Para el especialista en mediciones Roy Campos pelearse con las encuestas es como pelearse con el espejo o con una balanza de peso, no siempre nos gusta lo que vemos, pero no por ello desaparece la medición; llamar falsas las encuestas es solo mandar el mensaje de que no aceptamos cómo nos ve el resto”. Llamar falsas las encuestas es cuando la mayoría de los mandatarios o políticos se someten a una investigación electoral y no les favorece, no queda otra que pelearse con la báscula. Esa es una postura natural de quienes no entienden la esencia de una encuesta.
Las encuestas son herramientas utilizadas para medir la opinión pública sobre diversos aspectos políticos, económicos, sociales, incluidas las preferencias de los votantes en elecciones. Las encuestas “son un instrumento de ayuda para la comprensión de la realidad de un país, es un instrumento científico, útil para entender las tendencias profundas acerca de los temas que son y serán claves en el debate cotidiano, pero las encuestas muchas veces no son ningún sustituto de la propia realidad”. En suma, los estudios de opinión pública son como los mapas de carreteras: “No nos dicen adónde ir, pero sí nos indican la mejor manera para llegar adonde quiero ir”.
Obviamente, el problema que plantean las mediciones de opinión pública muchas veces es su falta de credibilidad, son cuestionables sus fichas técnicas, es significativo que en la captura de datos para la investigación hay que tener en cuenta el arte de observar, interpretar, comprender para luego potenciar la aproximación hacia la verdad en los diversos procesos de análisis, lo que llamamos nosotros la hermenéutica necesaria en los estudios de opinión, ineludible en nuestros sondeos. Se debe aprender a tener comprensión de estos instrumentos es significativo hacer la advertencia que las encuestas en Venezuela están mostrando una grave realidad, a pesar del interés que puedan tener sus clientes, existe una visión compartida sobre la aguda crisis que transita el país.
Según la mayoría de las encuestas serias, una gestión tan cuestionada por 82,8% de los ciudadanos difícilmente pueda mantenerse en el poder por vías democráticas e incluso entrar en su propia resiliencia política-electoral. Es evidente, existe un inmenso rechazo al sector oficial, que se traduce en una gran voluntad de cambio que luce inquebrantable. La encuesta de expectativas económicas de marzo proyecta un empeoramiento drástico en todos sus indicadores. “El crecimiento económico baja -1% (-3.5%) para el cierre del año 2025. Por su parte, las expectativas inflacionarias aumentan a 135% (+25%) para fin de año, con un tipo de cambio que alcanzaría los 122,2 Bs/$ (+10 Bs/$) para el 31 de diciembre del año en curso. El fin de la Licencia General 41 de Chevron ha eclipsado el entendimiento de Maduro y Trump en torno a temas migratorios; sin embargo, como hemos venido insistiendo, aún persiste incertidumbre en cuanto a la sostenibilidad de estas medidas, lo cual se refleja en la volatilidad recientes en las estimaciones del crecimiento, tipo de cambio e inflación”.
El régimen con sus estrategias y tácticas se mueve permanentemente en dividir a la oposición mayoritaria que respaldó a Edmundo González el 28 de julio de 2024. Los números “hablaron” y la comprensión numérica reveló un resultado electoral perdedor para Nicolás Maduro. Es contradictorio, el régimen siempre juega a la antipolítica en su ajedrez hacia la captura del voto.
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