El aeropuerto de Hong Kong canceló todos sus vuelos este lunes, luego de que miles de manifestantes invadieron las salas de llegada, para protestar contra la violencia policial. Esto en medio de una movilización sin precedentes que sacude a la ex colonia británica.
El cierre del octavo aeropuerto internacional más frecuentado del mundo, conocido por su eficacia, fue anunciado en momentos en que el gobierno central chino dijo ver signos de terrorismo en el movimiento de protesta en esta región semiautónoma.
Las autoridades indicaron que estaban trabajando para reabrir el aeropuerto, pero cientos de manifestantes permanecían, bien entrada la noche, en las salas de llegadas y no daban señales de querer partir.
La anulación de los vuelos y las declaraciones de las autoridades de China, evidencian una nueva escalada en la crisis que empezó a comienzos de junio. La más grave en Hong Kong, desde su devolución a Pekín en 1997. Con diez fines de semana consecutivos de protestas, muchas de ellas con enfrentamientos violentos entre radicales y las fuerzas del orden.
Hace cuatro días que el aeropuerto es escenario de manifestaciones, que buscan sensibilizar a los viajeros con su causa. Este lunes, según la policía, había más de 5.000 manifestantes en la terminal aérea.
Un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos instó a todas las partes a evitar la violencia.
«Las sociedades se benefician mejor cuando se respetan los diversos puntos de vista políticos y se pueden expresar de manera libre y pacífica», señaló.
Momento crítico
La autoridad aeroportuaria anunció en un comunicado, que las operaciones en la terminal aérea fueron gravemente perturbadas por la manifestación. Asimismo, que «todos los vuelos fueron anulados por el resto de la jornada». Se exceptuaron los viajes de salida que habían terminado el registro y los de llegada ya en ruta a Hong Kong.
Kong Wing-Cheung, responsable de Relaciones Públicas de la policía, afirmó en rueda de prensa, que los manifestantes que inicialmente estaban en las salas de llegada, habían ido también a las salas de embarque.
«Los manifestantes radicales de Hong Kong recurrieron en varias ocasiones a objetos extremadamente peligrosos para atacar a los policías. Eso constituye un crimen grave y revela signos incipientes de terrorismo», declaró Yang Guang, portavoz de la Oficina de Asuntos de Hong Kong y Macao.
Los medios estatales chinos difundieron videos en los que se veía vehículos blindados de transporte de tropas dirigiéndose supuestamente hacia Shenzhen, fronteriza con Hong Kong.
El Global Times dijo que la policía militar china se estaba preparando para «aparentes ejercicios a gran escala».
Desencadenada por el rechazo a un proyecto de ley que autorizaba las extradiciones hacia China, la movilización de Hong Kong amplió sus reivindicaciones, para denunciar un retroceso en las libertades y una injerencia de China.
En virtud del principio «Un país, dos sistemas», que rigió la retrocesión, Hong Kong goza de libertades inexistentes en China, en teoría hasta 2047. Pero un sector de la población cree que Pekín socava cada vez más esos derechos.
«Ojo por ojo»
El lunes, la manifestación creció y subió de tono con denuncias de violencia policial. «¡Hong Kong no es un lugar seguro!», advertía una pancarta. «¡La policía es una vergüenza!»
Los agentes lanzaron el domingo lacrimógenas en las calles de comercio y los manifestantes respondieron lanzando ladrillos o rociándolos en un estación de metro, con extintores y mangueras.
Un responsable del gobierno de Hong Kong informó que 45 personas resultaron heridas en los enfrentamientos, dos de ellos en estado de gravedad. Una mujer sufrió heridas en el rostro.
Fotos que la mostraban en el piso, con el rostro ensangrentado, fueron publicadas en internet, para llamar a nuevas manifestaciones. «Ojo por ojo», proclamaba un volante que invitaba a protestar en el aeropuerto.
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