Desde Brasil, El Salvador, Ecuador y Bolivia, cerca de 9.000 médicos cubanos fueron repatriados en el último año tras la cancelación de sus contratos. La decisión, alentada por el gobierno de Donald Trump, significa un golpe económico para la isla.
Para Cuba, Washington impulsa una campaña para desprestigiar un programa emblemático que data de 1963 y en el que han participado más de 400.000 personas en 164 países.
«La cruzada de los Estados Unidos contra la cooperación médica internacional es un acto infame y criminal», tuiteó el jueves el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Cuba es acusada por Washington de «explotar mano de obra esclava», pues el Estado se queda con el mayor porcentaje del dinero por esos servicios.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aliado de Trump, considera que el sistema fue aprovechado para infiltrar agentes de inteligencia.
Ajuste a los ingresos
La reconfiguración política en América Latina, que en gran medida giró a la derecha, afectó el programa.
En el caso de Bolivia y El Salvador, cuyos gobiernos hasta hace poco eran aliados de La Habana, el envío de médicos era un servicio gratuito.
«Miles de pacientes quedan desprovistos de servicios médicos», lamentó la doctora Luisa García al llegar proveniente de La Paz a la capital cubana. Ella y sus colegas fueron recibidos entre vivas, como héroes, en el aeropuerto.
En Ecuador, sin embargo, los 382 profesionales cuyos contratos fueron cancelados eran pagados por el gobierno local, al igual que los 8.000 médicos que abandonaron Brasil tras la elección de Bolsonaro a fines de 2018.
La magnitud de estos golpes financieros no fue incluida en las estadísticas oficiales, que dieron cuenta de 6.398 millones de dólares en 2018 por servicios de salud en el extranjero. Con ello el Estado cubano financia su sistema de salud gratuito.
«Los servicios médicos siguen siendo la principal fuente de ingresos externos para la economía, y son contratos de difícil relocalización porque depende de acuerdo con los gobiernos, muy sensibles a los ciclos políticos», explica el economista Pavel Vidal, de la Universidad Javeriana de Colombia.
Pero Michael Cabrera, subdirector de la Unidad Central de Cooperación Médica, ente estatal que supervisa el envío de médicos al extranjero, es optimista.
«Sabíamos que no continuaríamos en Brasil y ya hicimos los planes (de 2019) en función de esa realidad. Estamos sobre lo planificado, con la excepción de Brasil, que significaba un (alto) por ciento en todas las operaciones», dice a AFP.
Venezuela, el principal socio
Viajar a una misión le permite a un médico, además del reconocimiento social, «beneficios superiores a los que puedan obtener en Cuba», explica Cabrera.
Los colaboradores, médicos y paramédicos, precisa, reciben entre 300 y 900 dólares, de acuerdo con el país, para alimentación. Mientras, continúan devengando su salario en Cuba, que promedia los 50 dólares mensuales.
A todos se les reserva su puesto de trabajo al retornar y tienen facilidades para importar electrodomésticos.
En 2018, más de 34.000 profesionales de la salud cubanos trabajaban en 66 países. Históricamente han regresado «más de 95%» y desde 2016 regresan «99%», dice Cabrera.
Al cierre oficial de noviembre trabajaban 29.071 en 63 países. Solo en Venezuela son 20.070, de los cuales 5.322 son médicos.
En 26 de los 63 países la colaboración es bajo el Programa Integral de Salud, que es gratuito y costeado por Cuba. Ahí trabajan 2.374 colaboradores.
Argelia, el primer país en recibir médicos cubanos, aún los tiene. En el futuro, Cuba espera aumentar su contingente en China, Arabia Saudita, Kuwait, Vietnam y Suráfrica.
La mano de Trump
El secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, saludó a los países que renunciaron a esos servicios «por negarse a permitir que el régimen de Cuba se beneficie del tráfico de médicos».
Los cubanos hacen «largas colas para recibir atención médica en su propio país. Mientras, el régimen de Castro envía 50.000 médicos cubanos a trabajar en otras naciones y se queda con 75% de sus salarios. El régimen se beneficia y el pueblo cubano paga», dijo el subsecretario Michael Kozak.
Pero esa posición estadounidense «forma parte de la agresión económica contra Cuba, como las del turismo y las remesas: quitarle ingresos a Cuba», comentó a la AFP el politólogo cubano Esteban Morales.
Cuba asegura que Trump aplicó más de 180 medidas para reforzar el bloqueo que Estados Unidos mantiene desde 1962, bajo la acusación de que La Habana es el sostén de su aliado Nicolás Maduro.
El siguiente paso podría ser reactivar el programa «Parole», suspendido en 2015 por Barack Obama, que acogía a los médicos cubanos que desertaran durante sus misiones. Para Morales, la política de Trump «ha funcionado en escalada y eso es lo posible de esperar».
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