En Venezuela no hay escuela ni trabajo desde el 13 marzo, cuando se anunció el primer caso positivo de covid-19 en el país. Desde entonces nadie sale de casa. La oficina y aulas de clase se instalaron en los hogares de los venezolanos.
El aislamiento es una situación difícil de manejar, sobre todo cuando se tiene niños. Es común que entre los padres surjan dudas e interrogantes sobre cuál es la mejor manera de explicarles lo que ocurre, no solo en Venezuela sino en el mundo, sin generarles ansiedad o temor. Por ello Patricia López, psicólogo infantil; Leoncio Barrios, psicólogo y especialista en comunicación para la salud, y Máximo Peña, psicólogo y periodista, explican qué hacer en situaciones como estas.
Una comunicación clara y sencilla es la mejor opción. López recomienda abordar el asunto del aislamiento preventivo desde el punto de vista de la salud. «Es importante explicarles que por un tema de salud no tocamos a las personas ni dejamos que nos toquen; porque decirles ‘no toques’ o ‘no hagas’ es alarmista y les genera mucha ansiedad, y ya de por sí el confinamiento trae cambios conductuales en los niños, en mayor o menor medida», asegura la especialista.
Un recurso para explicarles lo que ocurre en lenguaje sencillo es a través de los cuentos como Rosa contra el virus o El escudo protector contra el rey virus, que no solo hablan del covid-19, sino también de otros virus y de cómo evitar el contagio.
Sobre la ansiedad que pudiese generar el aislamiento, Máximo Peña asegura que es algo más común en adultos que en niños, pues es una preocupación excesiva por el futuro, y los niños, afirma, «viven el aquí y ahora».
Ante la incertidumbre de cuándo terminará el aislamiento, Patricia López asegura que es muy importante estructurar horarios para las actividades escolares, las del hogar y el tiempo de esparcimiento. «Una de las medidas que como psicólogos pedimos a los papás es mantener cierta estructura en la cotidianidad. Como ya no está la figura de la obligatoriedad del colegio, hay que definir horarios. Por ejemplo, a qué hora nos levantamos, comemos, estudiamos y también jugamos, porque tenemos que darle espacio a la recreación», dice.
Sobre las actividades escolares, Leoncio Barrios recomienda tratar de mantener el mismo horario que tenían cuando iban al colegio y que un adulto los acompañe o esté cerca. «Evitar las noches y organizarlas en períodos de 45 minutos y un descanso de 15 minutos. Lo mejor es que las terminen diariamente porque eso les ayuda a tener sentimientos de logro», asegura.
En estos momentos es importante la flexibilidad para no agobiarlos o saturarlos con actividades. «Al estar en casa tienen la posibilidad de hacer pequeños descansos entre las actividades o incluso durante la misma actividad. En estos casos uno no puede ponerse muy rígido, hay que ser un poco más flexible», recomienda López.
Peña asegura que es indispensable establecer un espacio en casa para que los niños desarrollen sus actividades con comodidad. «Apoyarlos, como siempre, dejando que cada niño se haga responsable según su edad y capacidad», dice.
Los especialistas coinciden en que mantener el ejercicio físico es fundamental en estos momentos, pues el organismo de los niños, por razones naturales, exige más movimiento, mucho consumo y gasto de energías. «Ellos no pueden controlar sus necesidades de actividad física y hay que ofrecérselas o ayudarles controlarlas. Sentarse con ellos a jugar, a leer un cuento, ver televisión o distraerse con videojuego les ayuda. Cada cierto tiempo, saltar la cuerda, hacer flexiones con ellos e incorporarlos a las actividades de la casa que ellos pudieran hacer son algunos recursos», recomienda Barrios.
Subir y bajar las escaleras o sacar el perro son algunas de las recomendaciones de Patricia López, siempre y cuando se cumplan las recomendaciones sanitarias. «Se debe involucrar un poco de actividad física porque si no los niños terminan siendo muy sedentarios, o aquellos que son inquietos terminan teniendo una conducta disruptiva en casa porque necesitan ese ejercicio y esa actividad física para darle un cauce a esa energía que tienen», asegura.
La psicólogo infantil recomienda priorizar las habilidades adaptativas en los niños, dependiendo de su edad; por ejemplo, cómo usar correctamente los cubiertos, servirse un vaso de leche, entre otras. «Esto le servirá para su independencia personal, que en este momento que mamá tiene que ocuparse de ciertas actividades el niño pueda ser independiente de acuerdo con sus capacidades y sus destrezas», afirma.
Máximo Peña asegura que es un buen momento para involucrar a los niños en tareas domésticas como la cocina. «Es una actividad que le encanta a los niños y con la que pueden jugar y aprender a la vez, siempre, claro, con la supervisión y el apoyo constante de un adulto», explica.
López considera que el aislamiento podría afectar en mayor o menor medida a los niños, dependiendo de cómo los adultos filtren y manejen la información. Por eso recomienda verificar si el contenido que consumen en las redes sociales está confirmado. «Hay padres o familiares que son de tendencia ansiosa. No solo comparten la información sino que la buscan, y al hacerlo encuentran todo lo que está disponible. En estos casos recomendamos disminuir la exposición a la información, que tengan un espacio o una actividad que les permita reenfocarse, ya sea para recobrar o mantener la calma y centrarse en lo que está ocurriendo sin dejarse llevar por la emoción», aconseja.
Sobre las noticias, López y Peña no recomiendan aislar a los niños, pero sí filtrar con mucho cuidado la información a la que tendrán acceso. «Ellos no están preguntando cuántos contagiados hay, en cuántos países del mundo está el virus. Lo que hay que dejarles claro es que está pasando, por qué lo estamos pasando y cómo podemos superarlo», dice López.
«Las noticias están hechas por adultos para adultos, y no son un contenido adaptado para niños. Pero una pequeña dosis de ‘realidad’ tampoco viene mal. Todo en su justa medida», agrega Peña.
Para cuando el aislamiento termine, López considera que algunas personas mantendrán distancia y evitarán el contacto físico hasta que se sientan cómodas. «A medida que veamos que esto cede y se canaliza y ya no está la amenaza nos iremos sintiendo más en confianza de retomar el contacto , quizá algunos adoptarán como hábito no abrazar, besar o tocar a las personas», dice la especialista.
Barrios cree que cuando el confinamiento termine, adultos y niños volverán a las calles con alegría. «Sin embargo, tendremos que estar muy atentos a las recomendaciones de las autoridades sanitarias para ese momento porque, por las características de la epidemia, esa reincorporación a la normalidad tendrá que ser con muchas previsiones que habrá que explicarle a los niños», asegura.
El especialista en comunicación para la salud señala que quienes desarrollen agorafobia -temor obsesivo ante los espacios abiertos o descubiertos que puede constituir una enfermedad- serán probablemente personas con trastorno psicológico previo al aislamiento. Mientras que Peña considera que esta situación no causará ningún trastorno en los niños. «Si reciben malos tratos, por ejemplo, eso puede causarles un trastorno, pero no la propia situación relativa al coronavirus. Es una crisis por la que un niño es capaz de transitar con total normalidad», señala.
Sin embargo, mientras esta situación se mantenga es importante que los padres y otros miembros familiares acuerden espacios y actividades que los ayuden a abandonar la rutina grupal y dedicar tiempo para sí mismos. «Leer, dormir, meditar… Es vital tener un espacio para canalizar las emociones que hayan surgido durante el día», recomienda López.
Perder la paciencia y ser padres van de la mano, asegura Peña, y dice: «Por suerte, no es algo que perdemos y ya no tenemos más, sino que dentro de nosotros existe un reservorio literalmente infinito de paciencia. Solo basta con dirigir la atención de forma consciente a la respiración«.
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