La última lección del maestro
(A la memoria de Miguel Ron Pedrique)
Ayer me vengué de tu muerte y bebí el doble,
por si acaso los muertos beben a través de los vivos
Ackerman,
mañana me dan de alta
búscame una silla de ruedas
y llévame a tu casa
Ahora que vivo enfermo
aislado y rodeado de agua
por los cuatro costados
quiero recordar cómo es una casa
Inventa para mí un rostro menos azul
y tráeme un poco de dignidad para vivir lo que resta
Pásame el libro de Proust y un espejo
para ver La fiesta del tiempo en mi cuerpo
Llama a Salomón
dile que me están robando el dinero
llama a Lorraine
dile que me están quitando la vida
llama a mis amigos ebrios
sírveles un trago menos amargo
llama a la enfermera, al doctor
diles que me duele cuando me acuesto
cuando me siento
cuando respiro
cuando miro a la izquierda y a la derecha
pídeles un analgésico para el cuerpo
y otro para el alma
y sírveme un alcohol más fuerte que la vida y
que la muerte
y cuéntame una historia amable para el viaje
recuérdame como yo te enseñé leyendo a Eliot
el hombre no soporta tanta realidad
Adiós, me voy al alba
adiós, me voy entre el sueño y la vigilia
a la hora en que vivos y muertos se embriagan
Ackerman,
mañana me dan de alta
búscame una silla de ruedas
y llévame a tu casa.
**
Que no te toque el sol
Que no te toque el sol
que no te toque la mañana
que no te digan qué hacer, ni cuándo, ni dónde
que no te pongan un nombre con las cansadas letras
del hartazgo
ni te regalen un oficio preñado de tedio
que no te saquen al circo
vuelve a tu casa, a tu cuarto, a tu cama
y sueña por nosotros el sueño de todos
apaga la luz
buenas noches Emily.
**
Impúdicamente
Hay muertos que no hacen ruido, llorona,
y es más grande su penar.
1
Una muchacha llora
Nos trae un texto
Quiere leerlo pero llora
Mi llanto es mi palabra ―dice–
Mi palabra tronchada por el quebranto
conmigo lloran mis muertos
¿No ven a mis muertos agazapados en mi llanto?
Mucho gusto, hay días en los que mi nombre
es aflicción ―dice–
a veces me llaman Daniela y tengo una gata
que se llama Eloísa
Estudio teatro, tengo muchos rostros y puedo
complacer peticiones
Damas y caballeros, por favor, digan
¿Qué papel quieren que represente?
2
Siéntese ahí
cállese
¿Por qué usted no llora?
yo lloro
grito
me tiro al piso
y sé mentir
siempre miento
impúdicamente
yo también tengo ―todos tenemos― muchos rostros
muchas camisas raídas
demasiadas canas
tengo sueños postergados
desde hace miles de años
y sé mentir, siempre miento
impúdicamente
soy especialista en cenizas
tengo varios posgrados
conozco las hogueras calcinadas
las cámaras de gas
las conozco desde antes de nacer.
He tenido muchos rostros desde hace miles de años
A mí me amamantaron con las cenizas del exilio
Me gusta escuchar en silencio a los muertos
Los susurros de la infancia, me gusta robar sueños
robar impúdicamente ilusiones ajenas y creer
vanamente que son mías
ahora le robo las palabras del hereje
Mi reino no es de este mundo.
3
Hay días en que todos los muertos lloran
Y todos los muros de esta casa son el Muro de los
Lamentos
Entonces yo salgo para olvidar ―para recordar―
para olvidar
Yo camino con mi abuelo voy a la sinagoga al
encuentro de dios
Sigo su paso lento, le robo los caramelos
de los bolsillos
Escucho sus jadeos, sus quejas de enfermo,
oy vei, oy veis mir
Las calles sienten pena por nosotros
ellas que antaño fueron nuestra gloria hoy
son nuestra miseria
Nuestras miserias de cada día
Las calles albergan ladrones a la vuelta de la esquina
Regálame un cigarrillo para no hacerte nada
me dice un malandro en la esquina
A mí me gusta perderme
Olvidarme de todo
pensar que a la vuelta de la esquina
me espera el final del laberinto de la soledad
Una musa sentada en la mesa de un café
Alicia en el país de las maravillas
El santo grial
El paraíso perdido
El final del arcoíris
El punto aleph
Pero solo encuentro la sombra de un extraño
resplandor
Y el reloj de Baudelaire que tira los dados y
gana la partida.
**
Una pequeña oración colgada en la pared
Dame ahora la palabra
pronúnciala en silencio
casi inaudible
con tus inmensos ojos de niña
Dame la palabra que me tenga en pie
hay tanto abismo
Dame las palabras ancestrales
escribe en la pared de esta casa
enciende el mundo
Descubre el velo
Regrésame al centro.
**
Palabras del hambriento
El pan
El pan precario
El pan del exilio
El pan ácimo del desierto
El pan sin fermentar
El apresurado pan de los que parten y no llegan
El improbable pan del condenado
Del que nunca sabe
Si está
o se va
si vive
o está muerto
El pan de mis ancestros
el pan sin dios y sin mesa
amozi lehjem min a aretz
te dieron un pan inexistente para tu hambre real
te hundieron en el lodo sin pan ni dignidad
come tu pan sin esperanza, te dijeron
tienes que darlo todo hasta no ser nada
tienes que fingir, bailar con tu máscara
seguir el compás del escarnio
inventa tu rostro, marioneta,
decir buenos días
gracias
por supuesto
vivir la incertidumbre
no saber si mañana van a hornear el pan o
te van a hornear a ti
partir con tu pan sudado bajo el brazo
comer el improbable pan de los muertos de hambre
mi pequeño niño hambriento
este mundo es un error
Tu vida está en otra parte.
**
Ella no dice nada
Ella no dice nada
su silencio es su templo su dios el vacío
un día la dejaron en la orilla mercaderes que hacían
negocios ilícitos
ella ve el mar
sus ojos están llenos de sal
se sienta, espera, siempre espera
Ella anuda sueños marchitos al caer la tarde
su rictus sin norte, sin pasado, la muestra impávida
ahora que todo está dispuesto para la cena
no vendrá ningún comensal a acompañarla
ella acerca su oído al caracol
intenta descifrar un antiguo enigma
mientras el plato se cae de la mesa
y ya nadie bendice al pan ni al vino
ella cree en el mal de ojo
dobla sus dedos,
espanta espectros
calla y escucha frente al mar.
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Los ausentes
Rubén Ackerman
Caracas, 2016
Dcir ediciones
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