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«Soy doula»: un acompañamiento cuestionado, pero cada vez más solicitado

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Carolina Vásquez se presenta primero como psicóloga perinatal y femenina. «De esta forma, estoy siendo avalada por un eje de poder universitario y académico que me permite gozar de credibilidad y confianza», dice. A pesar de ello, se refiere a sí misma como partera del alma y eso es lo que define a una doula, asegura. Es su vocación.

Hace 24 años fundó Aquamater, el único centro de atención de partos autónomo, independiente y autosustentable de Venezuela. «Es un orgullo decir que es dirigido actualmente por mí, una doula, y es un lugar donde la mujer pare como ella lo desee; donde el equipo –que incluye médicos– la acompaña, soporta y respalda a su voluntad, según sus deseos y bienestar, y los del bebé».

Desde hace algunos años, con la concientización de la importancia del parto respetado, se comenzó a hablar de estas mujeres que asisten y acompañan de manera emocional y empática a otra durante la concepción, gestación, trabajo de parto, parto, puerperio, lactancia, proceso sexual, pérdidas perinatales y/o duelos. Incluso, brindan información real y científica sobre los procesos evolutivos de las niñas en su primera menarquia.

Mujer que sirve

El término doula significa «mujer que sirve» y tiene su origen en la Antigua Grecia. Según la Red Mundial de Doulas, una organización que engloba a profesionales de todo el mundo, existen jeroglíficos, frescos y relieves que dejan registro de esta labor en la civilización egipcia y en otras culturas antiguas.

Lo importante en una doula hoy no es lo que sabe, sino quién es, su personalidad, lo que más influye al ayudar a la mujer que está de parto. No es personal sanitario, no hace tacto, no ausculta, no hace diagnósticos ni medica. Tampoco sustituye al médico, de hecho, el acompañamiento se suma a la asistencia del obstetra y/o partera en un trabajo interdisciplinario, apoyando a la mujer o la pareja en sus decisiones, ayudándolos a encontrar el mejor modo de vivir la gestación, desde la entrega, la escucha, la comprensión y el no-juicio. Una doula sitúa a los padres como protagonistas de la experiencia.

Nacida para ser doula

Carolina Vásquez, psicóloga perinatal y femenina, doula desde hace 29 años | Foto Jesús Navas

Vásquez define su labor bajo la conceptualización del laureado médico obstetra francés y partero, Michel Odent, quien sostiene que «el doulaje es una manera de preservar la sabiduría de la partera sin serlo».

«Somos, quizá, parteras psicoemocionales. Cuidamos de la mujer y la llevamos a su centro constantemente para que encuentre recursos y su propia fortaleza, para que transite toda la experiencia desde la confianza y la comunión con ella misma. Ayudamos a que se permita, verdaderamente, soñar un parto».

Su misión de vida llegó tras dar a luz a su primera hija. «No haber encontrado un espacio que me cobijara y respetara mis voluntades me hizo convertirme en doula. De alguna manera, tal vez por ancestralidad, linaje femenino o hábitos de familia, siempre asocié el tema de la hospitalización con enfermedad. Queriendo tener un parto al natural, sin agujas o medicamentos, viví uno clandestino, escondido, como si estuviese haciendo algo malo. ¿Qué estoy haciendo mal para haber tenido este tipo de tratamiento durante un proceso que debía ser hermoso?, me preguntaba. Ahí entendí que Aquamater tenía que nacer también junto a mi hija».

Sabiduría ancestral

Cristina Olivero es doula desde hace 7 años. Se certificó como tal en la Academia argentina Auroramadre, de la mano de Isabella Polito y el médico Beltrán Lares. Se especializó en doulaje somático en México con Adriana Ordóñez Ortiz. Ha realizado diversos talleres y seminarios sobre parto, lactancia, manejo del dolor y crianza temprana, haciendo sus acompañamientos terapéuticos y nutridos por sus conocimientos como terapeuta menstrual y guía de sabiduría matriz.

Muchos la han catalogado de hippie, bohemia o comeflor; pero nada más alejado de la realidad. «Mi formación es mi experiencia. Disfruté un embarazo perfecto, con un parto 100% natural, en casa, a solas. Todo lo que me funcionó a mí para lograrlo, lo comparto como doula».

Olivero tiene un enfoque ecosomático de labor. «El pilar de mi trabajo eres tú misma. Confiamos en la sabiduría ancestral de nuestros cuerpos, de la fisiología, la anatomía, de la tierra, las plantas y de tu corazón».

Acompaña a la mujer (y a su pareja) a crear espacios de comunicación conscientes con ella para sintonizar con esta sabiduría que nos habita y en la que habitamos, agregó.

Cristina Olivero es doula. Ha participado en 47 partos. Asegura que es una guardiana del nacimiento y una servidora de la mujer | Foto Jesús Navas

Como Vásquez, comparte el doulaje como misión de vida. «Aunque mi carrera apenas comienza, en cada uno de los 47 partos que he acompañado hasta ahora, reafirmo que soy una guardiana del nacimiento y una servidora de la mujer», rescató Olivero.

Allí comienza la enseñanza ancestral de que las doulas, como las arteras, utilizan en el momento del parto. La primera desde la emocionalidad; la segunda, desde las manos de la experiencia.

«Aún existen y son reconocidas las parteras ancestrales que se van formando de generación en generación. Hoy en día, las profesionalizan y les brindan cantidad de herramientas y recursos para proteger y resguardar la vida de mamá y del bebé», señaló Olivero. «De un tiempo para acá, incluso, está volviendo a resurgir la partería desde la mirada urbana, dentro de las ciudades. Aunque no están acreditadas o certificadas. Por eso es que, tal vez, el proceso se sienta ilegal. Además, si agregamos que la única forma de saber acerca del oficio es por el boca a boca, añade desconfianza. Es un secreto a voces, pero muchas mujeres, obligadas por su situación económica, recurren a estos servicios».

Carolina Vásquez comentó que en Venezuela la partería ancestral sufrió una especie de exterminio con la llegada de la profesionalización. «Pero en las áreas muy rurales del país, no solo en las ciudades, siguen existiendo», rescató. «Tener acceso a ellas, es otra cosa. Yo tuve la dicha de conocer a una que fue patrimonio viviente de El Jarillo; atendió a casi toda la comunidad, pero como ella, pocas. Recordemos que no tenemos una regulación que avale el ejercicio de la partería ancestral, pero en Táchira y Mérida, por ejemplo, en esas montañas maravillosas y casi sacrosantas, aún quedan parteras de toda la vida, centenarias».

La impronta límbica

¿Por qué importa tanto el trabajo de las doulas entonces? Las investigaciones llevadas a cabo por pioneros en la psicología prenatal como Thomas Verny, David Chamberlain y William Emerson muestran que muchos problemas físicos y disfunciones del comportamiento son una consecuencia directa de una gestación traumática y de complicaciones en el parto, incluyendo intervenciones instrumentales innecesarias y sobredosis de anestesia.

Aunado a eso, se encuentran los problemas asociados a las circunstancias que rodean al bebé en el periodo posparto. Estas sobrecargas sensoriales se graban en el sistema nervioso del recién nacido como su nueva «zona de comodidad», y en contra de toda lógica, pues ésta se encuentra en otra parte del cerebro, aún no desarrollada.

Cristina Olivero, citando algunas ideas del estudio realizado por Elena Tonetti-Vladimirova, laureada ginecobstetra y partera, advirtió que «el bebé es extremadamente perceptivo a su entorno mucho antes de nacer, durante el parto y el periodo posparto, con un grado de sensibilidad mucho más alto que el que mostramos en la edad adulta. Todas estas sensaciones y sentimientos, estas primeras impresiones, no las mantenemos de manera cognitiva, sino que se quedan con nosotros para el resto de nuestras vidas, para bien o para mal, en nuestro subconsciente. Años luz de investigación en el área de la psicología prenatal muestran una relación clara y directa entre lo que ocurre en el periodo perinatal y los patrones subconscientes de comportamiento y emociones en el adulto. El mecanismo que da origen a esta relación se denomina impronta límbica».

Papá y recién nacido interactuando en sus primeros momentos de vida | Foto Aquamater

Describió que la impronta límbica tiene lugar en esta parte del cerebro, la cual no está directamente conectada con el córtex y es responsable de la memoria cognitiva. Durante la gestación, el nacimiento y la primera infancia, el sistema límbico registra todas nuestras sensaciones y sentimientos sin traducirlos al idioma del córtex, por el simple hecho de que todavía no está desarrollado.

«Llegamos a este mundo predispuestos a recibir amor. Si lo recibimos en forma de experiencias primarias, nuestro sistema nervioso imprime en nuestro sistema límbico nuestro innegable derecho a la vida. El abrazo tierno de una madre, su leche y su pecho, y la inmensa alegría en los ojos de un padre nos proporcionan un sentido natural de felicidad y seguridad, nos muestran el mundo como un lugar apto y seguro para vivir. Eso enseñamos las doulas».

Habla una paciente

Barbara Mosquera, mamá primeriza y pro doula | Foto Jesús Navas

Bárbara Mosquera es corredora de seguros y mamá primeriza. Recuerda su parto como algo mágico. «Me preparé desde la semana ocho, entendiendo que para mí era importante saber qué quería yo como mujer, pero también qué querían mi cuerpo y mi bebé».

Tiene tres meses de haber dado a luz a su pequeña hija, un bebé arcoíris al que tanto ella como su pareja atesoran más que la vida misma. «Volviendo atrás en el tiempo, lo único que quería era tener un parto lo más natural posible, por eso me instruí tanto en la materia. Quería que no hubiese nada que pudiera malograr la salud de mi bebé. Por eso, al llegar el momento aquel 11 de diciembre cuando rompí fuente, aprecié tanto el parto respetado por el que tanto abogué desde que entendí que era la mejor manera de traer a mi niña al mundo».

«Mi mamá y mi papá estuvieron conmigo, también mi esposo al igual que mi doula. Esta última me llenó de consejos, de palabras que necesitaba escuchar y entender; me llenó de fuerza y fue una base fundamental porque yo nunca acepté que me pusieran medicamentos o epidural. Nada ajeno a lo natural iba a formar parte del parto», señaló. «Nunca lo necesité aunque fue un acto muy salvaje, muy crudo«.

¿Qué la llevó a escoger una doula? «No quería ser parte de una historia de violencia, sobre todo porque el dar a luz es un acto de amor. La guía y la sapiencia que te otorga una doula en este camino está lleno de amor, sobre todo propio, te abre la mente a entender muchas cosas que uno no sabía que podían ser posibles», expresó Mosquera. «El seguimiento y la confianza fueron 24/7, sobre todo porque yo venía de un duelo tras una pérdida», agregó. «Creo que eso es lo más importante que puedo rescatar del por qué tener al lado a una profesional en doulaje: el apoyo es incondicional. Fortaleza, empoderamiento, aceptarte y quererte como mujer. En eso se resume el acompañamiento de una doula«.

Lo que dicen los médicos

Carmen Mantellini, ginecóloga venezolana | Foto Carmen Mantellini

Carmen Mantellini, médico especialista en ginecología, histeroscopia y laparoscopia, define a las doulas como «un personal paramédico con especialización en el parto y lactancia, que asisten a la gestante durante estos períodos sin sustitución del manejo por un médico especialista».

La labor que realizan, reconoce, es muy valiosa sobre todo para madres que son primerizas y las recomienda. «Siempre y cuando formen parte del equipo de trabajo y que exista una única información para el beneficio de los futuros padres y su bebé», señaló.

Entiende que gran parte de la comunidad médica no ve con buenos ojos la participación de las doulas durante el parto. Comenta que en algunos países no está reglamentada su formación profesional. «No se tiene claro qué saben hacer, no están colegiadas y tampoco se conoce si están integradas o no al sistema de salud. Esto es importante porque hace falta esta articulación en caso de complicaciones«.

Cree que en Venezuela, si viene acompañada de la recomendación de su médico tratante, la paciente lo valora como un servicio de valor agregado. «En el pasado, en centros de asistencia como el Instituto Médico La Floresta, formaban parte en la atención obstétrica».

«Creo que son Un personal aliado en el acompañamiento obstétrico»

Doula, el miedo detrás

Si existe algún recelo en relación con la experiencia del parto y la necesidad del respaldo médico, Carolina Vásquez indicó que tiene que ver mucho con la cultura latinoamericana. «Quizás americana en general. En los Países Bajos, por ejemplo, es natural el parto en casa. Alemania, de hecho, está tratando de hacerlo una política pública, pero en la idiosincrasia de la mujer venezolana se ha inoculado que no podemos ni debemos parir solas”.

“El médico da la seguridad que la partera no”

Carolina Vásquez, como psicóloga, enseña que «el parto es una experiencia para reafirmar la autoestima, la seguridad en ti misma y tu relación con tu cuerpo, por eso deberíamos tener más criterio para saber cuál es la mejor manera de dar a luz a nuestros bebés. Debemos informarnos entendiendo que la obstetricia apoya lo que el cuerpo sabe hacer».

En Aquamater

Foto Aquamater

El centro de atención vio luz el 18 junio de 1999 como una casa, estricta y esencialmente, de partos naturales. Sin embargo, en muy poco tiempo, emigraron al concepto de una pequeña maternidad conservando los preceptos iniciales del proyecto, pero con la adición de un quirófano y una unidad de cuidados de intermedios neonatales.

Hoy, al tener una comunidad tan grande de mujeres, han ido desplegando gran cantidad de servicios de salud femenina que incluyen controles ginecológicos, cuidado de la menopausia desde una mirada ecológica, acompañamiento en la primera menstruación y problemas de fertilidad.

Es un orgullo para su fundadora, además, que más del 97% del equipo profesional y empleado en el lugar sean mujeres. «Me vi en la tarea de ir convocando médicas que creyeran y hayan vivido experiencias positivas de parto y, poco a poco, fui convocando pediatras y neonatólogas que complementaran la atención que legalmente se pide en Venezuela para ejercer».

Sala neonatal de Aquamater | Foto Jesús Navas

«Al estar dirigido por una doula, Aquamater incorpora una filosofía y política 100% de partos humanizados. Somos las únicas en Venezuela. Todos los movimientos que han nacido bajo esta premisa, están adheridos a clínicas grandes, por lo tanto, sus normativas y políticas siempre estarán condicionadas. Cuando yo decido fundar este centro, lo hago por la dicha de la autonomía. Ser independiente de los centros de salud es un privilegio».

«Han sido 24 años de muchas complicaciones, pero no estoy dispuesta a negociar algunas cosas como que se separen mamá y bebé innecesariamente, que la pareja no sea copartícipe de la experiencia, que se le exima de esa calidez y presencia de amor, y que simplemente se le trate como una paciente, me cuesta negociarlo», enfatizó. «Aquí tenemos usuarias, no pacientes. Estos últimos, a nuestro parecer, son aquellos que padecen alguna enfermedad».

Servicios

Entre sus servicios se pueden encontrar: partos naturales, verticales en la habitación, convencionales con anestesia, verticales en sala de parto, en el agua y cesárea humanizada. «Y ese corazón tan hermoso de nacimiento tiene muchas aristas como la consejería de lactancia, talleres prenatales, acompañamiento psicoemocional pre o posnatal, yoga y pilates; todo lo que permita favorecer una óptima calidad de vida a esa mamá y su bebé», rescató Vásquez.

«Si la mujer quiere parir en el agua, hay una sala especial construida para eso, totalmente diseñada por los protocolos y diseños internacionales en base a lo que debe ser la bañera, la profundidad y sus filtros. Además, en esa misma sala tenemos una camilla para parto vertical, con barandas y cuerdas que ayuda a la mujer a mantener su posición durante el nacimiento del bebé».

Foto Jesús Navas

Alrededor de 70% de los partos se genera en las mismas habitaciones. «Por eso, contamos con camas matrimoniales donde las mujeres pueden estar con sus parejas y sus bebés. Nuestra propuesta es que el parto sea una experiencia íntima; si nació en un acto de amor, debería desarrollarse y finalizar con lo mismo. No debe existir separación bajo ninguna circunstancia entre mamá, papa y bebé», recalcó la psicóloga.

Paradójicamente, ofrecen servicio de cesáreas. «Siempre en caso de ser requeridas y con un acompañamiento psicoemocional por delante. Ojo, siempre haciéndolo desde una experiencia íntima. En el quirófano no se habla de otro tema que no sea el nacimiento de ese bebé, se guarda silencio o se pone música. Así, cuando el bebé sale, lo hace directamente al regazo de su progenitora y ser colonizado, por consiguiente, por las bacterias del cuerpo de la mamá; luego va en brazos de papá hasta el neonatólogo, luego se evalúa y si todo está bien, es papá quien hace piel con piel hasta que la mamá esté lista para la lactancia».

Los usuarios permanecen 24 horas en Aquamater si es un parto natural. En caso de cesárea, son 48 horas.

Foto Aquamater

Precios

«Estamos seguros de que, dentro de la categoría del servicio, estamos muy por debajo de lo que se cobran en las clínicas convencionales». Cuesta alrededor de tres mil dólares. Actualmente, las clínicas cobrarían solo 2 mil por los honorarios, comentó, totalizando unos 10 mil por la intervención.

Foto Jesús Navas

Ofrece servicios de maternidad programada. «Si no hay seguro ni dinero de contado y todo fue una sorpresa para la madre, esta puede ir pagando desde la semana número 12 de su embarazo e ir abonando el monto final hasta que el parto esté cubierto», afirmó.

Desde su fundación, Aquamater tiene en su haber 4.000 nacimientos y su directorio posee al menos un registro de 150 doulas que están activas en el país.

Culturización sobre el tema

«Para mí, todo ha mejorado. Luego de 29 años en el oficio puedo decir que hay una evolución, incluso de manera honesta, los médicos se han rendido a ver que cuando una mujer está acompañada, las experiencias de parto son muy diferentes; los niveles de exigencia, de demanda y miedo, hay muchísimos indicadores que menguan cuando una dula está presente. Se comprenden algunas resistencias de los médicos según las instituciones en las que están; podemos dudar de las certificaciones de esa mujer. Pero creo que es importante pedir credenciales que avalen lo que somos», dijo Vásquez.

Carolina Vásquez, CEO de Aquamater | Foto Jesús Navas

Las redes sociales han logrado impactar a la comunidad venezolana, funcionan muchas veces como aval para poder comprobar el rol de una doula durante el parto. Afortunadamente, hay un camino más fértil, más receptivo y de menor resistencia, reconoció, que implican nuevos retos, solidez, formación. «Pero sin duda ha habido una gran mejoría»

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