Hay algo que se debe entender en relación con el gasto de calorías: cuanto más fácil resulta algo, menos energía se precisa para llevarlo a cabo, lo que aplica para el deporte y para cualquier ejercicio.
Una actividad que resulte habitual o una técnica eficiente y buena capacidad física optimizan el desempeño, y esto resulta en que cada vez se gaste menos para hacer lo mismo. A los fines deportivos, es positivo. Pero a los fines de «bajar de peso», al ganar condición física se precisará una dosis mayor para gastar lo mismo. Por eso, en una clase de spinning, por ejemplo, algunos pueden gastar solo 250 calorías y otros, el triple o más.
Ahora bien: ¿solo la condición física determina el gasto de calorías en el ejercicio? No. Si se pesa más, se gasta más. Sucede como con los autos: un motor más grande consume más combustible, aunque desde ya también influya la eficiencia de ese motor.
Por otro lado, una persona de 70 kilos con la misma condición física que otra del mismo peso y una composición corporal con menos grasa gastará más energía. Porque cada kilo de músculo consume más calorías que cada kilo de grasa.
Otro factor que modifica los valores son las condiciones en que se desarrolla la actividad. No es igual correr en la cinta con aire acondicionado que en la calle con 30 grados o viento en contra. Cuanto más intenso resulte el ejercicio, mayor será el consumo energético.
¡Pero atención!
Esto no es condición para que la gente se exprima al máximo y sufrir siempre si el objetivo es afinar. Justamente, las actividades que más se utilizan para las grasas son las del tipo aeróbico, que pueden sostenerse por tiempos prolongados. Y, a muy altas intensidades, no se puede durar mucho.
Por eso, hay que tener cuidado de los entrenadores que prometan gastar «x» calorías o de las cintas o relojes que te dicen que se lleva quemado «tanto» sin saber a qué costo se está trabajando ni cuánto se pesa, entre otros datos.
Las máquinas que indican gasto energético y de calorías sin recibir ninguna información del usuario lo hacen con fórmulas generalizadas para personas de peso y condición promedio.
Por ello, se debe usar un aparato que se pueda configurar registrando peso, sexo y edad. De esta forma será fiable estudiar el nivel de calorías que se queman con el ejercicio.
¿Qué hacer entonces para perder grasa?
Actividades aeróbicas de larga duración y baja o moderada intensidad, aumentando duración y ritmo de a poco, sin descuidar el trabajo de fuerza. Porque un cuerpo con más masa muscular consume más energía y, además, es un cuerpo menos propenso a lesiones.
Otra clave es la coherencia: si se viene de no hacer nada y se pasa a un trabajo extremo o a una doble sesión de golpe, probablemente no se dure mucho o no se tenga mucha resistencia.
La forma para bajar de peso eficaz y saludablemente es propiciar un déficit calórico con base en una alimentación equilibrada más actividad física sistemática que apunte a mejorar la resistencia, la fuerza y la flexibilidad. Porque no es ningún negocio estar en el peso deseado, pero roto.
Es clave también elegir actividades que gusten (para no abandonarlas), y por afinidad y por calidad. Nunca por promesas calóricas sin fundamento.
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