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1944: ¿el último año de la guerra? 

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¡Feliz año 1944! En nuestro proyecto del 80 aniversario de la Segunda Guerra Mundial le dedicamos el primer artículo del nuevo año a identificar las principales decisiones, campañas y cambios en el conflicto. Nuestro propósito es analizar, como siempre, la más reciente historiografía y las películas que han determinado nuestra forma de comprenderla. Es el índice de lo que esperamos desarrollar. El primero de enero del quinto año de guerra, muchos pensaron que sería el momento de la victoria y la paz; pero lamentablemente Alemania y Japón lucharían hasta el final. En lo que respecta a la cinematografía este mes se inicia por Apple TV la serie Masters of de Air (Tom Hanks y Steven Spielberg), ¡que hemos estado esperando!

Al realizar una rápida mirada a la guerra en 1944 surge de inmediato la pregunta: ¿Cómo Alemania resistió la tormenta de fuego y muerte? Y digo Alemania porque Japón padece los bombardeos de manera sistemática solo desde finales del año. Tal como hemos relatado, la preparación de “Overlord” (el desembarco Aliado en Francia) fue la principal meta de estadounidenses y británicas, y para lograrla debían obtener primero la hegemonía del cielo. Este fue el gran objetivo de la campaña de bombardeo por medio de la destrucción de la industria aeronáutica (Octava Fuerza Aérea de Estados Unidos, y ahora desde Italia la Décimo quinta), mientras la Royal Air Force (RAF) seguía devastando las ciudades del Reich. Para noviembre se incorporó la propuesta del comandante del Mando de Bombardeo de la RAF: Arthur Harris, de arrasar Berlín, lo cual se mantuvo hasta marzo. Las industrias de ambos países producían para 1944 tantos aviones que se podían hacer incursiones de hasta 2.000 aeronaves, y los bombarderos por fin estaban escoltados con cazas gracias al logro de una mayor autonomía (buen ejemplo son los P47, P38 y la llegada a finales de 1943 del mejor caza de la guerra: el Mustang P51).

En la primera mitad del año la aviación Aliada buscó también la destrucción de los aeródromos de la Luftwaffe (en la Francia ocupada) y las comunicaciones (ferrocarriles, etc.). De abril a septiembre las fuerzas angloestadounidenses en Gran Bretaña estuvieron concentradas en un solo mando para lograr y consolidar el desembarco en Europa occidental (Día D), y desde septiembre se inició la guerra de los bombarderos para dejar al Tercer Reich sin combustible. El grado de destrucción es abrumador, y siempre pensamos lo mismo: ¿cómo los alemanes siguieron luchando? Desde esta perspectiva se entiende un hecho que trataremos después de explicar desde finales de mayo a junio de 2024: el día D: el atentado a Adolf Hitler del 20 de julio por una parte de la oficialidad de la Wehrmacht. Y desde el punto de vista, tanto de la historiografía como la cinematografía; el día D y el frente de Europa occidental a partir de este momento, han tenido la mayor atención al hablar sobre el gran conflicto. La memoria colectiva mundial conoce este hecho pero ni idea de la ofensiva rusa que se realizó dos semanas después (“Operación Bagration”, 23 de junio al 31 de agosto) y que llevó el Ejército Rojo hasta las puertas de Varsovia y sacó a Rumania de la guerra. Por esta razón, buena parte de los museos sobre la Segunda Guerra Mundial en Occidente, y especialmente en Normandía, tienen preparado tours y eventos para la gran fecha. ¡Por no hablar de la liberación de París el 25 de agosto! (presidida también por la liberación del sur de Francia con los desembarcos el 15 de agosto).

La historiografía soviética llama al año de 1944 como el de “los diez golpes (ofensivas) de Stalin” que terminaron de expulsar al ocupante nazi y destruir su capacidad de lucha. La primera de esas ofensivas la relatamos en nuestro artículo anterior sobre la Navidad en 1943: la del “Dniéper-Cárpatos” (24 de diciembre de 1943 al 17 de abril de 1944). La misma logró dividir los ejércitos del Tercer Reich en el Sur y terminar de liberar a Ucrania, llegando a la antigua frontera polaca a principios de enero. De forma simultánea pero desde el 14 de enero al primero de marzo, se llevó a cabo el fin del sitio de Leningrado y el avance a Novgorod. El “tercer y cuarto golpe” fue contra Finlandia (Vyborg–Petrozavodsk, del 9 de junio al 9 de agosto), el cual logró que el 19 de septiembre se firmara el Armisticio de Moscú (Finlandia más adelante se vería obligada a declararle la guerra a Alemania) y en el Ártico la llamada Petsamo–Kirkenes (del 7 al 29 de octubre).

Las otras seis ofensivas soviéticas son: Odesa y Crimea (26 de marzo al 12 de mayo) donde se termina de liberar Ucrania y los rumanos sufren una gran cantidad de bajas; Bragation ya citada, la cual se da simultáneamente con Lvov–Sandomierz (del 13 de julio al 29 de agosto) que domina la zona ocupada por la URSS en Polonia en 1939; la del Báltico (14 de septiembre al 20 de noviembre) donde quedan encerradas 30 divisiones alemanas en Curlandia; y finalmente las dos que se dirigieron a los Balcanes para lograr la influencia posterior del centro y sur de Europa oriental (salvo Grecia): Jassy–Kishinev (19 de agosto al 14 de octubre) que tomaría Bucarest logrando que Rumania y Bulgaria salieran del Eje; y finalmente la que permite el control de los Cárpatos y las capitales: Budapest (Hungría) (26 de diciembre) y Belgrado (Serbia) (14 de octubre) desde el 8 de septiembre de 1944 al 13 de febrero de 1945. Hitler no pudo evitar que Rumania cambiara de bando, pero sí lo logró con Hungría y Eslovaquia al ocuparlas rápidamente (marzo y agosto).

La resistencia en los países ocupados se incrementa de manera vertiginosa en acciones y número de participantes ante el retroceso de los alemanes, pero también por la coordinación de la lucha junto a los Aliados. En Francia, por ejemplo, son numerosos los actos de sabotaje a medida que se acerca el desembarco, al igual que ocurre en Yugoslavia con los partisanos de Tito a medida que los soviéticos avanzan. En Grecia esta lucha genera los primeros enfrentamientos de lo que será la guerra civil de posguerra entre las guerrillas comunistas (ELAS) y el resto de los grupos (monárquicos y republicanos, en especial estos últimos: EDES), antes de los desembarcos británicos. En Italia también se desarrolla una guerra civil en el norte entre los defensores de la ocupación alemana (los fascistas de la República de Saló) y los partisanos (comunistas en su mayoría). Pero probablemente el caso más triste será el levantamiento de Varsovia (1º de agosto al 2 de octubre) por parte de la Resistencia no comunista antes de la llegada del Ejército rojo en agosto. Existe una polémica historiográfica en torno a si Stalin los abandonó para imponer al minoritario Partido Comunista Polaco. Al final fueron exterminados por la Wehrmacht sin recibir ningún tipo de ayuda de los Aliados.

En Italia se mantuvo el lentísimo avance Aliado a pesar del desembarco en la costa occidental a 50 kilómetros de Roma en Anzio (22 de enero). La lucha en la “Línea Gustav” sería larga y tendría cómo gran tragedia para la cultura de la humanidad: el bombardeo y destrucción de la abadía medieval de Monte Cassino el 15 de febrero, el cual no sirvió de nada, y solo se superaría el camino a Roma de manera definitiva el 17 de mayo cuando los alemanes se retiraron a la “Línea Dora” justo al sur de Roma. La nueva línea defensiva no lograron sostenerla y la ciudad eterna fue liberada el 4 de junio. Se pasaría a la “Línea Gótica” en torno a los Apeninos un poco más al norte de Florencia y allí el ocupante resistiría hasta finales del año.

Estados Unidos en el Pacífico concluye la campaña para terminar de rodear la importante base japonesa de Rabaul (Nueva Bretaña, Nueva Guinea en las Islas Salomón). Al mismo tiempo en el Pacífico Central se realizaba la campaña de las Islas Gilbert y Marshall que logró en noviembre de 1943 la toma de Tarawa, y en febrero de 1944 el atolón de Eniwetok. Ese mismo mes se desembarcó en el atolón Truk de las Islas Carolinas, donde existía otra base aeronaval japonesa. El siguiente paso fue la toma de las bases en las Islas Marianas (junio a noviembre) desde donde los B-29 “Superfortalezas” podían bombardear el Japón. En torno a ellas se dio la Batalla del Mar de Filipinas donde los nipones perdieron 3 portaviones. Se logró tomar Saipán, Guam, Tiniam, Peleliu y Angaur. El general Douglas MacArthur presionó para su gran meta: la recuperación de Filipinas, y esta se inició con la Batalla del Golfo de Leyte (23 al 26 de octubre) donde aparecerían los famosos “kamikazes”. Los japoneses perderían 4 portaviones, quedando prácticamente sin fuerza aeronaval. En China y Birmania se mantuvo la guerra, en la primera con una gran ofensiva japonesa hacia el sur para tomar las bases aéreas estadounidenses que se estaban construyendo y desde donde se podría bombardear Tokio. En estas operaciones los chinos y Aliados retrocedieron, pero Estados Unidos ya contaba con las bases para destruir desde el aire la industria japonesa. En Birmania los soldados del Sol Naciente retrocederían ante los “Chinditas” británicos.

Es imposible no retomar la pregunta inicial ante tales ofensivas Aliadas: ¿Por qué Alemania y Japón no negociaron un armisticio ante su constante y peligroso retroceso en todos los frentes? Absurdamente creyeron en el sacrificio de todo su pueblo y de las naciones esclavizadas, y dos buenos ejemplos de ello fueron la victoria alemana que tuvieron ante los Aliados en Holanda durante la “Operation Market Garden” (17-25 septiembre) y el éxito inicial de la contraofensiva de las Ardenas (16 de diciembre de 1944 al 25 de enero de 1945) con la cual esperamos, Dios mediante, finalizar el análisis del año en el cual se debió acabar la Segunda Guerra Mundial.

 

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