El presidente de Disney, Bob Iger, reconoció que el creador de Star Wars, George Lucas, se sintió «traicionado» al conocer los planes del gigante del entretenimiento sobre el universo fílmico que ideó en 1977.
En sus memorias, el máximo ejecutivo de Disney recordó que Lucas no estuvo de acuerdo con las decisiones creativas tomadas por la compañía tras la compra de su estudio Lucasfilm. Así lo informaron este martes publicaciones especializadas con declaraciones del director.
«En la primera reunión con él sobre el futuro de Star Wars, George se sintió traicionado. Y aunque todo este proceso nunca hubiera sido fácil para él, tuvimos un comienzo innecesariamente difícil», aseguró Iger. Sus declaraciones están en el libro The Ride of a Lifetime: Lessons Learned From 15 Years as CEO of the Walt Disney Company, publicado recientemente.
Lucas fundó su empresa Lucasfilm para controlar sus creaciones de forma directa. Pero el éxito de la primera cinta de Star Wars y de sus secuelas convirtió a la compañía en un gigante del entretenimiento que vendió a The Walt Disney Company en 2012.
En el libro, Iger reveló que Disney también compró los escritos de Lucas para tres nuevas películas cuando llegó a un acuerdo para adquirir Lucasfilm en 2012. La compra se hizo, en parte, por un sentido de obligación, tal y como escribió el presidente: “Decidimos que necesitábamos comprarlos”.
«Aunque dejamos claro en el acuerdo de compra que no estaríamos obligados contractualmente a adherirnos a las líneas de la trama que él había establecido», puntualizó Iger.
El despertar de la fuerza
Al final, Disney y la nueva Lucasfilm, dirigida por Kathleen Kennedy, no siguieron las ideas de George Lucas para las nuevas películas. La decisión la conoció el creador cuando el equipo de Star Wars: el despertar de la fuerza se reunió para discutir la nueva trilogía, y específicamente la entrega de 2015.
«George se molestó de inmediato cuando comenzaron a describir la trama. Se dio cuenta de que no estábamos usando una de las historias que presentó durante las negociaciones», reveló Iger.
«Él sabía que no estábamos vinculados contractualmente a nada. Aún así, pensó que comprar los bocetos de la historia era una promesa tácita de que los seguiríamos. Estaba decepcionado de que su historia se descartara», dijo.
«Fui muy cuidadoso desde nuestra primera conversación para no engañarlo de ninguna manera. No pensé que lo hubiera hecho, pero podría haberlo manejado mejor», aseveró Iger.
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