Yujia Tang tiene 27 años de edad. Nació en Chengdú, capital de la provincia de Sichuan, en el suroeste de China. Aunque vive en España desde hace 10 años tuvo que regresar a su ciudad natal justo en el momento en que el coronavirus tuvo su mayor expansión y cobró la vida de muchos chinos.
«Llegué a China el 12 de febrero porque mi abuela sufría un grave problema de salud. Mis padres me avisaron que no tenía mucho tiempo. Volví para despedirme», relató.
Entre el 10 de febrero y el 16 de febrero el virus pegó con mayor fuerza. A partir de ese momento comenzaron a descender los contagios.
China suma más de 80.000 infectados, aunque la mayoría de los contagios recientes son por personas llegadas del extranjero.
El riesgo
«Era muy grave. Mi familia no quería que volviera porque representaba mucho riesgo», afirmó Tang.
«Mi cuarentena duró 12 días. Vi a mi abuela el día que llegué y a partir de ahí estuve encerrada en una habitación por 14 días, incluso sin contacto con mis padres», explicó.
«Mi abuela falleció el 16 de febrero por la noche, pero como estaba en cuarentena no pude ir a su funeral», indicó.
España
Tang llegó a España con 17 años de edad a estudiar Pedagogía. Tiene un máster en Educación Social y estudia otro sobre las relaciones entre China y la Unión Europea. Fue profesora de chino y español y trabajó en una empresa educativa.
Es hija única. Regresa una o dos veces al año a ver a sus fami!iares.
«Desde fuera me he dado cuenta que los españoles no están tomando muchas precauciones. Yo escribí a mis amigos que tenían que comprar mascarillas y comida, que es lo que hicimos en China, pero la mayoría no me hizo mucho caso», detalló.
Explicó que la muerte de muchos chinos ayudó a afinar una estrategia para enfrentar al coronavirus. «Viví los peores días de la expansión del coronavirus en China y ahora veo lo que vive España», manifestó.
Apreciar la vida
«Los chinos confiamos más en el gobierno, estamos más unidos y apreciamos más la vida que tenemos ahora. Somos más disciplinados», aseguró.
Dijo que al principio de la crisis tuvieron mucho miedo. «Estábamos perdidos porque no teníamos suficiente información. Ahora estamos más tranquilos, aunque no relajados porque siempre hay riesgo. Nunca había ocurrido algo parecido en la historia de China«, indicó.
Explicó que en la emergencia escasearon los recursos. «Nos pedían ayuda a los que estábamos fuera. De hecho, en febrero, en la primera quincena, no se conseguían mascarillas. Los recursos estaban agotados y las fábricas mayoritariamente estaban cerradas», dijo.
«Poco a poco, ciudad por ciudad, provincia por provincia, se suspendieron actividades en colegios, en fábricas, la mayoría de chinos dejó de trabajar y se quedaron en sus casas. Así comenzó la cuarentena», agregó.
Políticas detalladas
Tang explicó que por cada familia solo podía salir una persona a diario para hacer la compra. Que cada vez que hacía el recorrido tenía que tomarse la temperatura y suministrar sus datos.
«El gobierno movilizó a 40.000 médicos y especialistas de la salud para ayudar a los pacientes en Wuhan, epicentro de la crisis», aseguró.
Señaló que por medio de la aplicación WeChat se mantuvieron comunicados. «En China hay muchas plataformas para publicar y comunicarse entre las personas. Eso nos ayudó a unirnos», subrayó.
Transparencia
Esta vez el gobierno ha demostrado transparencia máxima, indicó: «Pudimos seguir casi en tiempo real cómo se actualizaban los datos de afectados en todas las provincias».
Señaló que como ya está todo controlado el gobierno se ha dedicado a ayudar a otros países para enfrentar la emergencia. «Se han enviado recursos y personal a España e Italia y a otras naciones. Aunque hay mucho qué hacer todavía, nos hemos dedicado a ayudar a los demás», afirmó.
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