Mario Vargas Llosa es un hombre de ideas claras. Conocido y reconocido mundialmente por su literatura, se puede presuponer, con base en sus actitudes, que el escritor no se siente en la necesidad de demostrar nada a nadie, ni tiene complejos o ataduras a la hora de vivir su vida como bien considera.
Si separarse de su mujer para empezar un noviazgo con Isabel Preysler iba a ser un escándalo, pareció darle igual. Si aparecer en un reality de Netflix acompañando a Tamara Falcó en sus primeros momentos como marquesa de Griñón iba a llamar la atención, pareció darle igual. Y si volver con la madre de sus hijos tras romper inesperadamente con la conocida como reina de corazones en el papel cuché español iba a dejar a todos boquiabiertos, definitivamente le dio igual.
Porque Mario Vargas Llosa no es un personaje de la crónica social sino del mundo de la cultura, además internacional. No está condicionado por el manido qué dirán que a tantos famosos preocupa de cuando en cuando y además no parece dispuesto a renunciar a sus costumbres.
Y siguiendo la línea de hacer lo que le apetece sin pensar en nada más, el premio Nobel de Literatura acudió junto a su mujer, Patricia Llosa, a la prestigiosa clínica Buchinger de Marbella, tal y como recoge en exclusiva la revista Diez Minutos en la edición de este miércoles.
Una clínica especializada en los cuidados personales y el adelgazamiento en la que el peruano suele pasar al menos dos temporadas breves al año y que en los últimos tiempos compartía no solo con Isabel Preysler sino también con Tamara Falcó.
Una prueba doble que confirma no solo que la vuelta de Mario y la que era su mujer parece un hecho sino también que el escritor no tiene pudor ni reparo a la hora de repetir planes y patrones, priorizando lo que le apetece por delante de lo que para muchos podrían ser situaciones incómodas.
Hay que tener en cuenta que los retiros en la Buchinger no eran un plan exclusivo de Mario y que, durante su separación de Patricia y relación con Isabel, la primera también fue vista acudiendo al prestigioso centro, acompañada, eso sí, de uno de sus hijos.
Ahora que la pareja ha retomado su historia y vuelve a compartir su día a día como una familia, resulta normal que disfruten de una de sus costumbres –juntos o por separado- y parece previsible esperar que la estampa se vuelva a repetir.
Lo que no se sabe es si, en uno de sus retiros, podría encontrarse con Isabel Preysler o incluso Tamara Falcó, que apenas unas semanas antes de su boda optó por unos días de detox y tranquilidad en el templo wellness por excelencia de la Costa del Sol.