“We don´t need no education» (Roger Waters, Pink Floyd)
A este lado del Atlántico estamos viviendo una confrontación nacional entre profesores, padres, alumnos y gurús sobre el enfoque educativo idóneo para aplicar en las escuelas. También se discute sobre el método de enseñanza, el diseño del curriculum o plan de estudios, la conveniencia o inconveniencia de incluir una mayor o menor cantidad de contenidos en las asignaturas de una clase.
«We don´t need no education»
Un día mientras subo a la primera planta de mi centro de trabajo –que es una escuela– veo que alguien se había molestado en pegar cartulinas en cada una de las contrahuellas o tabicas de la escalera de acceso a la primera planta con fórmulas del tipo a2 + b 2 = c 2 , ejemplos de ecuaciones de primer grado, la fórmula de ecuaciones de segundo grado y unas cuantas más. Me pareció una idea muy práctica para los alumnos que quieren aprender. Pasados unos días, varias cartulinas aparecieron rotas y noté afectado al profesor de matemáticas.
«We don´t need no thought control»
La sección de opinión de El País compartía la interpretación de Emiliana Vegas, codirectora de The Brookings Institution en Washington sobre el daño ocasionado por la covid-19 en la educación mundial («Inexcusable asistencia a clase«, Foreign Affairs, 23.05.2021). Emiliana Vegas afirma que la enseñanza presencial es fundamental para el aprendizaje, como dice el título del artículo. En el cuerpo del texto, que fue publicado en el mes de mayo de este año, se podía leer: «Todos los estudios demuestran que los alumnos que reciban una educación de calidad ganarán más dinero que los que no tengan esa suerte».
«We don´t need no education»
Hace un tiempo en un concurso televisivo una modelo española respondía a una pregunta sobre el rey Carlos V de forma equivocada, además de leer Carlos UVE (sic). Nadie decente debe burlarse de la ignorancia de nadie. Lo que sí es cierto es el hecho de que la clase –el aula– importa. Los alumnos necesitan contenidos. Necesitan contenidos bien explicados. Los profesores, por nuestra parte, no debemos ser indulgentes con los errores. Tenemos que enseñar con rigor y evaluar consecuentemente. No me extrañaría que la modelo fuese de las alumnas que prestaban poca atención a sus profesores o dedicase poco tiempo al estudio.
«No dark sarcasm in the classroom»
No quiero dejar aparte los relatos de guías turísticos que cuenta Javier Marías en su columna «Pobres turistas y pobre Historia» (El País, 16.05.2021). Por citar un par de ejemplos, diré que Marías se queja con razón del estilo «desenfadado» de algunos guías. Copio dos citas textuales: «Bueno bueno bueno: los Austrias eran los tíos más egoístas y cabrones que os podáis echar a la cara, bros». El lenguaje soez y el colegueo final a quienes se supone siguen sus explicaciones no es apropiado. Parece ser que hoy no se enseñan buenos modales, que no se valora esto. Parece que hemos olvidado el trato de respeto al prójimo. Sin embargo, hay que recordar estas cosas. Una persona que habla igual a todo el mundo pierde credibilidad tanto para sus amigos cercanos como para los que no le conocen de nada.
Imagino a Javier Marías conteniéndose. El caso es que siguió escuchando al guía hasta el momento en que este mostró a su audiencia el retrato de Carlos II que llevaría preparado a la vez que soltaba: «Qué pintas, no es raro que lo llamaran el Hechizado con esta jeta».
«Teacher, leave them kids alone!»
A inicios de este curso pandémico 2020/2021, contaba un profesor de Historia la reacción de sus alumnos al recibir las primeras pruebas corregidas. La mayoría de ellos se quejaron sin reparo alguno de la abundancia de rotulador rojo en sus hojas, inundadas de subrayados, círculos y notas. El profesor les explicó que su forma de corregir era esta. Por extraño que parezca, este colega marca en rojo lo que considera destacable. Dicho de otra manera, analiza los aciertos del alumno al redactar sus respuestas a una pregunta en el examen; así, una hoja llena de color rojo no es un mal examen, sino al contrario. El día que nos contó esta anécdota se ganó la admiración de más de un profesor veterano en el centro. Que nadie crea que está todo inventado. Que nadie diga que sabe porque sabemos muy poco quienes no dejamos de aprender y queremos seguir aprendiendo.
«All in all it’s just another brick in the wall»
Aquellos que propugnan con vehemencia la rebaja de contenidos académicos en favor del desarrollo de competencias, control de emociones, rechazo a la memorización, y otros principios educativos de moda ahora, creo que no podré convencerles. Supongo que cada uno cree en algo. Mis principios apuntan al conocimiento, a la memoria, y a la antigua escuela, a la disciplina y el esfuerzo; pero también señalan a la rebeldía y no hacen oídos sordos a las novedades.
«We don´t need no education»
Dejo, por último, el video de una periodista argentina del Canal 26 de televisión, Noelia Novillo, que confundió –tal vez por falta de conocimiento, digo yo– al primer hombre vacunado contra la pandemia de este siglo, William Shakespeare (de Reino Unido) con el célebre autor de Romeo and Juliet que se llamaba también William Shakespeare, era inglés y moría en mayo –o abril–, pero del año 1616; es decir, en el siglo XVII.
La argentina hablaba de la muerte de Bill Shakespeare el pasado 20 de mayo y decía, cito textualmente: «Uno de los escritores más importantes, para mí el más referente de la lengua inglesa«…
La ignorancia siempre es el punto de partida. Tenemos que ser curiosos para aprender. Deberíamos ser valientes para poner todo patas arriba, tener dudas, reflexionar y atrevernos a escuchar a quien nadie escucha. No hay que burlarse de quien no sabe porque todos hemos sido ignorantes algún día. No podemos conformarnos tampoco con un solo libro, como decía Tomás de Aquino, «hominem unius libri timeo«. La escuela importa, los profesores y los alumnos importan. La educación es necesaria. We need education.
https://twitter.com/ErnestoLamas/status/1398250373643747330?s=20
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