamental para frenar el calentamiento global, y crear instituciones internacionales fuertes para actuar en este camino.
Asimismo, establece que cada persona debe realizar cambios en sus hábitos. Presenta ejemplos tales como el uso de transporte público, plantar árboles y el apagar luces innecesarias. Asimismo, recomienda la formación de redes comunitarias para responder a los problemas sociales.
Igualmente señala a grupos particulares tal como las comunidades indígenas y cristianas. De las primeras indica que deben convertirse en los principales interlocutores del diálogo sobre medio ambiente. Para las segundas señala que deben ser protectores de la obra de Dios como parte esencial de una existencia virtuosa.
Finalmente, reafirma que la solución a los problemas requiere educación en la responsabilidad ambiental, en la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis y que esta educación debe ser capaz de motivar a conformar estilos de vida responsables con el ambiente.
Me detengo un momento en este último punto para subrayar mi total acuerdo con darle una especial importancia a la educación. Asimismo, enfatizar que no es una educación teórica sino una capaz de generar cambios en los estilos de vida en las personas.
En síntesis
A pesar de algunas debilidades, la encíclica Laudato Si´ es una extraordinaria hoja de ruta para actuar en defensa de la Naturaleza como sistema protector de la humanidad y de sus derechos. En la práctica actuar en este sentido puede convertirse en una tarea muy difícil sino contamos con orientaciones éticas y espirituales en conjunto con las herramientas y capacidades de la ciencia.
En el caso de Venezuela, estas acciones no pueden estar desconectadas del hecho de que el país está sumergido en una emergencia humanitaria compleja que está destruyendo los medios económicos, las capacidades para vivir una vida digna, incluyendo las relacionadas con temas ambientales y la existencia misma de millones de personas.
Entre los afectados la enorme mayoría son personas pobres, campesinos e indígenas. Estos últimos inmersos en una guerra creada por la codicia del oro que destruye el corazón mismo de sus culturas y amenaza con convertirse en un etnocidio.
Por lo tanto Laudato Si´ debería ser un estímulo para reflexionar y en particular actuar desde la ciencia y la espiritualidad en defensa de todas las personas, en particular de los más vulnerables. Valdría la pena recordar la profunda reflexión de Santo Domingo “No quiero estudiar en pieles muertas (en referencia al material de los pergaminos) mientras que haya personas que mueren de hambre”.
Pero a la vez, puede actuar como primer paso en el camino del reconocimiento de una espiritualidad profunda inmersa en la Naturaleza y que es necesario dejar atrás la idea de la superioridad y dominio de los humanos sobre el resto del mundo.
Al inicio de este artículo coloqué una reproducción de una obra del pintor flamenco Jan Siberechts que representa a san Francisco predicando a los animales, santo y acción que inspiró a esta encíclica.
Creo que es hora que con humildad comencemos a oír como la Naturaleza no sólo nos habla sino que nos invita a ser parte integral de su ser.
Loado seas, mi Señor,
por nuestra hermana la madre tierra,
que nos sustenta y gobierna
y produce distintos frutos
con flores de colores y hierbas…
San Francisco de Asís, 1224 o 1225
(1) Krauss, L. 2015. Ideology Subsumes Empiricism in Pope’s Climate Encyclical. https://blogs.scientificamerican.com/guest-blog/ideology-subsumes-empiricism-in-pope-s-climate-encyclical/?print=true
(2) Capra, F., Steindl-Rast, D. y T. Matus (1994) Pertenecer al universo. Encuentros entre ciencia y espiritualidad. Edaf. España.
(3) Trigo, P. S.J. 2013. La opción por los pobres en Venezuela. Revista SIC 751. Disponible en: https://revistasic.gumilla.org/2013/la-opcion-por-los-pobres-en-venezuela/
(4) Palacio, J. s.f. La opción por los pobres, hoy, tiene rostro indígena. REAPM. Disponible en: https://redamazonica.org/2019/11/la-opcion-por-los-pobres-hoy-tiene-rostro-indigena/
Quiero agradecer profundamente a varias personas que me dieron la oportunidad para acercarme y reflexionar sobre Laudato Si’, en particular a Deborah Van Berkel, presidenta de Sinergia; el hermano Miguel Ángel Espinoza, OP de la Comisión de Justicia y Paz, así como Liliana Rodríguez, OP ambos de la orden Dominicos en Venezuela; y Karina Estraño, coordinadora de Todos por el Futuro.