¿Y si convertimos las vías férreas olvidadas en carriles exclusivos para las bicicletas? ¿Y si transformamos los comedores comunales en espacios ventilados para que también se pueda estudiar, jugar y tener mayor seguridad? Si el problema es de acceso al agua, ¿por qué no implementamos un recolector de aguas lluvias en el corazón del barrio con un diseño vanguardista, y que sirva además para proveer internet y electricidad? Estas y otras ideas surgidas en pandemia, además de evidenciar la creatividad y la capacidad de resiliencia de la sociedad latinoamericana, constituyen señales sobre la aspiración de un mejor futuro urbano, mejores ciudades, al alcance de todos.
Las políticas de aislamiento mediante cuarentenas estrictas y toques de queda para evitar aglomeraciones en las ciudades tienen una respuesta cada vez más limitada frente a la necesidad de salir a la calle en búsqueda de ingresos que no llegan al hogar, en una región donde la informalidad alcanza 54% en promedio, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Llegó la hora de buscar soluciones dentro de las propias comunidades para disfrutar las ciudades protegidos y sin aislamientos.
“¡Água!, por ejemplo, es una propuesta que comienza a marcar el escenario de las posibilidades que abre el desarrollo de sistemas descentralizados para la provisión de servicios en barrios que no se ajustan fácilmente a los rigores de las redes centrales de agua potable, electricidad y telecomunicaciones”, explica Ana María Durán Calisto, arquitecta, planificadora urbano-ambiental, investigadora y escritora ecuatoriana, al referirse a la idea del brasileño Mateus Henrique Hillebrand de instalar un mobiliario urbano multifuncional para mejorar temas urgentes en los asentamientos informales.
“Barrios que cuidan” describe una respuesta física y social gestada en los barrios populares de Lima. La idea propone una visión de largo plazo para convertir las ollas comunes en equipamientos productivos que trasciendan la emergencia y potencien el rol de las mujeres como agentes de recuperación en sus comunidades, sentando las bases de un entorno accesible, vivo e inclusivo, según explica Paula Villar Pastor, representante de esta propuesta.
“Las propuestas ofrecen cursos posibles de acción. Una manera de concebir el espacio y su articulación social, la relación con el medio natural, la infraestructura como objeto de reflexión, la forma de producir y remunerar esfuerzos; el desafío aquí es encontrar un mensaje desde lo local, en un diálogo interactivo entre programa y diseño”, señala Andrés Borthagaray, arquitecto, director para América Latina del Instituto para la Ciudad en Movimiento de Argentina, y jurado del Concurso de ideas Covid-19: nuevas oportunidades para ciudades sostenibles, organizado por CAF y la Fundación Avina.
“ERES: Espacios de Resiliencia Urbana” es un proyecto liderado por Matias Gatti González que reivindica a la calle como espacio público primario, interviniendo estratégicamente calles secundarias de barrios vulnerables que pueden ser convertidas en zonas de uso común, y hasta peatonalizadas. Aunque concebida inicialmente como respuesta a la crisis sanitaria y social, la idea contempla la posibilidad de hacer sostenibles en el tiempo las dinámicas generadas en los espacios intervenidos.
“La propuesta desplaza la centralidad habitual de la plaza y el parque para reconocer la calle como primer espacio público y como extensión de las viviendas de la clase obrera. Es precisamente en el potencial de creación de tejido comunitario y de espacios de cohabitación e intercambio productivo que el proyecto plantea una imagen futura de calles volcadas al uso de vecinos y vecinas y no de vehículos motorizados”, destaca Lorena Ruiz, doctora en sociología por la Universidad Complutense de Madrid, investigadora, docente y colaboradora en Medialab Prado de Madrid, España.
- Calidad, ahorro y tiempo en proyectos de infraestructura
- Desigualdad 4.0: a cerrar la brecha digital
- Innovación social para mejorar el acceso a agua potable en zonas rurales
- Los desafíos de la educación en pandemia
Desigualdad y exclusión en las ciudades
Antes de la pandemia, en América Latina una de cada tres familias habitaba en una vivienda inadecuada, sin dimensiones o carentes de servicios básicos para desarrollar una vida digna, y mucho menos para cumplir las estrictas normas de distanciamiento social impuestas por el covid-19. Los efectos de una crisis sin precedentes no han hecho más que profundizar problemas estructurales de desigualdad y exclusión en las ciudades latinoamericanas, por lo que urge impulsar nuevas formas de hacer ciudad y acceder a los beneficios de la urbanización.
«En medio de un contexto de severas restricciones a la movilidad y al contacto social, es muy importante reconocer y promover aquellos planteamientos de la sociedad organizada que apunten a crear de manera sostenible, desde el espacio público o las zonas de integración alternativas, entornos urbanos más productivos inclusivos y ambientalmente responsables”, afirma Pablo López, coordinador de la iniciativa Ciudades con Futuro de CAF.
Las ideas y el compromiso de las comunidades, expertos y autoridades permitirán que las ciudades encuentren en las restricciones de la crisis pequeños nichos de innovación y creatividad para trascender hacia un futuro de oportunidades.
Por Nicolás Abrew, ejecutivo principal de comunicación en CAF.
Visiones del Desarrollo es una sección promovida por CAF -banco de desarrollo de América Latina- que analiza los principales temas del desarrollo de la región. Los artículos que contiene se publican simultáneamente en los principales medios de América Latina.