Alfonso Mendoza, un venezolano que emigró hace nueve meses a Barranquilla en Colombia, lo hizo atravesando más de miles de kilómetros por atajos fronterizos a través de La Guaijira a pesar que tiene un mal congénito, no tiene la mitad del cuerpo.
“Me vine como ilegal, por trocha, al igual que como también se vino mi esposa, fue rudo por la guerrilla (colombiana), y por la Guardia Nacional de Venezuela», dijo Mendoza en una entrevista con AFP.
También conocido como «Alca» contó que dejó atrás una Venezuela donde vivió una infancia díficil, fue abandonado por sus padres y su abuela lo cuidó hasta que ella falleció cuando él tenía nueve años. Con 25 años, tomó la decisión de irse a otro país para ofrecerle un mejor futuro a su pareja y a su hija que nació el 21 de septiembre en un hospital en Barranquilla.
Los tres viven en un terreno de invasión del sur de Barranquilla, en una casa de zinc y madera, al lado de una gallera. Anteriormente, se dedicaba a rapear en el país pero ahora rapea en el transporte público de la ciudad colombiana para sobrevivir por lo que un buen día puede ganar 30.000 pesos colombianos, unos 10 dólares. En cambio, un salario mensual en la desvalorizada moneda venezolana equivale a 29 dólares.
El rapero asegura que la música le salvó la vida por lo que ahora quiere recuperar de a poco lo perdido en Venezuela. Incluso repite un único mensaje: “Dios no me dio piernas, pero lo reemplazó con talentos”.
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