Por Pablo Kaplún H., doctor en Educación Ambiental
I.- Día de la Tierra
Realmente, el primer antecedente del Día de la Tierra se retrotrae a 1968 cuando el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos organizó el Simposio de Ecología Humana para que estudiantes de diversos lugares escucharan a científicos hablar sobre los efectos del deterioro ambiental en la salud humana.
Dos años después en 1970, el senador y activista ambiental Gaylord Nelson propone la creación de una agencia ambiental y se realiza una manifestación masiva a la que acuden más de dos mil universidades, decenas de miles de escuelas públicas y centenares de comunidades. Esta presión social da sus resultados y el gobierno de los Estados Unidos creó la Agencia de Protección Ambientaly una serie de leyes destinadas a la protección del medio ambiente.
En 1972 se celebró la primera conferencia internacional sobre el medio ambiente. La Cumbre de la Tierra de Estocolmo, cuyo objetivo fue sensibilizar a los líderes mundiales sobre la magnitud de los problemas ambientales.
A lo largo de la historia de este Día Internacional de la Madre Tierra, se han llevado a cabo actuaciones muy importantes a nivel mundial, algunas de las cuáles merecen ser mencionadas. En concreto, en el 20 Aniversario de la celebración en 1990:
En Asia, alpinistas chinos, soviéticos y estadounidenses formaron un equipo para recolectar basura dejada en el Monte Everest por anteriores expediciones, reuniendo más de dos toneladas.
En Francia, los participantes formaron una cadena humana a lo largo del río Loira, alcanzando unos 800 km de longitud, con el propósito de honrar uno de los últimos ríos limpios de Europa.
Unas 5.000 personas en Italia bloquearon carreteras, como protesta por la contaminación producida por los automóviles.
En Haití se declaró oficialmente al Día de la Tierra como un festivo nacional.
Alrededor de 10.000 estudiantes participaron en una campaña de limpieza en Jordania.
Cerca de 35.000 ambientalistas japoneses se reunieron en la Isla de los Sueños (una isla artificial, ubicada en la Bahía de Tokio, construida con basura) con el propósito de establecer un centro de reciclaje temporal.
En Venezuela
Si hacemos una rápida búsqueda en Google acerca de las actividades desarrolladas en Venezuela para conmemorar tal día, a nivel oficial, la más reciente actividad fue liderada en 2020 por el Instituto Nacional de Higiene Rafael Rangel http://www.inhrr.gob.ve/noticia13.php, mayor esfuerzo (menos notorio, digamos) es rastrear lo realizado por el Ministerio de Ecosocialismo, de la cual solo aparece una nota de prensa.[1]; la página oficial. www.minec.gob.ve no cuenta con buscador, por lo que no podemos saber si hizo otras cosas; no obstante, si somos persistentes en la búsqueda finalmente conseguimos algo, liderado por el presidente Maduro; es del año 2019 http://www.minec.gob.ve/presidente-maduro-celebra-dia-mundial-de-la-tierra/.
En el pasado, con pompa o sin ella, con éxito de participación alta a veces, otras menos, organismos oficiales y ONG lograban cierta convivencia generalmente ese día y lo celebraban con bastante notoriedad, así fuese para la denuncia, la sensibilización o la propaganda, pero para los ambientalistas terminaba siendo un día bastante movido.
Este año, en especial, comienza está marcado en el contexto internacional por ser el primero del d «Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible». En este sentido, el balance con el reconocido medio ambientalista electrónico internacional https://es.mongabay.com/ no daba a comienzos de año un balance muy favorable.
Captura de tiburones y rayas (chucho pintado) en Los Roques. Foto: Rafael Tavares. https://es.mongabay.com/2021/01/desafios-ambientales-venezuela-2021-oceanos-mineria-politica/
“El 2021 comienza con una celebración a la cual Venezuela no está invitada. Pese a tener 2.700 kilómetros de costa, el país no tendrá ningún representante en las primeras actividades previstas para la conmemoración del Decenio de las Ciencias Oceánicas para el Desarrollo Sostenible (2021-2030), un periodo proclamado por las Naciones Unidas para reunir a la comunidad científica, políticos, empresas y sociedad civil organizada de todo el mundo en torno a un marco común que garantice que las ciencias de los océanos puedan apoyar plenamente a los países en el logro del Objetivo del Desarrollo Sostenible 14: Vida marina.
El biólogo Eduardo Klein ve en el evento una oportunidad para estudiar los océanos y comprender qué sucede actualmente en ellos; reconocer y enfrentar sus cambios y, crear y aplicar una metodología global que ayude a preservarlos. Según dice, Venezuela se va a perder de esto y la ausencia del país se debe a la continua disminución de inversión que, año tras año, empeora en materia ambiental. Esta es una deuda que el gobierno tiene desde hace más de una década con investigadores, profesionales y expertos en monitoreo.
“Venezuela se tiene que subir a ese autobús que es la movida global. Se debe pensar en mantener la integración en proyectos globales y en que el país se incorpore a través de organizaciones vinculadas al ámbito marino”, alerta Klein, quien recuerda que el país siempre estaba a la vanguardia en la región en este tipo de eventos. Insiste en que, desde el Estado, se deben abrir las puertas para que los grupos ambientalistas no gubernamentales establezcan relaciones con sus pares en otras naciones. En otras palabras, se necesita que el Estado fomente esta integración, “pero cualquier propuesta se convierte en quimera si no hay dinero que la soporte”, destaca Klein.
Entre los objetivos del Decenio está el de establecer una nueva generación de oceanógrafos y técnicos quienes, por medio de nuevas redes de investigación y sistemas de observación mejorados, instalaciones e infraestructura, ayudarán a los países a alcanzar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
“Con los sueldos miserables de investigadores y profesores, ¿cómo hacer para acercarte a uno de ellos y decirle que con este evento tiene la oportunidad de crecer y de tener prestigio con sus investigaciones si apenas les alcanza el dinero para comer y tienen que buscar otras alternativas para mantenerse?”, cuestiona Klein. Para él, es vital la reactivación de la Academia para evitar que, año tras año, los científicos deserten y se vayan del país o se dediquen a oficios más lucrativos. Klein está convencido de que esta es una necesidad urgente que el Estado debe atender en 2021.
Comentaba Mongabay Latam que pidió información sobre los apoyos estatales en este tema, pero hasta el momento de publicación de este reportaje no se obtuvo respuesta por parte del Ministerio de Ecosocialismo[2].
Des-acuerdo de Escazú
Hacemos un esfuerzo por seguir los acontecimientos del devenir ambiental venezolano de estos últimos día en las redes sociales, para visualizar algunas tendencias y las noticias que destacan son estas:
“Ya hace casi un año que David Boyd, Relator especial de la ONU sobre los derechos humanos y el medio ambiente alertó que los países no debían usar la epidemia de COVID-19 para revertir sus políticas en relación al medio ambiente. Un año después qué podemos decir en Venezuela ¿Qué la pandemia ha sido la tapadera perfecta para esconder la destrucción ambiental en nuestro país? ¿Que el gobierno promete leyes de protección a la madre Tierra a la vez que destruye la Amazonía venezolana? ¿Que desechó completamente toda acción para proteger a la población frente a la crisis climática? Sigamos exigiendo que no sólo debe mantenerse el esfuerzo de protección a la Naturaleza y los derechos humanos ambientales. sino que ellos deben ser más ambiciosos y efectivos porque sabemos que la destrucción ambiental es la causa última de la aparición de nuevas cepas de virus cada vez más dañinas. Por favor revisen la noticia inicial y la palabras del experto de las Naciones Unidas https://news.un.org/es/story/2020/04/1472912
Continúa Clima 21:
“Recientemente la FAO publicó el informe: Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques. Una oportunidad para la acción climática en América Latina y el Caribe. En el mismo se concluye que si se dan ciertas condiciones, las comunidades indígenas y tribales cuidan sus bosques y los protegen de la deforestación, de la pérdida de carbono o de incendios forestales de una manera más eficaz que otras formas de conservación, como las áreas naturales protegidas por los gobiernos”, Asimismo, que los bosques en territorios indígenas y tribales de América Latina juegan un rol decisivo para la mitigación del cambio climático y la conservación de la biodiversidad. Este informe es extraordinariamente importante para generar argumentos que permitan promover el cumplimiento de los convenios internacionales y leyes nacionales que reconocen el derecho humano de los pueblos indígena a la propiedad de sus territorios ancestrales; así como para desmontar los mitos y mentiras que atribuyen a los indígenas la responsabilidad de los daños ambientales generados por la minería de oro en sus territorios. El informe está disponible en este enlace: http://www.fao.org/documents/card/en/c/cb2953es “Otro Derecho de los Pueblos a recursos naturales que garanticen su subsistencia. Derecho al Agua. Derecho a un ambiente adecuado para la salud Informe elaborado por la Fundación Aguaclara para la consideración del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas, durante el Período de Sesión 55°, el Examen del Tercer Informe Periódico del Estado venezolano sobre la implementación y cumplimiento de las disposiciones del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. https://tbinternet.ohchr.org/Treaties/CESCR/Shared%20Documents/VEN/INT_CESCR_CSS_VEN_20417_S.pdf
Publicación sobre las obligaciones de los Estados en la protección de las y los “defensores de los derechos humanos ambientales” La siguiente publicación realizada por la organización de defensa de derechos ambientales AIDA forma parte de una serie que busca esclarecer y promover las obligaciones de los Estados relativas a la protección de las y los “defensores de los derechos humanos ambientales». Éstas son aquellas personas y grupos que, a título personal o profesional, se esfuerzan por proteger y promover los derechos humanos relacionados con el ambiente. Ellas son indispensables para el cuidado del bien común de toda la humanidad: el ambiente. Además, son vitales para combatir el cambio climático. Por su importante función en la protección de este bien intergeneracional y debido al contexto de riesgo cada vez más profundo en el que realizan su labor, la comunidad internacional ha reconocido una serie de obligaciones de los Estados para garantizar la protección necesaria de los defensores y defensoras, y de su herramienta de defensa: el derecho a defender derechos. Tal protección es enormemente importante para América Latina debido a que esta región ha sido considerada la más peligrosa del mundo para defender los derechos humanos ambientales debido a la enorme cantidad de casos de defensores y defensoras asesinadas en el contexto de sus actividades en este tema, así como por la impunidad de los asesinos. Aunque en países como Colombia, Brasil, México y el Salvador la situación es particularmente grave, en Venezuela la situación es simplemente desconocida debido al manto de opacidad y silencio impuesto por el gobierno venezolano. Resulta necesario desarrollar un trabajo de documentación con estándares adecuados que permita entender la situación del país, así como presionar al gobierno para que adopte el Acuerdo de Escazú para lograr una mayor protección de los defensores y defensoras de derechos ambientales. El enlace a la publicación es: https://aida-americas.org/es/personas-defensoras-del-planeta-guia-de-obligaciones-de-los-estados-para-su-proteccion
El Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú, es un tratado internacional firmado por 24 países de América Latina y el Caribe respecto a protocolos para la protección del medio ambiente. Actualmente cuenta con doce ratificaciones (Antigua y Barbuda, Argentina, Bolivia, Ecuador, Guyana, México, Nicaragua, Panamá, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía y Uruguay)
Este acuerdo regional es considerado como uno de los instrumentos ambientales más importantes de la región. Tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en aquellos procesos de toma de las decisiones en entorno ambiental y al acceso a la justicia en el ámbito ambiental, así como la aplicación y en el fortalecimiento de las capacidades y la cooperación, garantizando la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a tener un desarrollo sostenible y a vivir en un medio ambiente sano. Venezuela, normalmente país adelantado en materia de firmas de este tipo de acuerdos, incluso promotora de los mismos en el pasado, tal vez con especial resonancia durante la Presidencia de Hugo Chávez, no ha firmado este acuerdo.
Día de la guerra, día de la tierra en guerra, o en síntesis: tie-guerra.
“Asesinados en Amazonas el profesor José Dacosta y el adolescente Luis Charlot Cariban, de 17 años, perteneciente a la etnia Jiwi, víctimas de grupos armados irregulares. Indígenas del municipio Atabapo rechazan la presencia de grupos irregulares en Territorios Indígenas ancestrales”, publica Versión Final[3]. El mismo medio sostiene: Las comunidades de la zona afirman que esto ocurre “muy seguido” en las minas.
Lamentablemente, en Venezuela si bien tenemos una Constitución marcadamente indigenista, la misma muy poco se cumple. Un buen ejemplo es la retórica «a favor de los pueblos originarios y en contra del colonialismo genocida europeo». Son solo las palabras. Los pueblos indígenas de Venezuela están entre las mayores víctimas de la situación actual. Recordemos hace unos meses de un indígena preso, agricultor y guía turístico de 44 años de edad, murió a causa de tuberculosis y una desnutrición que padecía desde hace meses.
Duelen especialmente estas muertes cuando se observa que varias comunidades han decidido defender sus territorios ancestrales frente a la gigantesca agresión que supone que en sus tierras constitucionalmente obtenidas, prolifere la minería desarrollada en medio de la opacidad legal, la tolerancia a grupos armados irregulares, y el mayor ecosuicidio nacional. Sí, es un ecosuicidio que, por la cortedad de visión obtener oro, coltan y otros minerales muy cotizados, mediante cualquier medio y destrozando el ambiente, acabar con nuestra mayor riqueza estratégica: nuestra biodiversidad. El 22 de abril será un día de la Tierra en guerra.
[1] http://www.minec.gob.ve/este-miercoles-22-de-abril-se-celebra-el-dia-mundial-de-la-tierra/
[2] https://es.mongabay.com/2021/01/desafios-ambientales-venezuela-2021-oceanos-mineria-politica/
[3] https://versionfinal.com.ve/sucesos/fundaredes-denuncia-asesinato-de-dos-indigenas-por-presuntos-guerrilleros/#:~:text=La%20ONG%20Fundaredes%20denunci%C3%B3%20este,por%20el%20este%20con%20Brasil.
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