¿Qué se puede hacer para no estallar frente a un problema o situación inesperada?
Esta es una pregunta muy frecuente que suelen plantear las personas a sus psicólogos. Muchas personas estallan frente a una situación que consideran inesperada. En realidad, ante cualquier situación, se puede tomar cuatro caminos:
A. Explotar, gritar B. Implotar, guardar lo que se siente en el interior y pensar: «A mí me sale todo mal; esto me pasa por elegir amigos así». C. Resignarse: «Esto fue por algo; algún propósito debe tener el cosmos conmigo». D. Recurrir al pensamiento creativo y buscar una solución al problema.
El padre de la terapia sistémica Paul Watzlawick les decía a sus pacientes: «Hasta que nos volvamos a ver, haga algo distinto. ¿Y qué hago?», le preguntaban. «No sé», respondía, «pero que sea distinto de lo que viene haciendo».
Pensar creativamente es buscar distintas soluciones a un problema. Es el camino para no explotar, no implotar, ni resignarse.
«Siempre hay que expresar lo que sentimos, sin agredir al otro ni a uno mismo, es lo más saludable. Cuando uno experimenta micro o macrofrustraciones y acumula esas emociones, eso puede terminar transformándose en resentimiento. Con el tiempo, incluso, se puede llegar a encapsular en algún órgano del cuerpo. Sin necesidad de maltratar, siempre podemos poner en palabras lo que sentimos. A mayor frustración, mayor agresión. Por eso, lo ideal es no reprimirlo, sino ir expresándolo de a poco. ¿Cómo? Hablando o escribiendo», recomienda el psicólogo argentino Bernando Stamateas para La Nación.
¿Qué es la inteligencia emocional?
Hoy se sabe que existen distintos tipos de inteligencia: física, lingüística, espacial, musical, cultural… Todos los seres humanos poseen ciertos rasgos.
La inteligencia emocional consiste en reaccionar de la mejor manera de acuerdo con la situación que se esté viviendo. Esto permite preguntarse: «En esta situación, ¿qué es lo que más me conviene?».
Antes se creía que con la habilidad técnica alcanzaba. Pero hoy se sabe que la inteligencia emocional ayuda a relacionarse con aquel que va a contratar por la inteligencia técnica. «Por eso, siempre nos contratan por nuestra capacidad y nos despiden por nuestro carácter», señaló el experto.
Y añadió: «Para resumir, es la suma de dos inteligencias: la intrapersonal (saber en qué soy bueno, qué me gusta, qué no me gusta) y la interpersonal (llevarme bien con el otro, empatizar, saber cuándo hablar y cuándo callar). A la cima no llega la persona que más sabe, sino la que mejor sabe relacionarse con los demás. Por ello necesitamos desarrollar la capacidad de llevarnos bien con la gente. Lo ideal es relacionarnos enfocados en aquello que podemos darle al otro».
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional