Llevar una vida sana está ligada al consumo de frutas, verduras y hortalizas en la dieta diaria. Sin embargo, no es suficiente alimentarnos de esta forma no limpiamos bien estos productos, pues podríamos albergar parásitos dentro de nuestro cuerpo.
Los parásitos conocidos como Giardia Lamblia se esconden bien, dejan sus huevos o se enquistan en vegetales como la lechuga, col y en frutas como las fresas y frambuesas. Ello puede poner en riesgo la salud de las personas.
Manuel Espinoza, médico infectólogo del Instituto Nacional de Salud (INS), detalló para El Comercio que estas hortalizas y frutas se infectan fácilmente porque son cultivadas en el suelo y se riegan con aguas residuales que contienen materia fecal y esto promueve la aparición de parásitos.
Si bien es cierto, esta práctica es conocida, muchas personas consumen estos alimentos luego de lavarlos con agua de caño o sumergirlos en un recipiente que contiene agua y lejía, sin tener en cuenta que no todos los parásitos desaparecen.
“Con la lejía, solo se habrán eliminado las bacterias, pero no el parásito, huevos ni quistes, y al ingerirlos podríamos vernos afectados”, explicó Espinoza.
Con relación a las fresas, cuando se compren es necesario escoger las mejores, nunca las aplastadas ni muy maduras pues su parte externa está debilitada y llena de gérmenes. «Tampoco es bueno quitarle las hojas, porque sirven como una especie de sello, evitando que entren los quistes como salmonela que pueden infectar a la fruta», comentó.
Método de limpieza
Primero se deben lavar con agua fresca para quitarles toda la tierra y sin cortar las hojas porque sirven como garantía para evitar que se contaminen por dentro.
Luego se enjuagan con: jabón líquido neutro disuelto en agua. “Con un cepillo, como de dientes, pero más grande o una esponja verde empezamos a frotar la superficie de cada fresa y al cepillarlas vamos a quitar todo lo que se ha quedado encima: los huevos y parásitos que aún están ahí”, precisó.
Después se vuelve a enjuagar, y se coloca en un recipiente de agua con lejía durante 20 minutos. “La lejía va a garantizar matar la salmonela”, dijo. Por último, se les enjuaga para prepararlas o refrigerarlas.
“Lamentablemente los parásitos no mueren tirándoles agua caliente, por ello otra opción es hervirlas durante 15 minutos para eliminar factores de riesgo”, explicó. Sin embargo, Espinoza señaló que es mucho más práctico el procedimiento del lavado.
Asimismo, dijo que es mejor comprar esta fruta en lugares especializados. “Lo ideal es comprar las fresas en lugares donde venden productos hidropónicos u orgánicos, porque garantizan que no han sido irrigadas con aguas contaminadas. Por ese motivo, los huevos de los parásitos se pegan. Muchos también usan pesticidas que se impregnan”, explicó.
Riesgos
El médico sostuvo que estos parásitos ingresan al organismo y se alojan en los intestinos, dejando sus huevos y desarrollándose hasta convertirse en parásitos adultos.
Los síntomas, que aparecen después del periodo de incubación que dura entre una y tres semanas, son diarrea, gases y dolor abdominal. En casos más severos se puede producir el síndrome de la malabsorción por la destrucción de las células epiteliales del intestino delgado, produciendo cuadros de anemia, especialmente en los niños.
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