Por Janina Pérez Arias
El vértigo ante la siguiente película después de coleccionar premios y halagos con la anterior se imagina paralizante. Lorenzo Vigas (Mérida, 1967) lejos de quedarse en blanco, viendo hacia el infinito, se empeñó en sacar adelante La caja.
Durante siete años el director venezolano asentado en México se pasó afinando los detalles, limando las rugosidades, puliendo. «Nadie me presionó, fui yo el que lo hizo», da cuenta de lo que puede pesar el León de Oro del Festival de Cine de Venecia conseguido en 2015 por Desde allá, protagonizada por el chileno Alfredo Castro y Luis Silva.
Vigas retorna a La Mostra por todo lo alto con un thriller psicológico que raya en la perfección. Cuenta la historia de Hatzín (Hatzín Navarrete), un chico de 13 años de edad que viaja al norte del país con la misión de recoger la osamenta de su padre hallada en una fosa común. Con la caja metálica que contiene los huesos, le entregan también una identificación con la foto borrosa de su padre. Cuando Hatzín está a punto de volver a Ciudad de México, ve en la calle a Mario (Hernán Mendoza), un hombre que cree es su padre.
Tras las primeras proyecciones en el Festival Internacional de Cine de Venecia, La caja, una de las cuatro cintas hispanohablantes en la competición principal de esta 78° edición y de la segunda en pandemia, se convirtió en favorita para conseguir uno de los leones que se repartirán en este sábado en la cita cinematográfica.
-¿Por qué decide concluir con La caja la exploración de la paternidad?
-Se trata de cerrar un capítulo, era algo que tenía que hacer. Ahora quiero hablar sobre mujeres y la complejidad de las mismas. En La caja sólo los personajes femeninos son inocentes y los jóvenes son sensibles de ser corrompidos o se enfrentan a la tentación de caer en algún tipo de corrupción. Esta es una película sobre la masculinidad y cómo se expresa la misma, pero también es sobre la identidad.
-¿En qué sentido gira en torno a la identidad?
-La historia está construida con cajas, no solo la que contiene los huesos. Tienes una caja que es la maquiladoras, luego está la que corresponde a Mario, también hay una caja de las desaparición de las mujeres en el norte de México. Se trata de cajas que aparentemente no están conectadas pero la línea de conexión es la identidad, de la búsqueda de una identidad por parte de los personajes, pero también de los cuerpos desaparecidos, así como de la búsqueda de un país como México, que es un país joven con influencias foráneas.
-En La caja vuelve a tener la constelación de un hombre mayor con un joven. ¿Ha sido una decisión consciente?
-Cuando haces una película todo es inconsciente. No tengo ni idea de por qué hice esas historias. No viene de nada personal, porque tuve una relación muy cercana con mi padre. Después de ver la película es cuando puedo entender conscientemente la historia, pero eso no sucede durante el proceso de realización del filme, y aunque tenía un guion hubo escenas que escribí mientras rodábamos.
-¿Se propuso ser mejor en esta nueva película?
-Todos los directores quieren que su próxima sea mejor que la anterior. Así que no soy solo yo el que tiene ese deseo. Pienso que es normal, aunque es cierto que me presioné mucho porque había ganado el León de Oro. De modo que forcé las posibilidades. Rodamos en 35 milímetros, lo cual no es precisamente fácil hoy en día, encontramos una maquiladora real donde pudimos filmar, cosa que después de un año de intentos pensamos que era imposible de lograr. Debido a la presión que me puse a mí mismo, quise que este filme fuera mejor.
-Tomó también muchos riesgos. En Ciudad Juárez hay una guerra.
-Es cierto, todo el estado está en guerra, porque la droga pasa a través de esa región y por eso tuvimos que entablar comunicación con los carteles.
-¿Cómo fue la negociación con los carteles?
-A ellos les importa saber de qué trata la película, que no les afectará ni personalmente ni en sus intereses. Entonces si saben que no representas un peligro para ellos, no pasa nada, pero si ellos no tienen conocimiento de nada, te pueden matar.
-Uno de los temas de la historia es la explotación laboral, un problema que no es exclusivo de México.
-Aunque La caja es una historia muy propia de Chihuahua, muy bien podría desarrollarse en otra parte del mundo. Sentimos que había algo más grande que los personajes, algo que controla un sistema que mueve los hilos. De allí la importancia de la mención de China en la película, para dar la impresión de que existe ese sistema que nos supera. En ese hecho radica la razón por la cual Mario -que busca gente para que trabaje en las maquiladoras y que además se encarga del trabajo suci – no es un villano; más bien es parte de un sistema enorme, y como cualquier otra persona hace lo que tiene que hacer para mantener a su familia, y sus acciones están fundamentadas en lo que él cree que es mejor. Le enseña a mentir a Hatzín, porque tiene que saber cómo mentir en la vida y especialmente si vives en México.
¿Cómo logró rodar en una maquiladora?
-La industria de las maquiladoras en inmensa. En la zona de Ciudad Juárez, donde rodamos, se fabrican desde partes de cohetes y aviones hasta ropa de todo tipo. Fuimos a cientos de fábricas para pedir permiso para filmar, pero siempre nos rechazaron. Tuvimos mucha suerte de lograrlo en el último momento, rodamos dentro de una fábrica de jeans que se había declarado en quiebra. Nos dieron dos días para filmar, de modo que los trabajadores que se ven en esas escenas son reales.
-En los últimos años el cine latinoamericano ha estado muy presente en festivales de cine de relevancia tal como la Mostra de Venecia. ¿Se puede hablar de un crecimiento en esa cinematografía?
-Hay mucho poder en la cinematografía latinoamericana, mucha honestidad a la hora de contar sus historias. Quizá debido a la gran cantidad de telenovelas que se hace en Latinoamérica, en el cine sacamos todas las tonterías de las historias, así que al hacer películas como que dejamos toda la mierda por fuera (se ríe).
-¿Su próxima película será en Venezuela?
-No. Estoy preparando un filme en Estados Unidos centrado en mujeres, pero estoy apenas comenzando con eso.
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