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El poder de las estampillas

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Durante la Guerra Civil Española, las estampillas del bando franquista fueron mucho más que simples medios de pago; se convirtieron en poderosas herramientas de propaganda visual que ayudaron a consolidar el régimen de Francisco Franco. Estas imágenes proyectaban una visión autoritaria de España, suplantando y suprimiendo las narrativas alternativas. Al observar la situación política en Venezuela, se pueden identificar paralelismos en el uso de símbolos, incluidos los sellos postales, como mecanismos de control ideológico.

Como señaló Jacques Ellul, la propaganda visual tiene la capacidad de crear realidades. Las estampillas franquistas no solo reflejaron, sino que moldearon la percepción de la historia, reforzando una narrativa oficial. De manera similar, el régimen venezolano bajo Nicolás Maduro ha utilizado símbolos como las estampillas para consolidar su poder, promoviendo una identidad nacional alineada con sus intereses políticos. Estas piezas no solo cumplen una función práctica, sino que también se han convertido en instrumentos para fortalecer la imagen oficial del país, invisibilizando otras perspectivas.

En el caso del franquismo, las estampillas proyectaban figuras históricas como Isabel la Católica o El Cid, conectando el presente con un pasado imperial. En Venezuela, el chavismo ha recurrido a la figura de Simón Bolívar para justificar su régimen, utilizando las estampillas de la revolución bolivariana no solo para transmitir un mensaje político, sino para consolidar una visión del país centrada en un solo liderazgo, dejando poco espacio para otras interpretaciones de la historia nacional.

El concepto de «unidad» fue clave en la propaganda franquista. En Venezuela, el gobierno ha promovido una «unidad latinoamericana», buscando fortalecer alianzas políticas y culturales con otros países de la región. Las estampillas de la revolución bolivariana se utilizan para reforzar esta idea de comunidad, mientras que se minimizan las corrientes políticas que no comparten la ideología oficial.

A lo largo de la historia reciente de Venezuela, las estampillas han sido un reflejo del uso de símbolos como vehículos de poder. En 2014, la UPAEP lanzó una serie de estampillas bajo el tema «Próceres y Líderes», en la que participaron países como Argentina, Uruguay, Nicaragua, Venezuela y Ecuador, rindiendo homenaje a Hugo Chávez. Aunque Ecuador se retiró de la emisión conjunta, lanzó su propia estampilla en tributo a Chávez.

Más recientemente, el Instituto Postal Telegráfico de Venezuela (Ipostel) lanzó una serie de estampillas para rendir homenaje póstumo a Hugo Chávez. Con una tirada de 500.000 ejemplares, estas estampillas fueron distribuidas en más de 180 países, mostrando distintas facetas de Chávez: como humano, político, diplomático y estadista. La colección también incluyó postales y sobres conmemorativos y estuvo acompañada por una exposición en Caracas, dedicada a celebrar su legado.

Este proceso de construir una «memoria histórica» mediante las estampillas demuestra cómo los símbolos visuales siguen siendo herramientas cruciales en los regímenes autoritarios. En Venezuela, las estampillas no solo validan el poder del gobierno, sino que también ayudan a consolidar una identidad unificada. Al igual que las estampillas franquistas ayudaron a consolidar una narrativa nacionalista, las estampillas venezolanas refuerzan la imagen de un país bajo un solo liderazgo.

Al considerar el uso de la propaganda en Venezuela, las estampillas emergen como un medio clave para modelar la percepción de la realidad. Aunque la situación política venezolana es única, el uso de símbolos visuales para consolidar una narrativa oficial resalta el poder de las imágenes como herramientas de control ideológico. En este sentido, las estampillas continúan desempeñando un papel crucial en la proyección de visiones de poder y en la construcción de una identidad nacional alineada con los intereses del régimen.


Pedro Adolfo Morales Vera es economista, jurista, criminólogo y politólogo.

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