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El segundo grupo

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Los modelos, matemáticos o de cualquier otra índole, son representaciones de objetos, sistemas o eventos y se utilizan como herramientas para comprender el mundo natural y tomar decisiones, ello en virtud de que nos ayudan a visualizar o imaginar aquello que nos es difícil de ver o comprender.

Tales modelos se pueden utilizar para ayudar a ilustrar y explicar las teorías científicas, de hecho las respaldan o demuestran que están equivocadas. Por supuesto, en la medida que se recopila nueva información y avanza la tecnología, los científicos revisan y actualizan sus modelos.

Otra gran ventaja de los modelos es que permiten ahorrar tiempo, dinero y vidas pues trabajar y experimentar con modelos suele resultar más seguro, más rápido y menos costoso que usar la realidad.

También, los modelos se pueden utilizar para hacer pronósticos. Claro, de manera previa, los científicos deben contrastarlos experimentalmente. Ahora bien, y sobre todo en esta época global-digital, los modelos nos pueden servir para comunicarnos mejor y es que podemos valernos de modelos para comunicar observaciones e ideas a otras personas, con la finalidad expresa de ayudarlas a entender y visualizar conceptos abstractos e inclusive la misma realidad en donde viven esas personas y que a veces es muy mal percibida por las mismas.

El pasado 28 de agosto me llegó el reporte titulado “¿Cuánto costará la inequidad en las vacunas? (How much will vaccine inequity cost?), elaborado por The Economist Intelligence Unit (EIU), mismo que comparto hoy con ustedes.

En dicho reporte EIU nos informa que ha creado un modelo que evalúa los costos del retraso de vacunación en el mundo. En palabras sencillas, el modelo se basa en que mientras más rápido se alcanza un porcentaje mayor de población vacunada en un determinado país (con las limitantes que EIU señala), más rápidamente se recupera el PIB de ese país y viceversa.

EIU materializó su modelo combinando sus pronósticos internos para los cronogramas de vacunación en alrededor de 200 países con sus pronósticos de crecimiento del PIB obtenidos de sus propios modelos econométricos patentados.

En primer lugar, EIU enumeró los países que lograrán una cobertura de inmunización del

60% contra el coronavirus entre mediados de 2022 y principios de 2023 y aquellos que lograrán esta tasa de vacunación en 2023 y más allá.

Es bueno aclarar que 60% para inicios de 2023 es una tasa conservadora que contrasta con las metas de 70% de población vacunada para octubre de 2021 en un país destruido como el nuestro según voceros oficialistas. Para el 4 de julio de 2021 y según dichos voceros, el 11,4% de la población venezolana (2.508.000 habitantes), sobre 22 millones o el 70% de la población, se encontraba vacunada. Lo anterior quiere decir que el 58,5% restante (12.892.000 habitantes) el gobierno espera tenerlo vacunado para finales de octubre 2021 una meta que, a juzgar por lo que vemos día a día en todo orden, luce bien difícil de alcanzar. Ojalá y me equivoque.

Luego EIU calculó lo que ellos llaman el ‘impulso virtual” (el impulso o empuje debido a una vacunación más rápida) al crecimiento del PIB en 2022-25 que los plazos de inmunización más rápidos proporcionarían a cada uno de estos países. Por último, compara esos datos con sus propios pronósticos de crecimiento del PIB «regulares» para evaluar las pérdidas del PIB mundial y regional debido a retrasos en los plazos de vacunación. Todos sus datos están calculados a tasas de cambio de mercado.

Los criterios utilizados por EIU para determinar retrasos en los cronogramas de vacunación fueron los acuerdos de suministro de vacunas, las limitaciones de producción de vacunas, las dudas sobre las vacunas (el término en inglés es “vaccine hesitation” y está relacionado con aquellos sectores de la población de un país reacios a vacunarse por motivos que incluyen incluso teorías conspirativas), el tamaño de la población y la disponibilidad de trabajadores sanitarios. Los analistas de EIU ajustaron los datos para reflejar las condiciones específicas en cada país.

Según EIU, a fines de agosto de 2021, alrededor de 60% de la población de los países de ingresos más altos había recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus (la vacunación completa, en general, requiere dos dosis). Por el contrario, las campañas de vacunación avanzan a un ritmo extremadamente lento en las economías de menores ingresos. Para finales de agosto 2021, solo 1% de las poblaciones más pobres había recibido al menos una dosis de una vacuna. Para poner esto en contexto, los países ricos han administrado 100 veces más vacunas que los más pobres. De allí el término inequidad.

Según el reporte de EIU y más allá de las preocupaciones éticas, los retrasos en la vacunación de la población mundial tendrán un alto costo. Aquellos países que vacunarán a menos de 60% de su población a mediados de 2022 registrarán pérdidas de PIB por un total de 2.300 millones de dólares en 2022-25. Los países emergentes soportarán alrededor de dos tercios de estas pérdidas (cerca de 1.533 millones de dólares), retrasando aún más su convergencia económica con los países más desarrollados.

En términos absolutos, Asia será, con mucho, el continente más afectado (con pérdidas acumuladas proyectadas de 1.700 millones de dólares). Como porcentaje del PIB, los países del África subsahariana registrarán las mayores pérdidas (por un total de 3% del PIB previsto de la región en 2022-25). Tales estimaciones capturan parcialmente las oportunidades económicas perdidas, especialmente a largo plazo. Por ejemplo, el modelo de EIU no tiene en cuenta el impacto de los obstáculos en la educación. Recuérdese que muy a menudo no existe el aprendizaje a distancia en las economías en desarrollo.

El caso es que para EIU, la inequidad de las vacunas tendrá graves consecuencias a largo plazo. El más obvio está relacionado con el impacto económico de la falta de acceso a las vacunas en los Estados más pobres. Las previsiones de EIU muestran que los plazos para la recuperación económica serán más largos en las economías más pobres que en las avanzadas. Esto se debe, en parte, a la expectativa de EIU de que, en ocasiones, será necesario volver a imponer las medidas de distanciamiento social en países donde las tasas de vacunación siguen siendo bajas (ello sin contar con la aparición de variantes más contagiosas del virus).

Luego de revisar temas relacionados con el turismo, con la denominada “diplomacia de vacunas” rusa y china y con aspectos técnicos de la eficacia de las vacunas de estos dos países, temas a los que no me referiré en este artículo (ni en ningún otro), EIU presenta sus conclusiones.

En primer lugar, el enfoque “cero covid-19” luce irreal: la futura naturaleza endémica del virus significa que todos los gobiernos del mundo tendrán que revisar sus estrategias de salud pública.

En segundo lugar, el contraste entre ricos y pobres será marcado: los estados más ricos y vacunados tendrán opciones, mientras que los Estados más pobres y no vacunados no las tendrán. Nosotros estamos en este segundo grupo.

 

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