Si la popularidad de una estrella se midiera solo por lo que factura, a esta altura ya no quedarían dudas de que Dwayne Johnson es el actor más exitoso del planeta. Hace pocos días, por segundo año consecutivo, «La Roca» encabezó el ranking que elaboró la revista Forbes entre los intérpretes que más dinero ganaron entre junio de 2019 y junio de 2020. Fueron 87,5 millones de dólares, casi lo mismo que había embolsado en el período inmediatamente anterior (89,4 millones).
Ni la pandemia del coronavirus pudo detener el impacto de un Johnson que -siempre atento a las tendencias de la industria- se las ingenió para incursionar en el universo del streaming con una producción original de Netflix, el filme de ladrones y agentes Red Notice, en el que compartirá cartel con Gal Gadot y Ryan Reynolds, quien precisamente se ubica segundo en el ranking de los actores mejor pagados de Forbes con 71,5 millones de dólares.
¿Pero qué pasa con el consenso crítico al evaluar la carrera de The Rock? Un buena manera de medirlo es el promedio de todas las reseñas de las películas en las que participa: apenas 53/100. ¿Selecciona mal sus papeles y los guiones o la mayoría de los críticos no percibe el carisma ni la versatilidad de sus trabajos? Puede que se hayan producido errores suyos y de sus agentes en determinadas elecciones, pero que no tenga el reconocimiento artístico que merece parece más derivado del prejuicio que muchos analistas tienen a la hora de acercarse a un imponente héroe de acción que es -también- un excelente comediante.
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Mucho se ha escrito de sus comienzos deportivos (tenía todo encaminado para ser una estrella del fútbol americano, pero una lesión en la espalda lo terminó conduciendo en 1996 hacia los rings de lucha libre de la WWE con nombre tan exóticos como Flex Kavana o Rocky Maivia antes de ser rebautizado como La Roca) y también de sus fracasos actorales que le valieron múltiples nominaciones y «triunfos» en los premios Razzie a lo peor de cada año: El rey escorpión, Con la frente en alto, Doom: La puerta del infierno y hace no mucho el remake de Baywatch.
Pero Dwayne Johnson es un actor perseverante que evolucionó con el tiempo hasta conseguir algo que pocos logran en Hollywood: hacer mejores cada una de sus películas. No importa cuán ingenioso o no sea el guion, cuán virtuosa sea la puesta en escena del director de turno o la profundidad psicológica de los personajes. Su carisma, su empatía, su sonrisa, su presencia, su magnetismo en cada una de las tomas eleva el nivel general del filme en cuestión.
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Hoy, a los 48 años de edad, La Roca tiene una prestancia en pantalla digna de su estatus de estrella, pero al mismo tiempo conserva esa simpleza y esa capacidad de generar identificación en el espectador propias de todo gran artista popular. Y, lo que no es un mérito menor, sabe reírse de sí mismo al extremo de que ha hecho incluso de su proverbial físico de casi dos metros y repleto de tatuajes un motivo para la autoparodia. Orgulloso de su origen samoano y de su look de hombre de familia (tiene tres hijos de dos matrimonios), muy simpático en cada uno de los encuentros casuales con sus fans, Johnson combina la actuación con la filantropía en los más diversos ámbitos (dinero, quedó claro, no le falta) a partir de The Rock Foundation.
También se convirtió en un buen productor, con incursiones en las series (Ballers es un buen ejemplo) o apoyando desde papeles secundarios y financiación a proyectos como Luchando con mi familia, una historia ambientada en Norwich, Inglaterra, que dirigió Stephen Merchant (disponible en Fox Premium).
Más allá de sus participaciones en las últimas cuatro entregas de la franquicia Rápidos y furiosos y en el spinoff Hobbs & Shaw (disponible en HBO Go), Dwayne Johnson logró salir airoso de comedias como ese clásico que es Entrenando a papá (2007), de Andy Fickman; su aporte vocal al filme animado Moana: Un mar de aventuras; recientes películas de acción y suspenso tan disímiles como Rampage: Devastación (disponible en Amazon Prime Video) y Rascacielos: Rescate en las alturas o la saga de aventuras Jumanji (la primera parte está disponible en Amazon Prime Video, la segunda, en alquiler en Google Play Películas). Todas, por supuesto, disponibles -muchas veces de forma simultánea- en señales de cable, plataformas de streaming o para el alquiler hogareño. Un auténtico maestro para los negocios y -claro- una indudable pasión de multitudes.
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