El cuerpo es como una gran fábrica que necesita de energía para funcionar. La principal fuente energética para las células es la glucosa. Por ejemplo, el cerebro y los glóbulos rojos la requieren para su buen funcionamiento. Para obtenerla, se deben consumir carbohidratos, que se transforman en glucógeno, la glucosa almacenada en el hígado.
Isabel Acevedo, profesora de Nutrición de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, advirtió que 24 o 48 horas después de haberse iniciado una huelga de hambre, el cuerpo habrá ya utilizado sus reservas de glucógeno. En ese momento, empezará a degradar las proteínas de los músculos para convertirlas en glucosa. Luego son las grasas las que comienzan a degradarse con el mismo fin.
«Llegado este punto, el organismo se da cuenta de que no está recibiendo alimento y se va adaptando, y seguirá consumiendo las grasas almacenadas», explicó Acevedo. «En la Segunda Guerra Mundial se dio casos de personas con inanición, debilidad física extrema provocada por la falta de alimento, hasta por 72 días», recalcó.
El organismo comienza a consumir todas sus reservas de grasas y proteínas en los músculos desde el cuarto o quinto día de iniciarse el ayuno. Para el día 14 y 34, la persona experimentará mareos, sensación de desmayo, dificultad para pararse, aturdimiento o lentitud mental, sensación de frío, debilidad, pérdida de sed y ataques de hipo.
También presentará falta de control muscular o coordinación de los movimientos voluntarios; bradicardia, un descenso de la frecuencia cardíaca normal; e hipotensión ortostática, una forma de presión arterial. La pérdida de peso promedio en este período de tiempo es de 0,3 kg por día.
La muerte, debido a un colapso cardiovascular y/o arritmia ventricular severa, puede aparecer entre el día 45 y 75. Entre las complicaciones más graves que acompañan a esta fase están: pérdida de la audición y/o vista, hemorragias gastrointestinales e insuficiencia orgánica.
Supervivencia
El portal BBC informó que una persona puede sobrevivir sin comer alimentos hasta unos 60 días, siempre y cuando beba agua. Si no es así moriría en un rango de 8-10 días. Y es que este líquido va a permitir que el organismo no se deshidrate y siga llevando a cabo reacciones químicas vitales. Entre ellas la eliminación de los deshechos del cuerpo, que de no darse, podría desencadenar una falla renal. No obstante, el individuo seguirá perdiendo progresivamente peso y masa muscular.
Para la especialista, el consumo de agua con electrolitos o infusiones de hierbas sin azúcar, como el boldo, pueden proveer de ciertos nutrientes necesarios para las células pero no lo suficiente para que el cuerpo esté estable.
Del mismo modo, recalca que luego de un largo período sin alimentos, el organismo debe ir recibiendo comida poco a poco, supervisado por un especialista, ya que el metabolismo se adaptó a funcionar con escasos nutrientes.
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