Por Ambiente: Situación y retos
Cádiz es conocida como la ciudad más latinoamericana de España – y por tanto de toda Europa- debido a su estrecha relación histórica, cultural y económica con América Latina. Durante el período colonial español, Cádiz fue uno de los principales puertos de salida hacia América, lo que la convirtió en un punto de entrada y salida de mercancías, personas y culturas entre Europa y América.
Además, Cádiz fue la sede de la Real Audiencia de Indias, el tribunal encargado de administrar justicia en los territorios americanos, lo que le confirió un papel clave en la administración del imperio español en América. Esta posición privilegiada permitió que la ciudad se enriqueciera gracias al comercio con las colonias y al intercambio de productos y conocimientos entre ambos continentes.
En la actualidad, Cádiz sigue manteniendo vínculos estrechos con América Latina a través de su arquitectura, su gastronomía, su música y su carácter abierto y acogedor. Además, su festival de carnaval, de reconocimiento internacional, es una muestra evidente de la influencia latinoamericana en la ciudad.
La historia, la geografía y la cultura de Cádiz la convierten en la ciudad más latinoamericana de España, siendo un puente histórico y cultural entre Europa y América.
La Costa de la Luz está conformada por la costa española del golfo de Cádiz (Océano Atlántico). Es una región del suroeste de Andalucía que se extiende por las zonas costeras de las provincias de Huelva y Cádiz, desde la desembocadura del río Guadiana hasta Tarifa.
Desde Cádiz hasta Montevideo, la murga uruguaya ha evolucionado y se ha convertido en una parte esencial del Carnaval en Uruguay. Originaria de España, la murga se ha fusionado con la cultura africana del candombe para formar una celebración única que refleja la identidad nacional y la sociedad uruguaya.
El Carnaval en Uruguay es el más largo del mundo, con casi cuarenta días de festividades que van desde finales de enero hasta principios de marzo. Las murgas son parte fundamental de esta celebración, con actividades que se realizan a lo largo de todo el año en eventos oficiales, talleres, espectáculos y festivales.
La murga uruguaya tiene sus raíces en el siglo XX, cuando en 1909, una modesta compañía de zarzuela procedente de Cádiz formó la primera murga en Montevideo. Desde entonces, la murga ha evolucionado hasta convertirse en un género coral-teatral-musical con letras cargadas de humor y sátira social y política.
Las murgas actuales están compuestas por diecisiete personas en escena, incluyendo un director, trece cantantes y tres percusionistas que forman la batería de murga. Con una estructura de actuación que incluye presentación, parte central y retirada, la murga uruguaya ha sabido mantener su esencia a lo largo de los años, convirtiéndose en un símbolo del Carnaval en Uruguay.
Cádiz y las luchas sociales constituyen un vínculo de larga data, allí se proclamó la primera Constitución española (1812) que se conoció popularmente como “Pepa”, porque fue sancionada el día de San José (el padre de Jesús) y sabido es que, a todos los llamados José se les apoda “Pepe”. En aquel entonces, la gente salió a las calles a festejar y gritar eufórica: “¡Viva la Pepa!”. Fue una constitución liberal que impuso límites a la autoridad absoluta que hasta entonces era dilapidada por los reyes españoles.
Además, es muy común oír comparaciones que la avenida que bordea la costa de la ciudad, conocida como Paseo de Canalejas inspiró a quienes construyeron El Malecón de La Habana y La Rambla de Montevideo.
Pero los parecidos de Cádiz con Latinoamérica son otros también…y que es bien importante que los venezolanos tengan presente. En esta ciudad, como en toda España, existen injusticias que hacen difícil la vida de los sectores más empobrecidos. Cierta y obviamente la calidad de vida en España es mucho mejor que América Latina, pero no por ello deja de haber gente viviendo en situaciones muy precarias y eso no ha sido resuelto por ningún gobierno ni nacional ni regional que haya gobernado la zona. Veamos lo que sintetizo en las próximas líneas.
Dos viajeros llegan a la entrada del número 9 de la calle Mesón, en Cádiz, con expresión de confusión y con dos grandes maletas negras. No se percatan de los carteles que cubren la entrada: «Se venden. Razón aquí», «Sí al turismo, no a la turistificación», «Detengan las viviendas turísticas». Eva Orihuela llega justo en ese momento, cuando regresa del trabajo para visitar a su madre. «¿A dónde creen que van? Las licencias de alquiler han sido revocadas y ya no es legal», murmura con fastidio. En el oscuro bajo que ha sido su hogar durante 57 años, espera María Muñoz. Los carteles son en su honor. La anciana de 88 años se enfrenta a un desalojo, sin poder comprar el piso que alquila, en un edificio que prácticamente ha sido convertido por completo en viviendas para uso turístico.
El conflicto ha generado una gran preocupación en los residentes del barrio más histórico de la ciudad, El Pópulo, un área con un pasado medieval y restos importantes de la época romana. Antonio Gallardo, vocero de la Plataforma de Vecinos y Amigos de El Pópulo y ex vecino del mismo edificio donde Muñoz vive, lamenta la situación: «Están acabando con nosotros. Estamos luchando para preservar la historia del ‘buenos días, vecino’ por la mañana». La fecha del desalojo, fijada para el 26 de junio, atormenta a Muñoz y le quita el sueño: «No estoy bien», admite con preocupación mientras está en su casa, acompañada por su hija.
Muñoz ha residido en el mismo inmueble desde 1967, cuando se mudó allí con su marido Antonio a una vivienda de alquiler por habitaciones, conocidas en Cádiz como «partiditos». Criaron a sus tres hijos en ese lugar. Tras la rehabilitación del edificio en los años noventa con fondos europeos, Muñoz mantuvo su contrato de alquiler antiguo, hasta que su esposo falleció hace ocho años. En ese momento, la familia no sabía que debían transferir el contrato a nombre de la viuda en un plazo legal que se pasó por alto. «Recibimos la notificación a los tres meses», agrega Orihuela.
Según Emilio Beltrami, abogado y uno de los propietarios actuales del inmueble, se le ofreció a la mujer un nuevo contrato de alquiler estándar a un precio más bajo, de 97 euros, por un período de tres años que se extendió. En ese tiempo, los propietarios comenzaron a vender las 12 viviendas del edificio y le dieron a la anciana la opción de comprar el piso por 147.000 euros, una suma que resultaba inasequible para ella, considerando su pensión de 1.180 euros mensuales. La familia de Muñoz también se enfrentó a dificultades para encontrar rentas por debajo de los 800 euros en su búsqueda de una nueva vivienda. La disputa culminó en una sentencia judicial en diciembre de 2022 a favor de los Beltrami, que la inquilina no impugnó.
En medio de los litigios, la salud frágil de Muñoz le valió un aplazamiento del desahucio por vulnerabilidad. Durante este tiempo, la finca se ha ido convirtiendo en un lugar lleno de viviendas de uso turístico, algo de lo que Beltrami asegura que no tienen responsabilidad. Según él, las ventas dirigidas a personas de fuera resultaron en la conversión de algunas propiedades en alojamientos turísticos.
En total, se registraron hasta ocho pisos de este tipo de casas de alquiler vacacional en la Consejería de Turismo de Andalucía. Cinco de ellas han sido demolidas y tres más están en proceso, luego de que el plan general aprobado por el anterior gobierno de José María González Kichi prohibiera el hospedaje turístico en fincas que no tengan un alto grado de protección patrimonial, según afirma el actual Ayuntamiento del PP.
El caso de María, que ha sido destacado por el medio local digital Cádizdirecto, ha desencadenado la indignación en un barrio que ve reducida cada vez más la presencia de vecinos. Gallardo asegura que hay «14 fincas» totalmente dedicadas al alquiler turístico en una zona de dimensiones reducidas. «Queremos que se inspeccionen una por una. Descubrirán que se están ofreciendo sin permisos y que se están alquilando a los gaditanos», se queja el portavoz y propietario del afamado bar El Malagueño, ubicado cerca de la casa de María.
Gallardo, un líder vecinal de largo recorrido nacido en El Pópulo, lamenta la transformación que ha experimentado un barrio que, hace años, estaba afectado por la prostitución y las drogas. «Logramos rehabilitar las fincas con la ayuda del plan europeo, los vecinos pudieron volver a las calles», señala el hostelero, cuya contribución también fue fundamental para revitalizar el barrio como punto de reunión de la comunidad LGTBI gaditana. «Transformamos el barrio en el que vivíamos con dificultad y ahora los beneficios se los lleva el turista. Es urgente recuperar el alquiler social», denuncia, molesto.
En total, hasta ocho pisos llegaron a aparecer en el registro de la Consejería de Turismo de Andalucía de este tipo de casas de alquiler vacacional. Cinco de ellas han acabado tumbadas y tres más están en ese proceso, tras el cambio en el plan general que aprobó el anterior equipo de gobierno de José María González Kichi, que prohibió el hospedaje turístico en fincas que no sean de alto grado de protección patrimonial, como asegura el actual Consistorio del PP.
Pero el caso de María, avanzado por el medio local digital Cádizdirecto, ha abierto la espita del enfado en un barrio que ve cada vez más cercenada la presencia de vecinos. Gallardo asegura que ya son “14 fincas” las dedicadas en su totalidad a alquiler turístico en una zona de pequeñas dimensiones. “Queremos que se inspeccionen una por una. Van a descubrir que se está ofreciendo sin permisos y se podrá alquilar para los gaditanos”, se queja el portavoz y dueño del mítico bar El Malagueño, ubicado a escasos pasos de la casa de María.
Gallardo, histórico dirigente vecinal y nacido en El Pópulo, se queja de la transformación que ha sufrido un barrio que, hace décadas, estuvo infiltrado por la prostitución y la droga. “Pudimos rehabilitar las fincas con las ayudas del plan europeo, el vecino pudo volver a bajar a las calles”, apunta el hostelero, cuya contribución también fue vital para revitalizar el barrio como lugar de encuentro de la comunidad LGTBI gaditana. “Conseguimos convertir el barrio que malvivíamos y ahora los beneficios se los lleva el guiri. Es necesario ya retomar el alquiler social”, denuncia, molesto.
El pasado viernes, El País pudo comprobar cómo la finca seguía acogiendo alquileres turísticos. Mientras, el alcalde, Bruno García, aseguraba querer ser “más restrictivo” con las VUT en una ciudad que se enfrenta al reto de haber perdido ya un tercio de su población en tres décadas por un cóctel de gentrificación, paro y falta de suelo.
Muñoz contempla el debate en la distancia, preocupada por su desalojo. Solo una luz de esperanza la alumbra, después de que un constructor de Cádiz, Agustín Rubiales, le haya prometido un piso en alquiler en una promoción de viviendas que va a rehabilitar en el centro, aunque ya no sea El Pópulo. El problema ahora es que la obra aún no ha comenzado y la familia de la anciana pide a la propiedad de Mesón que dejen a la mujer quedarse hasta que esa obra termine. “Me consta que el resto de propietarios son reacios”, asegura Beltrami ante una posibilidad a la que él dice no cerrarse.
Muñoz ya ha comenzado a asumir que no acabará sus días ni en la calle Mesón, ni un barrio de El Pópulo que sigue empapelado por ella. Los turistas vienen y van, mirando fachadas y visitando el Teatro Romano que linda con la casa de la anciana, sin reparar demasiado en las denuncias. Solo Laura y su hija, una familia procedente de Extremadura que viaja en una furgoneta camper, se detiene ante los carteles. “Es triste, para pensarse cómo viajar”, reflexiona. Dentro, Muñoz solo puede asumir su nuevo sino: “Mi punto era quedarme aquí hasta irme para el otro mundo, pero si me tengo que ir, me iré”.
Ambiente: Situación y retos es un espacio de El Nacional que coordina Pablo Kaplún Hirsz
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