El dinero es una figura física o virtual, generalmente aceptada por las personas como medio de pago, para realizar transacciones comerciales relacionadas con el intercambio de bienes o servicios en sustitución del trueque, y constituye un pasivo para quien lo emite y un activo para quien lo recibe.
Según Aristóteles, las funciones del dinero son: ser unidad de cuenta, unidad de intercambio y unidad de mantenimiento de valor; pero actualmente dichas funciones no se cumplen para ninguna de las monedas existentes, puesto que, al ser pasivos emitidos sin el respaldo de activos tangibles, dichas monedas dependen de la confianza en los entes emisores, por lo que el dinero actual no sirve como unidad de medida universal del valor de lo intercambiado, ni tampoco sirve para ahorrar, como sí lo hacen los metales preciosos, cuyo valor se conserva con el paso del tiempo.
Debido al deterioro del dinero fiduciario por fenómenos tales como la devaluación, la inflación y el repudio de las monedas de curso legal, que se convierten en basura por la expansión astronómica de la liquidez monetaria, históricamente han quedado en la ruina, la destrucción y el caos económico-social diversos imperios poderosos, muchas naciones con sus empresas y ciudadanos, cuando sus economías colapsaron por las malas praxis monetarias y financieras, y para salir de las crisis autogeneradas, se ha recurrido a las invasiones y a las guerras, donde el objetivo es apropiarse de los activos ajenos que representen algún valor para los países invasores quebrados y arruinados, donde lo primero que se busca es el oro almacenado en los bancos centrales y luego los yacimientos de otros minerales que son materias primas para producir energía, tales como son gas, petróleo, carbón, litio o elementos radiactivos, sin que importe lo que ocurra con las personas.
Para ilustrar lo dicho anteriormente, sin viajar tantos años en la historia, podemos mencionar las guerras e invasiones de Napoleón Bonaparte a sus vecinos de Europa, Asia y el Norte de África, después de que Francia quedó en la ruina por la hiperinflación generada con la emisión monetaria desordenada que hicieron los líderes de la Revolución francesa, acción que fue replicada luego por Adolfo Hitler después de la hiperinflación en la república de Weimar –Alemania de la posguerra, entre 1918 y 1933– donde se necesitaban carretillas llenas de billetes devaluados, que en vez de contarlos había que pesarlos, para poder comprar un pan, lo que condujo a la Segunda Guerra Mundial.
Infortunadamente, las lecciones de la historia se ocultan o se olvidan a propósito y, por tanto, cada cierto tiempo se repiten los mismos errores monetarios y financieros con las mismas consecuencias funestas, de tal forma que actualmente estamos de nuevo en una distopía y al borde de una tercera guerra mundial, cuyas causas son exactamente iguales a las que justificaron acciones de genocidas como fueron Napoleón o Hitler en su momento, para invadir y expoliar a otras naciones.
Desde 1971 se implantó a nivel mundial una teoría fracasada y fraudulenta llamada keynesianismo, propuesta en 1936 por John M. Keynes, quien irresponsablemente recomendó a los gobiernos crear dinero de la nada sin medida y sin respaldo de activos tangibles para financiar el gasto público, de tal manera que cuando otros pensadores económicos de su época le indicaban que en el mediano y en el largo plazo esta mala praxis de expandir la liquidez exponencialmente conduciría a la inflación y a la recesión en el futuro, sir Keynes les replicaba que “en el largo plazo todos estaríamos muertos”.
Esa teoría económica aún está vigente y haciendo estragos y así fue como los bancos centrales expandieron sus ofertas de dinero fiat creado de la nada y la banca comercial obtuvo autorización para crear dinero inorgánico adicional en forma de créditos, mediante figuras llamadas el multiplicador bancario y la reserva fraccionaria, donde debido a que se espera que no todos los clientes soliciten simultáneamente sus ahorros y depósitos, se creó otra regla llamada encaje legal, que le permite a los bancos comerciales prestar el dinero de sus clientes a tasas reales negativas, en forma alegre e irresponsable, por ser un dinero ajeno, de manera que si este encaje legal se estableciera entre 5% y 10% como ocurre en muchos países, eso significaría que los bancos pueden prestar entre el 95% y el 90% del dinero que sus clientes les entregaron para su guarda y custodia, quedando el riesgo de que al ocurrir corridas bancarias se impongan corralitos financieros y los bancos centrales deban expandir aún más la liquidez monetaria para auxiliar a los bancos quebrados e insolventes.
La emisión exponencial e irresponsable de dinero sin respaldo de activos tangibles, conduce inexorablemente a un apocalipsis económico, con cinturones de óxido y de miseria, desempleo, salarios miserables, migraciones, violencia y drogadicción, lo que finalmente conduce al belicismo, para darle la patada al tablero de juego cuando no hay otra forma de cumplir con los compromisos adquiridos, porque no es sustentable en el tiempo manejar monedas que no conserven su valor, aplicando leyes y reglas leoninas tales como son entre otras el multiplicador bancario y la disminución del encaje legal, que permiten a la banca no solo crear dinero inorgánico adicional de la nada, sino también apropiarse de los depósitos de sus clientes para prestarlos en muchos casos a estafadores y vividores, apologistas de la especulación-devaluación-inflación, sabiendo que sus deudas se diluirán en el futuro con trucos tales como: corralitos financieros, devaluaciones, control de cambios, impuestos sobrevenidos, inflación subyacente y finalmente acciones bélicas cuando todo falla.
Estas prácticas monetarias y financieras promovidas por supuestos expertos económicos –algunos de ellos también son vendedores de encuestas– conducen a quiebras bancarias, con banqueros y políticos corruptos, quienes se hacen inmensamente ricos e impunes, que huyen de sus países de origen y ocultan sus fondos en paraísos fiscales o en naciones de gobiernos alcahuetas, mientras los países afectados quedan quebrados y arruinados, por la aplicación recurrente de malas prácticas, que consisten en otorgar créditos a una élite parasitaria que ni trabaja ni produce nada, compuesta por corruptos, estafadores, especuladores y delincuentes financieros, que se convierten en oligarcas y se apropian tras bastidores del poder económico y político de las naciones y que luego son quienes imponen a través de las seudodemocracias deterioradas a políticos ignorantes e incapaces, que son muñecos de ventrílocuo, para que se encarguen de imponer reglas y leyes que favorezcan sus negocios y también para proteger a quienes los llevan y los mantienen en el poder de manera perpetua. Como es el caso del especulador más reconocido a nivel mundial que es George Soros, cuyo dinero mal habido, producto de la especulación financiera, sirve para promover fundaciones manipuladoras, a nombre de la libertad, la democracia y los derechos humanos, imponiendo a pelmazos en los gobiernos, gracias a las deficiencias actuales de las democracias y también proponiendo irresponsablemente hacerle guerras a otros países, en vez de facilitar la paz y la cooperación entre las diversas naciones del mundo.
Finalmente, una propuesta de cambio al paradigma monetario del dinero fiat eran las criptomonedas, pero resultaron ser otra estafa piramidal de esquema Ponzi, tal como se había pronosticado en este medio informativo el 19 de enero de 2021 en un artículo de opinión llamado «Las criptomonedas», donde se indicaban algunas fallas de ese tipo de seudodinero y se concluía con el siguiente párrafo:
“Si no se corrigen estas debilidades, las criptomonedas no servirán para el comercio real y solo serán útiles para especular como en un juego de monopolio, a diferencia que aquí muchos participantes ingenuamente colocan sus activos reales, que son adquiridos con monedas ficticias y los pocos ganadores se quedarán con todo a cambio de nada, por lo cual hay montañas rusas de precios con pendientes pronunciadas y su futuro es que al ser burbujas e ilusiones monetarias, fracasarán y serán un mal recuerdo, como han fracasado todas las monedas conocidas excepto: oro, plata u otros metales nobles, que son el dinero real por tener valor intrínseco”.
Muchos bancos centrales del mundo poseen grandes reservas de oro que están ociosas en depósitos subterráneos y podrían ser de utilidad para regresar al patrón oro con la ayuda del FMI, donde pueda crearse una moneda universal que sea unidad de medida y reserva de valor, que también permita desescalar los escarceos belicistas actuales que a nadie convienen, en beneficio de la paz, la cooperación y el intercambio comercial global libre y honesto.
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