
Como ícono de la pintura moderna, La noche estrellada de Vincent Van Gogh no ha dejado de ser objeto de fascinación, en gran medida por sus cautivadores remolinos.
Sin embargo, investigaciones recientes de la Universidad Commonwealth de Virginia y la Universidad de Washington revelaron que, contrariamente a algunas interpretaciones, la obra no es una representación magistral de la física del flujo.
Pintada en junio de 1889, durante la estancia del artista en un manicomio en el sur de Francia, captura la vista de un cielo y un pueblo antes del amanecer, inspirada en el paisaje que el artista observaba desde su ventana.
El año pasado, un artículo publicado en la edición de septiembre de Physics of Fluids, titulado «Turbulencia oculta en La noche estrellada de Van Gogh», recibió considerable atención al postular que los remolinos pintados por Van Gogh se ajustan a la teoría de flujo turbulento de Kolmogorov. Esta explica cómo los remolinos de aire y agua se mueven siguiendo un patrón algo caótico.
«[Van Gogh] logró reproducir no solo el tamaño de los remolinos, sino también su distancia e intensidad relativas en su pintura», afirmaba el artículo.
No obstante, estas conclusiones carecen de fundamento, según Mohamed Gad-el-Hak, profesor eminente Inez Caudill del Departamento de Ingeniería Mecánica y Nuclear de la VCU, y James J. Riley, profesor titular de la Cátedra Paccar de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Washington.
Su informe, «¿Existe turbulencia oculta en La noche estrellada de Vincent van Gogh?», aparece en el último número de la revista Journal of Turbulence.
El arte de Van Gogh, teorías sin fundamento
«La teoría de Kolmogorov, que debe su nombre al matemático soviético del siglo XX Andrey Kolmogorov, es quizás la teoría más famosa en la investigación de la turbulencia», afirmó en un comunicado Gad-el-Hak. «Esta teoría se aplica al campo de velocidad en flujos de fluidos».
La teoría fue extendida independientemente por Alexander Obukhov, Ph.D., y Stanley Corrsin, Ph.D., a campos escalares en un flujo turbulento, como la densidad del fluido, la temperatura, la presión y magnitudes relacionadas. Como estudiantes de doctorado en la Universidad Johns Hopkins, Gad-el-Hak y Riley estudiaron con Corrsin y eran expertos en la teoría.
Fue esta extensión de la teoría a escalares en flujos turbulentos la que emplearon los autores del artículo en Física de Fluidos, pero Gad-el-Hak y Riley la consideraron errónea.
«Nuestra objeción fundamental es que no existe ninguna propiedad escalar del fluido identificable y medible en la pintura que permita aplicar la teoría de Obukhov y Corrsin», afirmó Riley. «Además, el campo de flujo atmosférico asumido no cumple ni de cerca las suposiciones requeridas por la teoría«.
Por lo tanto, Gad-el-Hak y Riley infieren que las conclusiones del artículo en Physics of Fluids son, lamentablemente, totalmente erróneas, y que «la pintura es fascinante y muy abstracta, y de hecho, esto es un elemento que la convierte en una obra de arte tan icónica».
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