Tras la reciente reunión de una delegación de altos funcionarios del gobierno de Joe Biden con Nicolás Maduro en Venezuela, senadores republicanos presentaron este jueves un proyecto de ley que prohibiría la importación de petróleo, productos derivados del petróleo y gas natural de Irán y Venezuela a Estados Unidos.
Los senadores estadounidenses Marco Rubio, Dan Sullivan, Steve Daines, Kevin Cramer, Roger Marshall, Thom Tillis, John Hoeven, Rick Scott y James Lankford, señalaron en un comunicado que el gobierno de Biden «opta por apaciguar a las dictaduras en Irán y Venezuela a cambio de malos acuerdos y falsas promesas».
Rubio dijo: «La energía producida en Estados Unidos es más limpia y proporciona buenos empleos para los trabajadores americanos (…) Bajo ninguna circunstancia debemos canalizar dinero hacia las manos de dictadores y narcoterroristas que también son aliados de Vladimir Putin. Ya es suficiente: es hora de traer la producción de energía a casa».
En el documento, el senador por el estado de Florida, recordó que «Estados Unidos tiene abundante suministro de petróleo y gas natural», que consideró «una bendición», e instó al gobierno demócrata a usar sus propios hidrocarburos.
Informaciones de prensa indican que el gobierno de Biden estudia levantar parte de las sanciones al sector petrolero de Venezuela que impuso su predecesor, Donald Trump (2017-2021), para contener los precios de la energía luego del ataque ruso a Ucrania.
Pero más temprano el propio gobierno de Estados Unidos rebajó las expectativas sobre una relajación inmediata de las sanciones petroleras a Maduro. Y aseguró que no se hizo ninguna concesión a cambio de la liberación de dos estadounidenses presos en Venezuela.
«No hubo ningún quid pro quo, nada», aseguró un alto funcionario estadounidense que pidió el anonimato durante una rueda de prensa telefónica.
La fuente afirmó que Estados Unidos ya envió una «señal importante» a Maduro al organizar el primer viaje a Caracas «desde finales de la década de 1990» de un funcionario de la Casa Blanca, en este caso de Juan González, que lideró la delegación.
«Les pedimos responder a eso con la liberación de los estadounidenses detenidos», indicó la fuente, que atribuyó el logro a «meses de trabajo» del encargado de rehenes del Departamento de Estado, Roger Carstens.
«En ningún momento ofrecimos comprar petróleo a cambio de la liberación de estadounidenses, eso no lo haríamos nunca», insistió.
El ataque de Rusia a Ucrania cambió el panorama internacional, y Estados Unidos, según el funcionario, debe «proteger sus intereses». Y confió en que el presidente ruso, Vladimir Putin, no responda con algo parecido a la Guerra Fría y penalice a los aliados de Washington en la región.
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