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Fomentar la actividad física en mujeres embarazadas garantiza más bienestar

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Hacer ejercicio durante el embarazo conlleva numerosos beneficios. Lamentablemente, al día de hoy, la realidad es que no muchas mujeres lo practican. Menos de 30% de las mujeres embarazadas en todo el mundo cumple con las recomendaciones de actividad física, mientras que entre 45% y 55% de las mujeres no embarazadas en países desarrollados sí lo hace.

El ejercicio durante el embarazo ayuda a reducir el riesgo de hipertensión, diabetes gestacional y a controlar el peso corporal. También puede ser útil para tratar condiciones médicas, como mejorar el control de la glicemia en mujeres embarazadas con diabetes.

No obstante, persiste un problema: menos de la mitad de los profesionales de la salud conocen las pautas de actividad física durante el embarazo. Asimismo, solo un tercio de las mujeres embarazadas recibe algún consejo profesional al respecto.

Aunque existen recomendaciones oficiales para el ejercicio durante el embarazo, parece que estas no llegan a las mujeres que las necesitan. Un artículo expuesto en El País revisa las recomendaciones de actividad física durante el embarazo y cómo los profesionales de la salud pueden brindar apoyo para que las mujeres se mantengan activas durante esta etapa.

Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos recomiendan a las mujeres embarazadas acumular 150 minutos de ejercicio aeróbico moderado a la semana.

Embarazadas activas e inactivas

En general, hacer ejercicio durante el embarazo es seguro para la mayoría de las mujeres, aunque algunas que presentan condiciones especiales de salud podrían necesitar consultar al médico antes de comenzar o continuar con su rutina.

Existe un Cuestionario de Actividad Física para el Embarazo que puede ayudar a las mujeres embarazadas a superar cualquier miedo o preocupación que puedan tener. Sin embargo, hay algunas condiciones médicas en las que es necesario evitar el ejercicio físico. Entre ellas la hipertensión no controlada, enfermedad pulmonar restrictiva, embarazos múltiples (tres o más fetos), hemorragia vaginal persistente y anemia grave.

También se recomienda evitar actividades con alto riesgo de caídas, lesiones de alto impacto o de contacto, o aquellas que limiten el oxígeno (por ejemplo, entrenar en altitudes si no vive allí normalmente). La actividad de intensidad vigorosa no se recomienda para mujeres previamente inactivas, mientras que aquellas que superan significativamente las recomendaciones de actividad física antes de quedar embarazadas se aconseja que consulten con un profesional de la salud especializado en población deportista.

Durante el embarazo, la mujer se enfrenta a diversas situaciones, y a veces conseguir hacer ejercicio puede ser complicado. El temor de afectar al feto, problemas con el suelo pélvico, náuseas, cansancio y ansiedad pueden dificultar la posibilidad de mantenerse activa o seguir con su rutina habitual. Además, la falta de tiempo o apoyo en casa también puede ser un obstáculo. Antes de insistir en que se haga ejercicio, los profesionales de la salud deberían comprender realmente cómo se sienten las mujeres embarazadas y cuáles son sus preocupaciones y condiciones. Un enfoque más personalizado podría ser clave, en lugar de ofrecer una solución única para todas.

Consejos

Pueden definirse cuatro perfiles generales de mujeres embarazadas en relación con la actividad física: aquellas que ya son activas y desean continuar siéndolo durante el embarazo (perfil 1); las que eran activas, pero no planean seguir siéndolo (perfil 2); las que no realizaban ninguna actividad, pero quieren ser activas ahora (perfil 3), y las que no eran activas y no tienen intención de cambiar (perfil 4).

Cada perfil necesita un enfoque. Por ejemplo, el perfil 1 tal vez solo necesite un refuerzo o ayuda rápida, pero el perfil 2, quizás un enfoque más centrado en metas sea adecuado. Para el perfil 3 podría ser útil una charla motivacional, y el perfil 4 tal vez necesite más consejos sobre actividad física.

Además de superar obstáculos y preocupaciones, la mujer embarazada debe intentar ser práctica al introducir la actividad física en su día a día. Por ejemplo, realizar acciones como subir escaleras o tener reuniones caminando le pueden ayudar. Identificar y reconocer las actividades que ya realiza es importante, como las tareas del hogar o hacer recados, como parte de su ejercicio físico.

A veces, los mismos profesionales de la salud tienen barreras para recomendar ejercicio físico en esta etapa vital de la mujer. Las razones suelen ser la falta de capacitación, confianza, tiempo y recursos. Para facilitarles la tarea, podrían utilizar infografías, como las creadas por Reino Unido, que explican las pautas de actividad física durante el embarazo.

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