El chofer y secretario del poeta chileno Pablo Neruda, Manuel Araya Osorio, falleció el martes en la tarde a los 77 años de edad, después de sufrir un accidente cardiovascular el 12 de junio que derivó en un aneurisma y lo mantuvo una semana en estado crítico, informaron este miércoles familiares del escritor.
Araya, que murió en la localidad costera de San Antonio, aproximadamente 100 kilómetros al norte de la capital, fue uno de los últimos testigos clave de la causa que investiga la muerte del Premio Nobel de Literatura y una de las primeras personas en cuestionar la versión oficial que señalaba un avanzado cáncer de próstata como la causa de su muerte.
En 2011 el chofer denunció en una entrevista que asesinaron a Neruda con una inyección letal el 23 de septiembre de 1973, hecho que ocurrió 12 días después del golpe de Estado de Augusto Pinochet (1973-1990) que derrocó a su amigo y presidente Salvador Allende, y un día antes de exiliarse en México.
«Manuel Araya fue un hombre muy valiente. Le costó mucho que creyeran en su denuncia, que afortunadamente llegó a buen puerto, a manos de Eduardo Contreras, del Partido Comunista, quien presentó la primera querella (por la muerte del poeta) y de ahí derivó en la tramitación de este juicio», expresó Rodolfo Reyes, sobrino del poeta, uno de los impulsores de la investigación actual.
«La justicia ha tardado demasiado en pronunciarse»
Las declaraciones de Araya, una de las últimas personas en ver con vida al poeta, resultaron fundamentales. Y derivaron en una larga y aún inconclusa investigación que implicó la exhumación de los restos del poeta en 2013, así como el peritaje de tres paneles de expertos internacionales -el último reunido este año- para esclarecer si la muerte del diplomático y senador comunista se debió a causas naturales o intencionales.
“Neruda era un peligro para Pinochet. Acuérdense de la guerra española y de los refugiados que se llevó en el Winnipeg. A Pinochet no le interesaba que se fuera del país por ningún motivo”, dijo Araya en una rueda de prensa en febrero, cuando los peritos internacionales entregaron sus conclusiones a la ministra en visita para causas por violaciones de Derechos Humanos, Paola Plaza.
Plaza, encargada de la causa, recibió un informe sobre la bacteria hallada en 2017 en los restos del poeta, el clostridium botulinum. Pero no quiso revelar los hallazgos del estudio porque la causa está en fase de sumario. Sin embargo, la familia, que tuvo acceso al documento por ser querellante en la causa, adelantó un día antes que el documento es una prueba concluyente de que fue envenenado.
«La justicia ha tardado demasiado en pronunciarse. Necesitamos que el tribunal acelere los tiempos y no ocurra lo que está ocurriendo, que es ver morir a testigos, peritos y a personas que han impulsado la investigación», indicó la abogada del caso Elisabeth Flores.
Todavía sin conclusión sobre la muerte de Neruda
La querellante explicó también que desde que la magistrada recibió el informe pericial, la familia solo pudo tener a la vista el estudio en abril porque la magistrada mandó a transcribir y traducir el texto, «impidiendo que los abogados tuviéramos acceso para analizar el contenido completo», criticó Flores.
«En este momento estamos esperando algunas diligencias. Pero lo principal es que ya con estos resultados la ministra emita alguna resolución que permita seguir adelante para llegar a una resolución definitiva en orden a que hubo intervención de terceros en la muerte de Pablo Neruda», concluyó la abogada.
Los restos de Araya se están velando en su domicilio de San Antonio y los funerales serán mañana en una parroquia de la localidad.