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El CNE y el resto de la sociedad

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No olvidemos: muy bien que los trapos sucios se laven en casa, pero necesitan ventilarse y secarse al sol

Más allá de un específico evento, todo proceso electoral que se haga o esté por hacer en Venezuela compromete directa y, si lo desea, exclusivamente al CNE de conformidad con la Constitución de 1999. Aguándoles el guarapo a muchos, así lo recordó recientemente el ente comicial con la vista puesta en las primarias, aunque –harto selectivo- no reclame y actualice su presencia e intervención en cualesquiera otros casos de los que están pendientes en el país, como la renovación directiva de los colegios profesionales a modo de ilustración.

De suponer inexistentes u opacos los ordinales 5 y 6 del artículo 293 constitucional, no tardaría en pronunciarse la sala respectiva del TSJ para dejar suficientemente claro el propósito cardinal del continuismo socialista.  Porque se trata de un régimen de las características consabidas, un mismo despacho se entiende con la renovación directa de los órganos de Poder Público y toda suerte de referendos que refuercen su vocación plebiscitaria, e, igualmente, con la sociedad civil a la que le da alcance por completo para imponer activa o pasivamente sus propósitos e intereses.

En el fondo, tratamos del redescubrimiento de los objetivos y estrategias que consagró y entronizó el dispositivo constituyente de 1999, en medio de la sofocante estridencia propagandística que la desbordó, incomprendida y desoída por la opinión pública aquella minoría valiente y disidente que lo fue a pesar de la enorme cuantía de los votos obtenidos. No por casualidad, el cuerpo salió rápida y pacíficamente de la materia en primera discusión (06/11/99), y, en menos de un mes, lo hizo peor y descaradamente en segunda discusión (13/11/99), votada resignada e improvisadamente por la mayoría oficialista que provocó el justificado enojo de Jorge Olavarría, retirándose del hemiciclo.

Luce obvia toda conjetura relacionada con la muy concreta selección del candidato presidencial de la unidad opositora para el día 22 de los corrientes, aunque –tratándose de un terreno sísmico, difícil y movedizo– requiere de un adecuado tratamiento táctico y estratégico canalizado por los legítimos aspirantes y sus partidos para evitar toda confusión y desaliento, extravíos individuales y tentaciones sobrevenidas. Y un compromiso semejante adquiere y adquirirá el resto de la sociedad civil organizada, concernida por las inagotables maniobras del régimen que hace más de veintitantos años le dio alcance pretendiéndola una inmensa oficina subalterna.

Inventada la excéntrica jugada de laboratorio, el referéndum sobre el Esequibo ya no encuentra una explicación mínimamente convincente para los propios seguidores de un gobierno que los quiere hacer corresponsables de sus negligencias, siendo demasiado temerario el empleo de un recurso tan delicado para intentar neutralizar a las grandes mayorías que los padece; breve digresión, aplaudimos la sustancial coincidencia del Consejo Universitario de la UCV y de la Academia Nacional de Ciencias Políticas y Jurídicas, con los planteamientos y propuestas que ha esgrimido la legítima Asamblea Nacional electa en 2015. Y, precisemos, apenas un vulgar ardid publicitario, tiene la iniciativa un exigente calibre que no se compadece con el ocurrente y acostumbrado rechazo al entonces presidente Obama sometido a la votación de los asamblearios electos en 2010, procurando estigmatizar al diputado dizque receptor de las instrucciones telefónicas, directas e inmediatas de Washington: la consulta referendaria de marras se diluirá, habida cuenta de su franca inconstitucionalidad que alguna pugna interna habrá suscitado en la bancada miraflorina.

Valga la acotación, después de las elecciones rectorales celebradas en la ciudad de Villanueva, ha cuidado muy bien el ministerio del ramo en no autorizarlas en las principales casas de estudio de una debilitada autonomía que sugiere tareas inexcusables para sus más variados gremios, principalmente el estudiantil, como pocos días atrás tuvimos ocasión de comentar Macario González y el suscrito, a propósito del papel histórico que desempeñó y desempeña toda FCU que se precie, tal como a él le correspondió en la etapa que le permitió presidir la de la ULA. Importa y mucho, el testimonio de lucha de una dirigencia, como la estudiantil, que debe celebrar independiente y anualmente sus comicios, garantizando la alternancia en la conducción de un movimiento incompatible con toda expresión totalitaria.

La Venezuela del libre sufragio constituye una bandera consustanciada con nuestra vocación republicana, extendida a una sociedad civil a la que desea emboscar el régimen con el problema esequibano, y, al mismo tiempo, frustrar toda empresa y experiencia cívica, ejemplificada por las universidades. No olvidemos: muy bien que los trapos sucios se laven en casa, pero necesitan ventilarse y secarse al sol.

@luisbarraganj

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