Por Pablo Kaplún Hirsz
Yo de niño me tuve que ir de Uruguay porque una dictadura de derecha fascista le hizo la vida imposible a mi padre, de profesión comunicador social. No lo pusieron preso, pero le prohibieron publicar por prensa o generar contenidos por radio y televisión… algo así como un eufemismo: «Yo soy bueno, no te echo del país, sólo te pongo algunas leves limitaciones para que aprendas a portarte bien». Y esa dictadura se amparaba para sus tropelías en un “Parlamento” llamado “Consejo de Estado”.
Los tecnicismos y los argumentos leguleyos no son un invento de hoy, tienen años existiendo para disfrazar de bueno o justificable actos de evidente autoritarismo y burlón para con los derechos humanos. Hasta Hitler se apoyó en racistas teorías “científicas” de «determinismo geográfico» para justificar su persecución y campaña de exterminio de quienes no fueran de raza aria: no había más remedio que mandarlos a los campos de concentración. Franco también contó con un “Parlamento”, llamado “Cortes Españolas” que funcionaban bajo una “Democracia Orgánica”. Las bestialidades que bajo ese andamiaje se ampararon en materia de crímenes de lesa humanidad y contra de la igualdad hombre-mujer son inenarrables.
Ahora, en tiempos modernos, la contaminación del lago más grande de América Latina no es asunto digno de ser tratado entre ambientalistas, es solo un «tema visual «, eso se afirmó la misma semana que al Partido Comunista le tuvieron que nombrar a una «junta directiva ad hoc» para que aprendiera qué es ser de izquierda y comunista. Dicho partido se le había ocurrido oponerse a las leyes más ultraneoliberales jamás aprobadas en la historia del país latinoamericano al que nos estamos refiriendo y llamó al “pan pan y al vino vino”, circunstancia a todas luces «condenable». Y ese nombramiento –el cual constituye un acto de judicialización de la política- se hizo a pesar de que más de 300 intelectuales de diversos países firmaron un comunicado solicitando que no se judicializara al Partido Comunista. Entre los que respaldan el escrito se encuentran el filósofo franco-brasileño Michael Löwy, el estadounidense Peter Mclaren, los economistas argentinos Julio Gambina y Eduardo Lucita y el eurodiputado Miguel Urbán, además de otros profesores e investigadores de Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, México y Puerto Rico.
Hechos comparables sucedieron cuando el pasado 9 de agosto el Ministerio del Poder Popular de Economía y Finanzas informó en su página web que esa fecha es el Día de los Pueblos Indígenas… también informó que desde se instaló una revolución en el país, ahora sí que los indígenas disfrutan de sus derechos…es bueno y necesario que lo informen, pues los Yukpa, los Pemón, los Ye’kuana y otros tantos pueblos originarios, parece que aún no se han enterado de que ya estaban disfrutando de sus derechos. Supongo que dejar la vida en la mina, no poder vivir en su hábitat porque se le está destruyendo, o no poder vender artesanías es uno de los tantos derechos que ahora disfrutan.
Buena semana, sin duda, se eligió para informar al partido político más antiguo de ese país que no quedaba más remedio que quitar su Comité Central y nombrar a una junta «ad hoc» para que aprenda a ser verdaderamente “comunista”.