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Hemingway se enfrenta con sus personajes y demonios en Caracas

Ningún hombre es una isla es una pieza que el dramaturgo y poeta José Tomás Angola escribió después de hurgar por dos años en el proceso creativo del autor norteamericano

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Ernest Hemingway consiguió una sala de teatro en Caracas para apaciguar sus demonios. El escritor, poeta, dramaturgo y actor, José Tomás Angola, puso en práctica todas sus capacidades narrativas e histriónicas para mostrar sobre las tablas una visión particular del germen creativo del intelectual norteamericano. La concretó en el montaje que tituló Ningún hombre es una isla, una pieza que incluye en su narrativa novedosas plataformas tecnológicas audiovisuales.

El teatro de la Asociación Cultural Humboldt levanta el telón y ofrece su escenario a uno de los escritores más inquietantes del siglo pasado. Allí, los personajes de las novelas de Hemingway saltan en planos metafísicos y se relacionan con actores de carne y hueso, que también se prestan para un montaje lúdico en el que el mapping es uno de los protagonistas. El argumento se despliega como una narración cinematográfica con música y animaciones digitales que mantienen su sincronismo con las cavilaciones del protagonista.

Ningún hombre es una isla se sitúa en 1959, cuando el escritor se refugiaba en un sueño de izquierda y vivía en Cuba. Dos años después se suicidará en Estados Unidos. En su finca, de la que tuvo que partir luego de que sus bienes fueron confiscados por el gobierno de Castro, Hemingway produjo diversos trabajos que se publicaron después de su muerte. Angola usó las meditaciones suicidas del autor, junto con los datos recopilados en una investigación de dos años, para construir una pieza de teatro que intenta demoler la visión más popular sobre el escritor y exponer una visión íntima y cercana a su capacidad creativa.

Angola, quien tiene más de una docena de libros publicados y obtuvo el Premio Municipal de Teatro en 2001, define su texto como una idealización del autor en la que proporciona no solo una lectura rígida y gruesa del personaje, sino también una visión del creador de sensibilidad extrema que le permite hablar de sentimientos complejos. “Todo el mundo conoce al Hemingway cazador, pescador, boxeador, alcohólico y periodista de guerra. Es fácil apegarse a esa imagen mediática del personaje, pero en realidad muy poca gente habla de los personajes que creó y de su forma de escribir. Por eso quise mezclar las dos cosas en el montaje”, indica el dramaturgo.

Angola asegura que se puede establecer un paralelismo entre lo que se narra en la novela Por quién doblan las campanas y el acontecer nacional. “Toda la literatura de Hemingway es autobiográfica. Él era Robert Jordan. Ese caracter personifica todo lo que el escritor quiso ser en algún momento y, aparte, hay que decir que es una trama muy cercana a la de nosotros. Era la guerra civil española, allí se mezclan el socialismo, el fascismo y el odio. No obstante, hay un discurso de esperanza en medio de las adversidades”, recuerda Angola.

En la pieza en la que actúan José Manuel Vieira, Andrea Miartus y el mismo Angola en el papel de Hemingway, los personajes se presentan ante el escritor en una isla azotada por una peligrosa tormenta tropical que tiene por nombre Grace, el mismo de la madre del novelista. “Robert Jordan llega a cuestionar a Dios desde la voz de Hemingway. Allí hay una lectura metafísica de nuestra condición. ¿Para qué nos creas, para después llevarnos hacia la destrucción? ¿Qué es la esperanza? Son preguntas inquietantes. También está la lectura del personaje que le reclama al autor por qué lo hace sufrir, ahí es cuando Ernest se enfrenta al cuestionamiento de cambiar el destino de su creación”, explica Angola.

El autor de Ningún hombre es una isla refiere que aunque el montaje puede evocar el presente venezolano, él tiene aspiraciones que miran hacia el futuro. “A pesar de que se puede establecer un paralelismo, yo no estoy escribiendo solamente para mi contexto actual, sino para el día de mañana, para que las generaciones que vienen también puedan crear con ese texto”, puntualiza quien hace poco envió el texto dramático a los programadores del repertorio en español de Broadway.

La pieza tendrá funciones este fin de semana a las 4:00 pm y el sábado 3 y domingo 4 de febrero habrá doble función, una a las 11:00 am y otra a las 4:00 pm en la Asociación Cultural Humboldt, ubicada en San Bernardino.

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