La actividad sexual para algunas personas puede estar limitada a la penetración vaginal o anal. Sin embargo, existe una práctica en la que no se produce coito. Se le conoce como petting, una palabra en inglés que se deriva del verbo to pet, el cual significa acariciar.
«No es otra cosa que la faena, pero con la ropa puesta», describió Esther Balac, columnista de El Tiempo, hace unos meses en su espacio Sexo con Esther.
Para ella esto se basa en “besos, caricias, toque-toque y estímulos para que las ganas se mantengan arriba y se logre, en ocasiones, un desenlace grato”. Así las cosas, la estimulación se logra gracias al juego y la imaginación de la pareja.
Se dice que la práctica es común en personas jóvenes cuando quieren experimentar y conocer de otra manera a la persona antes de involucrarse directamente en una relación.
De hecho, según reseña la Enciclopedia Británica, en algunos países de África las personas acuden al petting para “reemplazar al sexo antes del matrimonio, preservar la virginidad y evitar el embarazo”. Una vez que se formaliza el compromiso y están casados, sí avanzan a la penetración.
Esther Balac, conocedora de temas de sexualidad, precisó en su columna una serie de ventajas que trae la práctica, a diferencia del sexo normal.
Seguridad. “La dotación básica no entra en contacto”, mencionó. Es decir: no hay contacto de genitales, lo que reduce la posibilidad de contraer una infección de transmisión sexual (ITS).
Eso sí, vale decir que dejaría de ser petting si hay sexo oral, este último acto sin protección sí eleva las posibilidades de contraer una ITS, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Imaginación. “No hay que ir al grano”, comentó Balac y precisó que a través de las caricias se pueden “encontrar zonas erógenas (de excitación) que por lo general no se ponen de manifiesto solas”.
La ropa como protagonista. Vinculado a la anterior ventaja, el petting lleva a la persona a sentir las prendas y pensar qué hay debajo de ellas. “(…) No vale la pena quitarlas, sino utilizarlas como un elemento más de disfrute. Todo está en no zafarse”, recalcó.
Más allá del placer, debe existir una expresión abierta de las emociones y comunicación entre la pareja, según Richard E. Jones y Kristin H. López, científicos y escritores del libro Biología reproductiva humana.
Sin lo anterior, para los expertos, no habría un adecuado petting, pues comunicarse les permite entender sus límites. Otro punto de esta práctica sexual es saber dónde hacerla (el lugar), a qué velocidad (el ritmo) y de qué manera (el estilo).
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